Cuando Amine cortó la llamada se pasó la mano por la cabeza con preocupación.—Esta chiquilla me va a matar de la preocupación —expresó con frustración.Alzó el teléfono y llamó a su jefe de seguridad.—¿Pudiste rastrear la llamada de Amine? —interrogó."Fue muy rápido, muy poco tiempo para poder rastrearla" Ader suspiró de impotencia.—Por lo que hablamos, es muy probable que se encuentre en Nueva York, de allí son originarios los Bellomo ¡Encuéntralos!Cortó la llamada y se recostó de la silla.—¿¡Qué diablos hiciste papá?! —exclamó y como si el hombre hubiera conectado con él, el teléfono repicó con su llamada."Aló, Ader ¿Cómo está? ¿Dónde está tu hermana?", escuchó decir al otro lado de la línea, "la he estado llamando y no me responde".—¡Se escapó! Huyó de casa junto con mi prometida."¿Cómo pudiste dejarla escapar? ¿Sabes lo que eso significa? Te dije que era de vida o muerte que protegieras a Amine, tú sabes en la posición que estamos, somos unos políticos importantes y el pe
—¡Porque es mi hijo! Espero que no tengas la menor duda de mi vínculo con él —pronunció Ader con seriedad.Su padre se quedó sin palabras, tratando de procesar que el pequeño si era su nieto, era innegable el parecido entre Ader y él, por su parte, Harrison lo miraba con una expresión de confusión.—¿Quién es él? —preguntó el pequeño con curiosidad.Sin embargo, no hizo ningún movimiento para acercarse al hombre porque su presencia le producía inquietud, a pesar de su corta edad, había aprendido a detectar las intenciones de las personas y las que sentía de ese señor frente a él, no eran buenas, por eso frunció el ceño desconcertado.Eder se acercó a su nieto, extendiendo su mano hacia él. —Hola, soy tu abuelo ¿Cómo te llamas? —interrogó.Harrison miró a su padre con una expresión temerosa, y Ader lo comprendió perfectamente, sabía que su hijo no se sentía cómodo y no quería estar allí.—Hijo, si quieres puedes ir a jugar un rato, mientras hablo con tu abuelo.El niño pareció dudar p
—Epa hombre, ve y busca tu propia chica, a esta la encontré yo y es mía, no voy a dejar que me la quites, ¡Así que apártate! —dijo el hombre tomando a Amine por la cintura y halándola hacia él.—¡Quítale las manos de encima! No te lo vuelvo a repetir—expresó Loras en tono amenazador, y apretando los dientes.Amine se quedó viéndolo con sorpresa, no entendía su actitud, no y qué ella no le importaba, entonces que hacía allí, comportándose como un macho alfa, se preguntó sin poder contener su irritación.—¡No se las voy a quitar! Si eres tan alzado ven y quítamelas tú —pronunció el hombre con desprecio.—Que conste que así lo quisiste y yo no amenazo en vano —pronunció, alzó un puño y se lo metió por la nariz, segundos después el hombre cayó de largo a largo en el suelo, provocando que todos se apartaran asustados —¿Qué diablo le hiciste? ¡Eres un bruto! —le peleó Amine.—Te estaba defendiendo porque él te estaba fastidiando, deberías estarme agradecida.—¡Era mi admirador! —protestó e
Loras se despertó sin abrir los ojos, se estiró con una sonrisa, y al recordar lo ocurrido no pudo contener la profunda emoción que lo embargó, su corazón palpitó tan acelerado en su pecho que tenía la impresión que se saldría en cualquier momento.Extendió su mano buscando a la mujer causante de todas esas maravillosas sensaciones, pero al hacerlo no la encontró, abrió los ojos sobresaltado y se incorporó en la cama, al no verla se levantó de un salto, la buscó en la ducha, en el balcón, pero no la encontró.Salió al salón, la buscó en el gimnasio, por todas partes, mientras no dejaba de llamarla.—¡Amine! —exclamó sintiéndose nervioso cada vez más con su silencio, mientras pensaba en lo peor—, ella no puede haberse ido —pronunció en voz alta.Luego de revisar por todas partes, regresó a la habitación donde vio un papel que se había caído en el piso, lo recogió y leyó una nota que había escrito con labial.“Gracias por ser mi primera vez, te diría que fue una noche extraordinaria, pe
—Amigo, quizás ahora no sea el más idóneo para ser objetivo, porque no quiero que Ader resulte culpable por ser el hermano de Amine. Emma, ¿Tú lo conociste? ¿Qué te pareció? ¿Es confiable?—Es un hombre voluntarioso, recio, hasta un poco siniestro, yo le temía, mostraba una profunda amargura, como si odiara a todos, en especial al género femenino, no sé qué tan malo pueda ser… no quiero juzgar sin tener pruebas, lo hice una vez con mi padre y ustedes ya saben que ocurría realmente —pronunció con un suspiro.Loras se quedó en silencio sin saber qué hacer porque la situación era mucho más grave de lo que había imaginado. Amine había sido secuestrada y todo parecía estar conectado con los oscuros asuntos que rodeaban a los Bellomo con los Leibans, le preocupaba que estuviera asustada, preocupada, aunque realmente, por más que intentara imaginarla, siempre la veía como una chica fuerte y decidida.Se pasó una mano por el cabello, intentando organizar sus pensamientos mientras miraba fijam
Se alejó mientras el hombre yacía en el suelo, semiinconsciente por los fuertes golpes que le había propinado Amine con sus botas. Jadeando y dolorido, intentó ponerse en pie, pero Amine estaba preparada. Se lanzó hacia él con una agilidad asombrosa, pateándolo en el costado con fuerza. El hombre gimió de dolor y se retorció en el suelo.—No te equivoques, no soy una muñequita asustada —dijo Amine con desprecio—. Soy alguien que sabe muy bien cómo cuidarse.El hombre intentó alcanzar su navaja que había caído al suelo durante el forcejeo, pero Amine fue más rápida. Le pisó la mano con una bota y luego con la otra chutó la navaja lejos de su alcance.—Creo que ya no la necesitas, ¡Imbécil! —murmuró con una sonrisa fría.El hombre la miró con mezcla de dolor, furia y hasta un poco de temor. Estaba claro que subestimar a Amine había sido un error monumental.Ella se mantuvo alerta, consciente de que podían llegar más de sus secuaces en cualquier momento.—Y sabes qué, ya me aburrí de ha
La chica, que había estado forcejeando con sus secuestradores, aprovechó la distracción provocada por la presencia de los otros y le dio una patada al que la sostenía en la entrepierna, haciéndolo chillar de dolor y al otro le dio un codazo por la nariz de donde enseguida comenzó a salir sangre, para luego correr hacia su hermano, momento que aprovechó Justin para dispararle con rapidez en las manos a los otros dos secuestradores.Al final, entre él y Loras, lograron desarmarlos, y los echó boca abajo mientras esperaba a las autoridades llegar.—¡Llegaron tarde! —cuestionó Amine con una expresión de molestia—, debí hacerme cargo yo sola de esos desgraciados.—¡Eres una malagradecida! —exclamó su hermano Ader, aunque la sonrisa en su rostro denotaba que estaba contenta de ver a su hermana sana y salva.Mientras Amine lo abrazaba y se aferraba a él por la emoción de verlo.—Ya estás a salvo, Amine. No volverán a hacerte daño —le prometió Ader mientras la abrazaba con fuerza—, además, te
Ader sintió como si su mundo se hubiera detenido. La posibilidad de perder a su hijo y a la mujer que amaba lo aterrorizaba. Miró a todos, buscando alguna señal de esperanza, pero lo que encontró en sus ojos era el mismo miedo que sentía él.Se aferró al teléfono con fuerza, hasta que sus nudillos se pusieron blancos, como si pudiera encontrar alguna respuesta allí.—¿Y los demás? —preguntó Loras con preocupación.—No tenemos información precisa, señor Loras. La policía, junto con el cuerpo de bomberos, está investigando en este momento, pero por lo que sabemos, hay algunas personas heridas y otros muertos —respondió el hombre del otro lado de la línea.Ader sintió una rabia intensa, miedo y al mismo tiempo una impotencia que lo paralizaba. ¿Quién podría haber provocado algo así? Necesitaba regresar a Los Ángeles de inmediato y averiguarlo.—Tengo que ir —dijo con determinación—. Debo averiguar qué pasó y si mi hijo y Aimé están bien —articuló con un hilo de voz.—Nosotros te acompaña