Capítulo 41

Era posible que el hombre se encontrara en un estado poco consciente y eso influyera en dar tan sincera declaración. Aún si no era Alexei en su totalidad, era más bien una parte reprimida de sí mismo, su parte más animal y primitiva por así decirlo. Así es como veía su psiquis inconsciente a Adara.

La paraguaya sintió su respiración temblar y fluctuar cuando Alexei mordió para después lamer la carne sensible detrás de su oreja. Esa partecita que le envió escalofríos hasta en la punta de los dedos de su pie.

—¡Ah!—se quejó con sorpresa cuando sintió un dedo entrar en su estrecho interior sin consideración mientras el mafioso seguía mordiendo y besando sus hombros y espalda con puro deleite carnal.

Al poco tiempo agregó un dedo travieso más.

Los dedos gruesos, largos y calientes del ruso no tuvieron ninguna piedad con ella, se movieron expertamente dentro de su estrechez. Adara no tuvo más remedio que morder sus labios fuertemente para encerrar los
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