Nina dejó salir suspiros de su boca cada vez que se acercaba a su casa. Nada le impedía llegar a esta. Deseó que el camino se hiciera más largo, ya que en menos de una hora tendría que ir a trabajar con Booke a un bar cerca del centro.
Ese día en la universidad, fue bastante estresante, tenía mucha tarea. Cuando salieron, vieron un carro muy elegante a dos calles de esta, pero no le prestaron atención.
— No estés triste. Algún día todo acabará —dijo Booke, dándole unas palmaditas en el hombro, y Nina sólo bajó la mirada.
— Esto no es vida —estaba enojada consigo misma —. Salimos de la universidad a trabajar para nuestros padres o mejor dicho, yo trabajo para ellos. Tu mamá trabaja igual que tú. —desvió la mirada, por unos segundos.
— Eso es lo de menos, sabes que si necesitas dinero sólo tienes que decírmelo —Nina asintió.
Cuando por fin llegaron a la casa de Nina. Su mejor amiga se despidió de ella, para retomar su camino hacia la suya. Nina entró a la casa con bastante calma, pero no valió mucho, sus padres la estaban esperando en la sala con cara de pocos amigos.
— Antes de irte tienes que limpiar la casa y esta vez trae más dinero que antes —dijo su madre, antes de subir las escaleras de la casa.
Nina suspiró, antes de comenzar a caminar hacia la cocina de la casa y ver platos, vasos y demás utensilios en el piso, rotos o sucios.
— ¡Tráeme una cerveza! —la voz de su padre sonó por toda la sala.
Después se puso a recoger los platos que estaban en el piso para tirarlos en el contenedor que estaba fuera de la casa. Se asustó más al ver que el mismo carro que estaba a dos calles de la universidad estaba a dos casas de la suya.
Negó con la cabeza, estaba muy estresada y se estaba imaginando cosas.
Volvió a la casa y se puso a limpiar la cocina hasta que esta estaba reluciente. Para una omega de apenas dieciocho años eran cosas muy poco vistas en la sociedad debido a que ninguna omega tiene que trabajar y estudiar para mantener a sus padres.
Cuando la cocina estaba lista dejó los utensilios a un lado y fue a su habitación a ducharse para no ir sucia al bar aunque estaba más que segura de que llegaría sucia de todas formas a la casa.
Estuvo lista en quince minutos y bajó las escaleras sin hacer ruido ya que su padre estaba durmiendo y su madre haciendo X cosa en su habitación. Salió de la casa, para encontrarse con Booke ya lista para ir hacia el lugar que les daba comida a ambas.
— Ese carro que está allí —señaló —. Es el mismo que estaba a dos calles de la universidad —Booke asintió.
— Sí, es el mismo —dijo, despacio —. Aunque, te digo que esto parece una película de esas en las que te vigilan para luego secuestrarte y vender tus órganos en el mercado negro —dramatizó, y ambas rieron.
— Sí que estás loca. Deja de ver esas películas que no te llevarán a nada —siguió riéndose.
Llegaron al bar donde trabajaban desde ya hace unos meses, desde que sus padres las habían obligado.
Ambas caminaron hacia el otro lado del mostrador para ir a cambiarse la ropa y ponerse la del local donde trabajaban.
— Hoy hay muchas personas, chicas —les dijo Max, el dueño del lugar.
— Sí, hay más que las veces anteriores —dijo Nina, mordiendo su labio.
— Esta noche será larga para ambas —dijo Booke, soltando un suspiro, mientras tomaba los pedidos al igual que Nina.
La omega se movió con gracia por el local, estaba acostumbrada a que los hombres, tanto alfa como betas y omegas le tocaran el trasero mientras pasaba cerca de ellos. Lo único que no le permitía era el invitarle a pasar la noche juntos.
Temía que alguno de esos sujetos, la usara para una aventura y luego se fuera lejos si quedaba embarazada. Las palabras bonitas no iban con ella, eso sí que no. Primero, terminaría sus estudios y luego pensaría en casarse con alguien con mucho dinero como sus padres lo tenían planeado para ella desde que tenía el uso de la razón.
El mejor postor, ese sería su esposo.
— Aquí tiene su pedidos, señores —les pasó unos bocadillos y unos vasos de cerveza a un grupo de alfas —. Disfruten.
— Lo haríamos si estuvieras con nosotros —uno de los alfas la agarró por el brazo —. Siéntate con nosotros, por favor.
— Saben que estoy trabajando —sonrió, de manera forzada —. Así que les sugiero que me dejen trabajar.
— Lo sabemos — fingió sentirse triste —. ¿Cuándo me darás la oportunidad de estar contigo?
— Cuando el cielo se caiga —se soltó, de manera divertida —. Disfruten de sus bebidas.
*****
— Dame todo el dinero —ni siquiera la había dejado entrar bien a la casa, cuando la recibió con ese maravilloso saludo.
Sacó lo que tenía en los bolsillos, mientras su madre se los arrebató de las manos.
— Esta noche has conseguido bastante —subió una ceja en su dirección y Nina asintió.
— Sí, mamá —su mandíbula se apretó más de lo usual.
— Ya vete a tu habitación —ordenó, y así obedeció.
Estaba exhausta, su cuerpo dolía como los mil demonios, fue un día en el que los clientes se habían sobrepasado con sus manos al tocar su cuerpo de forma inapropiada.
Para sólo tener dieciocho años, pasaba por muchas cosas. Pero sobre todo, sabía que debía de ser así por el resto de su vida. Sus padres por lo visto no trabajan mientras esté en la casa y tenga que mantenerlos a ambos.
Suspiró con agonía y cansancio para quitarse la ropa y darse un baño. Una vez que estuvo con su pijama lista, se lanzó prácticamente en la cama y cerró los ojos para luego caer en un sueño del que jamás pudiese despertar.
Nina se levantó de la cama, después que su padre tocó la puerta de su habitación con mucha exigencia, para que le hiciera el desayuno. Se lavó los dientes, bajó las escaleras aún en pijama, ya que por lo visto y oído, su padre estaba que echaba humo hasta por el trasero y ella no sabe porqué.
Abrió la despensa con algo de nerviosismo. Esa semana ella no había tenido el tiempo necesario para hacer la compra que siempre hace con el poco dinero que se queda después de un largo día de trabajo.
No es estúpida como para quedarse con ese dinero, el dinero se lo da a Booke.
Cuando vio que había algo decente en la despensa festejó en silencio, pero fue interrumpida por el sonido del timbre.
— ¡Nina, ve a abrir la puerta! —gritó su madre.
— ¡Le estoy haciendo el desayuno a papá! ¡Y estoy en ropa interior! —mintió.
— ¡Eso no me importa! ¡Ve y ábrela! —gritó otra vez, y sólo pudo patear el piso.
Fue hacia la puerta a regañadientes. Sólo a sus padres se les ocurre mandar a su hija a abrir la puerta en ropa interior sin saber si puede ser un acosador. Rió, al tener esos pensamientos tan idiotas en su mente. Pero sin tan sólo ella supiera.
Abrió la puerta y sus ojos se abrieron como platos al ver a ese hombre tan fuerte y lleno de un aura que solo un alfa de alto rango puede tener.
Sólo que su olor era muy diferente a los alfas… parecía ser un omega.
— Si hubiese sabido que me recibirías de esta forma, hubiese venido antes —su voz sonó ronca, y la omega se sonrojó.
— ¿Qué necesita, señor? —preguntó, aún con sus mejillas sonrojadas.
— Lo que necesito lo tengo junto frente de mí —respondió, con voz seductora.
— Es en serio, señor, mis padres se pueden enojar conmigo si no regreso —susurró.
— Entonces diles que Luca Peter está aquí —la miró, de arriba hacia abajo, y ella sintió que iba a explotar de lo caliente que su cuerpo comenzaba a sentirse.
— Está bien. Pase, señor Peter —se hizo a un lado.
Luca dejó que lo guiara hasta donde estaban sus padres en el comedor esperando con cara de pocos amigos su comida que había olvidado en hacerle.
Cuando vieron que Nina entraba al comedor con Luca, cambiaron radicalmente su rostro a una sonrisa fingida que hasta en la China se notó.
— Luca Peter, es un gusto verlo por aquí —dijo Robín, y Nina lo miró raro, ya que no sabía que su padre conociera a ese hombre.
— Sí, también es un gusto —respondió, con la misma sonrisa que Robín había hecho.
— Me imagino que vino por lo que hablamos ayer —habló Maura, Luca asintió antes de mirar a la omega que aún no se había marchado.
— Sí, es por eso, pero es mejor que lo hablemos a solas, sin que su hija nos escuche.
— Vete a tu habitacion, Nina, y no salgas hasta que yo te lo diga —ordenó Maura, y ella asintió, antes de darse la vuelta e ir a su habitación.
Luca cuando vio cómo se marchaba y no pudo evitar ver como el trasero de esta se movía mientras corría escaleras arribas.
— Bien, aquí está el contrato, sólo deben firmar y Nina es mía cuando yo decida llevármela —dijo, sin rodeos, y Robín levantó una ceja.
— Así nada más, se llevará a mi hija —farfulló, con voz cínica.
— ¿Ahora es su hija? ¿Después de que me la vendieran como si fuera mercancía barata? —preguntó, de manera irónica —. Por favor, señores, sabemos que a ustedes lo único que les importaba era el dinero que les traía a la casa después de trabajar y cuando no lo hacía la maltrataban.
— ¿Qué más da? Es mucho dinero lo que nos vas a pagar por cuidarla por un tiempo —Maura firmó, sin leerlo.
— Tienes razón —Robín también firmó.
— Espero que no le digan a Nina quien soy —les recordó —. Porque de lo contrario me veré obligado a cancelar nuestro contrato —los miró, con la típica mirada que siempre hacía cuando algo que no le agradaba, y eso eran ellos.
— Por mi parte esa inservible no sabrá nada.
— Eso espero. Porque si me llego a enterar de algo que le paso algo a Nina habrá problemas —sonó serio —. Si Nina pregunta díganle que soy su primo tío o qué sé yo —se dirigió a la puerta.
— Sí, ella no sabrá nada — Luca asintió, antes de irse de esa casa.
Nina observó, cómo el carro de Luca se perdía en el camino y eso le extrañó bastante ya que era el mismo carro que toda la semana había visto cerca de la universidad.
Actualidad.— ¡Nina! ¡Levántate de esa maldita cama en este instante! —gritó su padre, del otro lado de la puerta.Típico de su vida, sólo la trataban bien cuando les convenía, lo cual sucedía cuando, Luca —su primo nuevo— estaba cerca.Se levantó de la cama con algo de pesadez en su cuerpo, pero sobre todo con cansancio, ya que la noche anterior tuvo que limpiar la casa, de arriba hacia abajo, por qué ese día Luca iba a visitarlos.Se había levantado con todos los cables mal puestos y la única persona que podía ponerlos en su lugar era su mejor amiga, la cual se había ido con ese hombre. Bueno, no se fue con ese hombre, la obligaron a irse con él que es otra cosa.Salió de su habitación y caminó por el pasillo de las habitaciones hasta llegar a las escaleras y las comenzó a bajar lentamente. Llegó a donde estaba su padre sentado, ya sabía lo que se avecinaba.— Aquí estoy, papá —susurró, colocándose en frente.— Luca vie
Luca se encontraba en su despacho revisando unos papeles de suma importancia. Sabía que ser un omega tiene sus sacrificios, pero más aún cuando tienes el rango más alto y lo compartes con alguien de tu familia.Pero por otro lado, estaba más que feliz porque al fin tenía a Nina con él, después de años…— ¡Luca, hay una araña en mi habitación, mátala! —el grito de la omega se escuchó por el pasillo hasta donde estaba, antes de que entrara en el despacho. — No llevas mucho tiempo aquí —comenzó a decirle —. Y esta es la tercera vez en el día que me dices lo mismo —rodó los ojos.— Es que es verdad, es así de grande —abrió los brazos —. Vamos, ven, y si ya no está allí te juro que ya no te molesto —hizo un puchero que él se encontró muy tierno. — Está bien, esta es la última vez que subo —bufó. Nina chilló, con emoción cuando la siguió hacia su gran habitación. Él dejó que ella se colocara delante para mirarle el trasero q
— ¡Luca, me lastimas! —se removió para que la soltará, mientras el omega la sujetaba de la muñeca de forma brusca. — ¡Ya cállate! ¡Si sigues así te partiré la boca! —gritó él, de vuelta bastante furioso.— ¡Pero yo no hice nada! ¡Solo quería ver a Booke!— ¡Me vale una mierda! —la empujó a la habitación de ella —. Ya me tienes hasta las bolas hinchadas con tus malditas ocurrencias, ya no te soporto — eso ya se estaba saliendo de control —. He intentado llevarme bien contigo durante estos años y tú siempre vives cagando mi vida.— Es que tú siempre tienes la culpa de todo, no yo —masculló.— Tú nunca haces el intento de hacerlo conmigo —se pasó las manos por el cabello.— ¡Es que no te soporto! —levantó la voz — ¡Eres lo peor que me ha pasado! Yo no quería vivir aquí contigo, no me gusta lo que estoy comenzando a sentir por ti —. Su voz se perdió con lo último que dijo. — ¿Qué dijiste? —se hizo el tonto, pero sabiendo que
Luca comenzó a caminar hacia la habitación de Nina, sin ser consciente de su estado actual, solo caminaba con un solo pensamiento que tenía en la cabeza.Cuando llegó a su destino abrió la puerta sin tocar, entró sin ningún contratiempo.En el momento que llegó hacia donde se encontraba, se lanzó prácticamente sobre ella, arrinconándola entre la cama y su cuerpo para que no pudiera moverse por más que quisiera hacerlo. Esa omega sería suya esta noche.Nina se sentía tan sofocante y más aún debido al peso que tenía sobre su cuerpo.— Luca, ¿Qué estás haciendo? —se sentía sofocante. — Estoy haciendo lo que debí de hacer desde hace mucho tiempo —susurró, acercándose más allá de sus labios.— Ya quítate por favor. No me gusta esto —pidió nerviosa —. Además, estás caliente —comenzó a decir, pero sus palabras se quedaron en el aire.— Y quiero hacerte mía —omitió sus palabras —. Concédeme esta noche —murmuró, aun encima de sus l
Nina despertó por sentir un peso en su pecho, bajó un poco la mirada y se encontró con la cabellera rizada de Luca.Aún tenía sus brazos en su cuerpo abrazándola posesivamente, mientras que ella tenía sus brazos en los hombros de él.Suspiró con gran nostalgia antes de pasar sus dedos, por el cuero cabelludo de este, hasta la puntas rizadas. No podía creer lo que hizo con su primo, todo era una locura total, se salió de sus manos.No se atrevió a negar que desde hace más de tres años o mejor dicho desde que vio a su primo entrar por la puerta, sintió algo moverse dentro de ella. Algo que jamás había sentido con nadie.Era el primero en todo: su primer amor, su primer beso y su primera vez. La noche anterior la disfrutó más de lo que debería.Mandó todo al diablo, su cuerpo habló por
Días más tarde, llegaron al sitio que tanto Nina deseaba conocer debido a que sólo los omegas dominaban esa pequeña parte del mundo. Quiso darse el lujo de seguir explorando más el lugar, pero los besos que le daba su fabuloso primo no le permitieron pensar con claridad. Ese país sólo estaba lleno de omegas, los alfas no se podían ver por ningún lado y a decir verdad ya le estaba gustando mucho ese sitio.— Espero que este país tenga buenas universidades para poder terminar de estudiar mi último año —dijo Nina, cuando entraron a la enorme casa de Luca —, ¿Crees que sea posible terminar mis estudios?— Sí, ya hice todos los trámites para que puedas iniciar en una semana si lo deseas —dejó las maletas en la entrada —. Le pedí a tus padres los documentos necesarios para que no se te complique el que te convaliden las asignaturas… — Nina lo abrazó, de imprevisto —. No me esperaba esto.— Estoy muy feliz de que te tomaras el tiempo de hacer esto po
— Es un amigo que conocí en el parque que está a unas calles de aquí —puso sus manos detrás de su espalda —. No veo nada de malo en conocer a más personas, ¿Eso es un problema?— No, solamente no te confíes mucho de las personas de por aquí si eres nueva —se pasó una mano por el cabello —. Quise venir temprano para llevarte a comer algo, pero por lo visto ya tienes todo arreglado —volvíó a tomar las llaves —. Regresaré a trabajar, cuídate y no hagas nada estupido a menos que sepas lo que estás haciendo.— Luca —lo llamó, pero este cerró la puerta.La relación entre ambos se mantuvo fría, el omega le dio su espacio en todo lo que le pedía. No se metió con ella y mucho menos se colocaba en su habitación para obligarla a tener sexo como las veces anteriores. Por su parte, el omega le compró sin decirle una sola palabra todo lo que ella deseaba para que pudiese estudiar sin ningún problema. Su trabajo estaba acabando con su tiempo que ni siquiera
Nina estaba haciendo las tareas cuando escuchó el auto de Luca entrar a la cochera. Estaba esperándolo por si tenía que hacer de comer, debido a que no había nadie en la casa y este no le dejó ningún tipo de instrucciones para que ella pudiese hacerle algo. Su respuesta llegó en el momento que este entró con unas bolsas de comida china. Se puso de pie para recibirlo y tratar de hacer las cosas bien entre ambos, pero recordó que tenía que mantener distancia entre ambos. Debido a que, se había planteado el conocer a más personas y que esté hiciera lo mismo. —Traje la comida —. Levantó las bolsas —, ¿Qué tal te fue?—Todo bien hasta el momento —agarró las bolsas —. Si deseas, puedes ir y quitarte la ropa o darte un baño en lo que sirvo esto. — De acuerdo —quitó el nudo de la corbata —. Espero que no te importe mucho el que haya llegado a esta hora, estaba haciendo algo de trabajo extra. —No, es tu trabajo y lo entiendo —se dio la vuelta