Me quedo en silencio, tal parece que no miente con lo que me está diciendo, después de todo, ¿Qué ganaría haciéndolo si solo es él quien se lastima? Es eso lo que me muestra en esa mirada dura con la que castiga a todos.— ¿Por qué no te trataban bien?— Era la orden de mi padre, nadie podía ser bueno conmigo porque eso me dañaría, él necesitaba tener una máquina para matar y por eso, no perdonaba que me secuestraran cuando tenía cuatro años, porque yo no podía permitirlo.— Eso es terrorífico. — digo angustiada ante la pequeña posibilidad de una crianza de esa forma.— Nadie fuera de este mundo se acostumbraría a algo así, ni siquiera sobreviviría, pero en mi familia es un entrenamiento común, por eso es normal que nadie trate bien a otros, con respeto sí, pero, no con cariño y eso es lo que busco en ti. — dice observándome fijamente como si me suplicara que me quedara.Entiendo su punto, quiere lo que nunca ha obtenido pero, no puedo simplemente darle todo lo que quiere por una naci
Quiero decirle que no le tengo miedo a sus amenazas, que no me importa en lo absoluto un encierro más o uno menos, pero, la tentación es grande, porque el desgraciado es un completo bombón, de ese que uno no sabe la marca pero sabe que será sabroso al comerlo.Por eso, no quiero estar cerca de él, porque su cuerpo aunque tiene tantas cicatrices, es musculoso, caliente y huele bien, sus facciones, aunque se ven tiernas, hacen un contraste con la oscuridad y perversión en su mirada, esa que me hace temblar pero de una forma extraña.— Si haces algo así, huiré. — le advierto.— Hazlo, pero quiero que comprendas algo: si corres te perseguiré y entonces cuando te atrape, no seré gentil contigo. Implorarás que sea menos rudo, pero te demostraré que lo segundo en que soy bueno es sometiendo, sobre todo si es con mi cuerpo. — dice él observándome de una forma que me hace latir frenéticamente mi corazón.— Tú no serías capaz de eso.— Si no me crees, desactivaré toda la seguridad en la casa y
Mi vida cambió y no tengo alguna idea sobre lo que debería o no hacer en una casa que es más grande que los restaurantes en los que he trabajado. Pero a Arnold no parece importarle lo que haga y la casa tampoco, ya que no me ha mostrado armas.Por eso, estoy en la cocina preparándome un café mientras observo una despensa donde hay todo tipo de comida, pero, nadie prepara algo aquí, por lo menos, no alguien humano.— ¿Desea algo señora Krick? — pregunta el robot más alto que yo.— No, estoy bien.— ¿Has despertado? Pensé que dormirías hasta el mediodía.— No me agrada perder el tiempo durmiendo cuando puedo usarlo para trabajar.— Eva, ya no necesitas trabajar, recuerda que eres la esposa del jefe de la mafia.— ¿Desde cuándo lo soy?— Sabes perfectamente desde cuando lo eres.— Yo no me he casado y…— Si eso es lo que te preocupa, podemos hacer la ceremonia hoy mismo.‘Cállate, Eva. Lo estás empeorando.’ Me digo mentalmente.— Quiero trabajar, estoy acostumbrada a trabajar antes de co
Debería decirle que no es verdad, que no se atreva a decir algo que no es así, pero, ahora mismo me siento eclipsada. Es como si no fuera yo la que tomara el control de mi cuerpo, si no, alguien más.Porque ahora solo puedo gemir ante unas sensaciones extrañas que en el pasado no había sentido y me arrepiento que no fuera así. Porque aunque no soy virgen, lo que experimenté antes con mi anterior pareja sexual, no se compara con lo que siento ahora solo por unos besos en mis pechos y como él succiona de una forma extraña que aunque no es común para mí, no me hace sentir incomoda, si no, caliente.‘Parece todo un maestro en lo que hace y debe serlo, este hombre como todo jefe de la mafia debe tener más mujeres que los días del año.’ Me quejo mentalmente y es eso lo que me hace alejarlo.— Detente.— Dime el precio por besar tus labios, tengo suf
El calor es evidente, porque este hombre no es feo, su cuerpo es musculoso, su mirada que muestra peligro y su aura maligna lo hace clasificar como el chico malo con el que uno quisiera relacionarse al menos una vez en la vida.Pero, él es un peligro mucho mayor del que puedo tolerar y su seguridad, me hace ser consciente que en este juego de seducción no puedo entrar porque su seguridad podría doblegarme y sin darme cuenta someterme a algo que confirmaría mi derrota.‘El miedo mío no es tener sexo con él, si no, someterme al sexo con un hombre que tiene muchas mujeres.’ Me digo mentalmente.— Si tanto deseas tener sexo puedes traer a una de tus mujeres, así calmas tu necesidad. — digo intentando cerrar las piernas.Pero una cosa es lo que pienso y otra es lo que realmente sucede, ya que, mis piernas no se mueven siquiera un poco.— ¿Por qué tienes tanto deseo que ot
Su pecho se mueve debido a la respiración agitada, su mano y polla tiene su semen y sus labios se muestran hinchados por los besos que nos hemos dado, sus ojos, me observan con cierta satisfacción y yo no soy capaz de dejar de recorrer su cuerpo con mi mirada, porque cada pequeño detalle parece salido de una escultura erótica, porque eso es Arnold Krick, un modelo erótico del que uno no puede simplemente ignorarlo.‘No debes pensar en él, eres una mujer con muchas obligaciones, debes concentrarte en tu trabajo para continuar con tu vida, no en esto.’ me regaño mentalmente, pero, seria actuar como tonta si digo que no estoy disfrutando esto.— ¿Te gustó el espectáculo? — pregunta Arnold.— ¿Por qué me haces esto? esta no es una forma de recompensar a quien te ha salvado. — digo molesta y él acerca su mano limpia a mi rostro, pero yo lo alejo co
El miedo por lo que pueda suceder, hace que mi corazón se acelere frenéticamente, porque aunque sé que sus palabras son peligrosas, tal parece que ese peligro me interesa, es como si quisiera de forma curiosa saber que es capaz de hacer.— Entonces esto fue una trampa.— Sí.— Arnold, ¿no te da vergüenza reconocer algo así?— No, porque así puedo tenerte conmigo y es lo que importa. — dice él besando mi pecho de tal forma que calienta mi cuerpo.Pero, Arnold no me suelta. El hombre desconocido que no es capaz de soltarme, me observa con tanto deseo aunque recientemente ha tenido un orgasmo.‘Dudo que eso sea suficiente para él.’ Me digo mentalmente.— Arnold, así no vas a conquistarme. — digo con seriedad.— Bueno, es un riesgo que se debe correr. — dice Arnold listo para besarme.— Espera un m
Nunca había experimentado el dolor de recibir un disparo, porque lo más peligroso en lo que he trabajado es en atención al cliente. Por eso, quizás es que siento que este dolor va a acabar con mi existencia.Pero, dudo que acabe tan rápido como lo hará experimentar Arnold al hombre que dijo que este lugar era blindado. Angustiada, observo a Arnold quien no se bloquea siquiera un momento y por eso, saca su arma y sin dudarlo, dispara mientras me aleja del lugar.— ¡Esto lo van a pagar todos, grandes inútiles!— Señor… le aseguro que…Arnold no lo deja terminar la oración y de inmediato le dispara en ambas piernas, aunque dudo que ese sea el final que tenga para él. — Pudiste tener una muerte natural, pero optaste por cometer el error más grande de tu vida.— Señor…— Hubiese tolerado que por culpa de tu ineptitud yo resultara herido, pero el hecho de que sea mi mujer ha hecho que te ganes la peor de las torturas.— ¡Señor…! ¡Pero…!— No, no voy a permitir que lastimen a mi mujer y ten