La mujer que había visto hace poco porque me disparó desde afuera del edificio, me observa sonriente mientras yo siento que en cualquier momento moriré y no hay que pueda salvarme.
‘Arnold, te salvé de la muerte, ¿Por qué no haces lo mismo cuando tú has causado que esté en esta situación.’ Me digo mentalmente.No sé qué decir y que ella no me vea como una mujer hipócrita, porque me vio cenando con su prometido en una mesa donde no había alguien más justamente el día de su cumpleaños.— Shelvy, ¿Cómo estás?— Vaya, eres tonta o muy osada para llamarme como si fuéramos cercanas.— Lo siento si te he ofendido, pero, no sé su apellido y si quiere que la llame señorita, señora o de alguna otra forma. — digo angustiada.— Puedes llamarme señora Krick, aLo reconozco, me causa malestar lo que estoy viendo y de cierta forma, me siento traicionada, pero, rápidamente me doy varias bofetadas mentales, porque no debo darle ese tipo de importancia a Arnold Krick.‘Recuerda que quieres salir de su vida.’ Me digo mentalmente.Sé que es eso lo que quiero y que es lo mejor, pero, no me agrada en lo absoluto que me haya prometido hace poco una eternidad juntos y que después de eso se atreviera a besar a otra mujer delante de mí, eso es malditamente molesto.— ¿Por qué me dejaste, Krick? ¿Por qué me hiciste algo tan terrible dejándome en el altar? ¿Acaso no te importa que tu mujer haya quedado en ridículo? — pregunta Shelvy herida.— Sí, es verdad.— Oh, que bueno que hayas comprendido tu error. — dice ella recibiendo una nueva arma de uno de sus escoltas.— Es cierto que no me importa
Me quedo completamente congelada ante lo que veo, Arnold, se limpia la sangre que ha caído en su rompa con mucho asco y yo tensiono mi cuerpo ante la crueldad de su acto con la mujer que aunque lo amaba de forma tóxica, no merecía algo así.— Sin duda, si quieres que las cosas salgan bien, debes encargarte tú mismo. — dice Arnold con desagrado.— Lo sentimos, señor Krick.— No quiero que me pidan disculpas, quiero que dejen de ser unos completos idiotas y que por fin hagan las cosas bien, maldita sea. — dice Arnold con molestia.El hombre que por breves momentos pensé que sería agradable, se acerca a mí y yo tiemblo, porque si fue capaz de tratar a una mujer así cuando tienen cinco años de historia, conmigo todo puede ser peor.‘Debes calmarte, Eva. Este hombre no es alguien con el que puedes lidiar fácilmente si lo haces enojar.’ Me
Lo reconozco, no le di a mi mano la orden de golpearlo, porque ni siquiera pensé en hacerlo cuando ya tenía Arnold la marca de mi mano en su rostro debido a la fuerza con la que lo he golpeado, pero, en mi defensa, su descaro pasó cualquier limite que tenía.— Eva…— No te atrevas a mentirme de forma tan descarada cuando solo soy un maldito juguete que desecharas en cinco años.— ¿Cuál es tu desespero por compararte con esa mujer que solo me interesó sexualmente?— ¡No estoy desesperada! Lo que siento es molestia porque jugaste con una mujer al punto de volverla así de inestable. — digo con enojo.Arnold suspira profundo y yo agradezco mentalmente que no me golpee, cuando es evidente que yo también pasé un límite al golpearlo en el rostro.— ¿Acaso es mi maldita culpa que haya estado loca?— Cualquier muj
¿Por qué tiene que pasarme esto a mí? ¿Por qué razón debe obsesionarse un desquiciado como Arnold? ¿Acaso era complicado, imposible o demasiado pedir ser una chica invisible para hombres como él durante el resto de mi vida?No entiendo que tipo de karma estoy pagando para tener este tipo de obsesión que yo no he pedido. Pero aquí me encuentro, frente a un hombre que actúa como la mujer que hace poco describió como molesta.— Quiero eso para hoy mismo. — dice Arnold.— Sí, señor Krick.— ¿Por qué me haces esto?— Estabas molesta porque te traté como ellas, entonces, te daré algo que nunca le he dado a alguien: matrimonio.— ¡Dame libertad! Eso es lo que quiero.— No, porque entonces te trataría como ellas: las follaba y después las desechaba.‘Es justame
Una burla, eso soy para ellos, una maldita burla porque sabiendo que no tengo una ruta de escape, me hacen tener un rayo de esperanza cuando incluso eso me han robado, dejándome en esta solitaria lucha donde no podré marcharme con vida.Por eso, me dejo caer en el suelo donde lloro desconsoladamente por mi destino, hasta que Arnold sin importarle mi enojo me lleva de regreso a la cama, donde le lanzo todo lo que encuentro a mi alrededor.‘Este desgraciado.’ Me digo mentalmente.— Debes calmarte, porque no importa lo que hagas, te quedarás aquí conmigo y durar todo ese tiempo haciendo rabietas, no va a ayudarte en lo absoluto, querida.— ¡Nada va a ayudarme! ¡¿De qué me sirve estar calmada si me tratarás como tu juguete sexual hasta que te aburras de mí y muera?! — grito enojada.Arnold, lastima mi pie intentando calmarme y yo ahogo un grito de dolor mientras sie
Días despuésSolo me he quedado donde me dicen, no sé qué sucede a mi alrededor, solo finjo que mi pie duele más de lo normal, para quedarme en cama mirando como la vida misma pasa frente a mí sin que pueda hacer algo al respecto.Arnold se queja por como tomo las cosas, pero, me importa poco lo que él pueda pensar o hacer cuando solo soy una prisionera lidiando con el robo de libertad que nunca más me será dado.— Eva, debemos marcharnos. — dice Arnold y yo me levanto de la cama y me siento en la silla de ruedas que no necesito, pero, ni siquiera tengo interés por caminar, así que, la uso.— Señor Krick, los Leone vinieron a causar problemas.— ¡¿Tan rápido?! — grita Arnold enojado y yo sonrío.— Me alegra que te estén llegando las consecuencias de tus actos imprudentes. — digo sonriente.&
Arnold está enojado, pero poco me importa lo que él sienta, ya que, yo he estado enojada con él durante todo este tiempo y no le ha importado en lo absoluto.— ¿Qué vas a hacerme por intentar escapar? ¿Piensas golpearme o tirarme con ellos?— Deja de ser una perra traidora.— ¿Por qué llamas traición esto si nunca te he dicho que estoy de acuerdo con la vida que me estás dando?Arnold suspira profundo, la paciencia se le ha agotado y por eso, camina conmigo hasta encontrar la puerta que nos lleva a un patio completamente enrejado.— Contigo hablaré después de esto.— No hay algo que hablar, Arnold. Yo no quiero estar contigo y por eso, buscaré cualquier oportunidad que tenga para dejarte.— Está bien, hazlo. Pero, te aseguro que con ellos no duras tantas semanas con vida, porque ellos solo van a quererte porque me interesas. Así que, utiliza un poco tu inteligencia, Eva. Porque dudo que esos bastardos tengan la paciencia que yo te he tenido. — dice él saltando para aferrarse a las rej
Es entonces que pienso en todo el sufrimiento que he experimentado, las noches sin dormir, el estrés y miedo vivido por no saber cuándo la muerte vendrá por culpa de sus negocios ilegales y su terrible forma de tratar a las personas.‘Deberías dejarlo aquí. Que lo asesinen y tú sigue con tu vida como puedas.’ Me dice mi mente.— ¡Eva, no te atrevas a dejarme, maldita sea! — grita Arnold.— Yo…— ¡No me hagas esto, maldita sea! — grita Arnold y yo reacciono quitándome el cinturón e incluso mi ropa para amarrarlo a la antena metálica y así, hacer una cuerda improvisada para que Arnold suba.— ¡Sabía que ibas a traicionarme, maldita sea! ¡Que tonto he sido! — dice él mientras ato todo.Así que, antes que diga algo más, lanzo la cuerda improvisada y me asomo, temiendo que sea m