Fazio. Crucero Sovereing, de Pullmantur, Mediterráneo Occidental, 2024. -” ¡Vete a verla, solo tú, gilipollas!, ¡y ni me sigas, estúpido!”- le oí decirme antes de desaparecer, furiosa. Era la segunda vez en mi vida, y también, menos de veinticuatro horas, que una persona que no fuera mis hermanas mayores me insultaba a la cara, mandándome a la mierda, por norma general todo el mundo a mi alrededor suele ir con pies de plomo, ni se le pasa por la mente ofenderme, de la manera que sea, incluso cuando me hice pasar por Fazio Parisi, sólo por tener esta aura de seria frialdad, decisión, y peligro, hacía que, hasta mis “jefes directos”, tuvieran mucho cuidado de no cruzar ciertas líneas. Así que era hasta refrescante que la que iba a ser mi mujer, no tuviera miedo de decirme por donde me podía meter mi arrogancia. Hasta a ahora ninguna mujer que he tenido cerca, se ha mostrado abierta y sincera a mi lado, algunas simplemente me temían, y ni siquiera me miraba a la cara, mientras tenía
Fazio. Crucero Sovereing, de Pullmantur, Batía, Córcega. 2024. Un pitido en mi móvil, y años entrenamiento para estar alerta ante cualquier ruido, me hizo despertarme justos cuando ya habíamos atracado en el puerto de Batía, y antes de que despertara mi futura esposa. Durante la noche aprendí algo que me serviría más adelante, en mi matrimonio, y que me costó que apenas durmiera unas horas, despertándome en varias ocasiones con patadas, o golpes que me arrinconaban a un lado, y todo por culpa de mi inquieta compañera de cama, esta valiosa lección consistía en que cuanto más mantenía a esa salvaje bella durmiente entre mis brazos, con su cabeza pegada a mi pecho, menos se movía, e inquieta se mostraba. Tras una noche incomoda, con cierto dolor muscular en mis brazos, decidí levantarme para mirar el móvil, y evitarme otro enfrentamiento, con la beligerante cirujana, por colarme en su cama, mientras dormía. Cuando revisé mi teléfono, me di cuenta de que era un mensaje de mi cuñado
Coorah: Universidad de Oxford, Condado de Oxfordshire, Inglaterra, 2019. -” ¿Estas seguras lo que vas a hacer? ¿No tienes miedo que mi tío se entere?”- me dijo mi querida prima Kiora, la única que sabía que, desde hacía cuatro años, desde que llegué a Oxford, estudiaba dos carreras, una por vocación, medicina, y la otra para engañar a mi padre, donde desde luego, no tenía grandes notas. -” Tengo que dejar de engañarme, no puedo seguir este ritmo, necesito concentrarme en mi verdadero sueño, así que voy a abandonar la carrera de empresariales.”- le dije totalmente segura mientras me estiraba en mi cama, era madrugada en Oxford mientras que, en Sídney, de donde Kiora me llamaba, ya eran casi medio día. -” Pero si se entera el tío Lousntak, se va a enfurecer.”- me aseguró mi miedosa prima. -” Como decía la abuela, no hay recompensa, sin sacrificio, sabes que odio esa maldita tradición de que el primogénito de la familia debe llevar la herencia del grupo Bell, sobre todo porque si er
Narrador. Hospital provisional en la Pandemia, Salón de congresos IFEMA, Madrid, España, 2020. Tras la declaración de pandemia mundial a finales de 2019 y principios de 2020, muchos países se vieron abocado a abrir nuevos recursos para paliar la pandemia, este fue el caso de España, que tuvo que habilitar algunos pabellones del Salón de Congresos IFEMA, como hospitales de urgencia, tras la saturación de los servicios en todos los hospitales, para enfermos graves, y algunos pabellones, por desgracia, como Morgue, para los fallecidos. También se hizo un reciclaje del personal médico libre, y de estudiantes especialistas de último año, para no saturar a los interinos de urgencias, entre los que recibieron el reciclaje fue la interna en cirugía Coorah Bell, y otros cirujanos de otras especialidades, que o bien ya cumplían su último año de especialidad, ya era una experta especialista. Muchos de ellos fueron enviados al hospital provisional del IFEMA, justo por esta razón se produjer
Coorah. Habitación 18, de la residencia del Colegio Mayor de Oxford, Condado de Oxfordshire, 2021 -” Todo está organizado, en breve le envió la copia del contrato, doctora Bell, en cuanto al alojamiento, ¿Quiere que le reservemos plaza en el edificio que tenemos para residentes?, la pena es que no tenemos alojamientos individuales, más bien habitaciones compartidas, con zonas comunes, y la cafetería que es gratis para el personal sanitario, nos aseguraríamos de que comparta habitación con otro interino, claro está.”- me dijo la encargada de persona de área de recursos humanos del Hospital Universitario Virgen del Rocío, en Sevilla. -” No se preocupe, ya tengo el contrato de compra de una casa, está en pueblo de Dos Hermanas, cerca de Sevilla, la mudanza comenzara este fin de semana, la próxima semana me incorporo al trabajo.”- le dije con seguridad, mientras veía llegar con cara ansiosa, sudorosa, y con nerviosismos, mientras me miraba haciéndome gestos indicando a la puerta, a la
Coorah. Habitación 18, de la residencia del Colegio Mayor de Oxford, Condado de Oxfordshire, 2021. -” ¿Estás segura?”- me dijo la galesa. -” Nunca he estado más segura, ya es hora de que lo sepan todo.”- le dije. -” Pues que quiere que te diga, suerte, yo mejor me voy a comer algo, ya me cuentas después, no deseo estar en el fuego cruzado, no quiero ser un daño colateral.”- me dijo la galesa, con una sonrisa, abriendo la puerta de nuestra habitación. Justo en ese momento, dos hombres altos, de medina edad, algo rechonchos, con pelo canoso, que antes fue castaño oscuro, de ojos marrón claro, donde uno lleva gafas de vista, de pasta color negro, con trajes ejecutivos de color diferente, y ambos con una mirada seria, que hacía destacar, aún más, la relación familia que tenían, estaban parados delante de nuestra puerta, con clara intención de tocar. -” ¡Suerte!”- fue la despedida, tras saludar a esos dos hombres con una educada inclinación de cabeza, de Mabel, antes de desaparecer
Fazio. Ristorante La Sila, Little Italy, Chicago, Estados Unidos, 2023. -” Crees que la solución que te propongo acabará con el retraso en las entregas, Vico.”- le dijo en italiano Cosimo Bianchi, el hijo del capo elegido por la familia De Falco para llevar sus negocios en Chicago, a Vico Ricci, uno de los encargados de las entregas del material con que, la familia Bianchi hacía contrabando, bajo la orden de la familia De Falco. Yo por mi parte cumplía, como es natural, con la orden que, mi actual jefe Cosimo Bianchi, me ordenaba, mi misión consistía en golpear, con todas mis fuerzas, el abdomen de Vico, mientras este colgaba boca abajo del gancho que había en la nevera del fondo del restaurante, donde se suele colgar las piezas grandes de carne, para su conservación. Como siempre, en estos nueve años, desde que mi padre me envió de incognito, a conocer, servir, y ganarme la fidelidad de las familias que le eran fieles a la familia De Falco, hice mi trabajo con el máximo rigor, go
Narrador. Piso de lujo de Carlos, Arganzuela, Madrid, España, 2023. Esa mañana, como hacía, desde que llegó a trabajar al Hospital Virgen del Rocío, Coorah llegó a Madrid en el AVE, uno de los trenes de alta velocidad en España, que venía desde Sevilla, para pasar el fin de semana con su novio Carlos. Fue directa a su piso, después de coger un taxi en la estación de Atocha. Entrar fue fácil, ya que, en tras su última discusión, por la falta de interés que la australiana notaba en su novio por ella, este se disculpó entregándole una copia de la llave de su piso, para que Coorah, se diera cuenta de que confiaba en ella, que estaba comprometido en esa relación. La cuestión era que, desde que se había mudado a trabajar a Andalucía, en el sur del país, Coorah aprovechaba cada periodo libre que tenía, de más de dos días, evento que no solía ser muy habitual, sobre todo porque ella era interina, para viajar y verlo. Carlos trabajaba en Madrid, en una clínica de estética, junto a dos cir