ANETTESalgo del apartamento de Amos molesta como ya es costumbre desde hace un año.«Ese tipo es un bueno para nada, no sirve, es una vergüenza para la humanidad y para los que se hacen llamar hombres.» Pensé mientras me subía al coche.Maneje molesta el resto del camino por las calles de Roma hasta llegar a mi destino, los guardias revisan mi carro por fuera y con una linterna ven en el interior de mi auto, ya es rutina, así que me reajo los minutos que se toman en revisar, tedioso pero necesario.—Adelante, señorita Fontaine —moví mi coche al interior de la mansión, Conduje tres minutos más hasta llegar a mi verdadero destino.Mi apellido no era Fontaine, pero mi especialidad es ser un camaleón y adaptarme a lo que sea que quisieran que fuera.Me recibió el mayordomo mientras caminaba al interior de la misma como si me perteneciera todo.—Querida, ya estás devuelta— escuche que decía una voz ronca a mi espalda en alguna parte de la sala.La casa en sí, es hermosa con estilo tradici
GioLos días pasan rápido mientras Martha entrena y aprende lo necesario, por mi parte yo salgo a encargarme de todo el negocio, no puedo simplemente deshacerme de mis obligación con mi gente, el niño sigue donde está con su padre y la supuesta familia es feliz, he visto comportamientos extraños en la mujer, salidas extrañas dejando al niño con la vecina y cosas por el estilo mientras Miguel sale a “trabajar” mi dinero, juega en apuestas y en la bolsa de valores y como no, también en putas.Eso me lo he reservado para mí, Martha no tiene por qué saber eso... Aún.Me gustaba tener la ventaja en ciertas cosas, además no tengo por qué decirle todo, a ella sólo debe importarle su hijo y él está bien.¿Eran celos? Probablemente, de igual manera no iba a decirle nada, ella era sólo mía y sólo tenía una preocupación y esa es recuperar a su hijo así que eso no lo veo como algo necesario.Regresé a casa luego de un día exhausto en el que Amos no daba señales de vida, luego de la estupidez que
GIOOdiaba la manera insegura con la que me veía Martha, sentía que en cualquier momento querría irse y no puedo permitir una estupidez como esa la alejara de mi vida no es una maldita opción, eso me dan ganas de buscar a Filippo y darle una paliza por arruinar todo lo que hemos creado, sé que no se ha perdido todo en sí, pero no quiero que tenga dudas de lo nuestro una vez recuperemos a su hijo. Sé que Diego es muy importante en esta ecuación y todo debe salir perfecto.La llevé a la habitación que compartimos desde hace más de dos semanas y la desvisto, busqué una camisa mía grande y ella estaba esperando al pie de la cama vestida solo con un tanga, sus pechos se movían al ritmo de su relajada respiración y mi polla quería atención, pero lo ignore no se trataba de eso hoy, llegué hasta ella.—Brazos arriba, nena— obedeció ante mi orden y el flujo de sangre se dirigió al sur.Tan sumisa, tan perfecta.Martha era buena haciendo lo que le decían de buen grado, le gustaba complacer, tan
GIOPodría estar volviéndome loco, pero quería una cita con Martha. Nada de lo que hemos hecho ha sido de una manera normal.La conocí en el cementerio mientras ella hacia una ceremonia para su “difunto” esposo.Nuestra primera cita fue en la cárcel. Si es que puede llamarse asíNos vinimos a vivir juntos antes de intimar luego de sacarla de la cárcel.Primero dormí con ella antes de pensar en meterme entre sus piernas, definitivamente mi relación con Martha es todo menos normal.Así que quería esto. Estuve pensando en eso todo el día y creo que era lo mejor. Me gustó que aceptará ilusionada.Una vez más no pude negarme a enloquecer ante el cuerpo desnudo de Martha y la devoré en el baño, y mientras ella lo permita no dejaré de hacerlo.—Aquí tienes —Filippo entró en mi oficina sin tocar trayendo mi mente a la realidad.—Seguirás enojado toda la vida me imagino? —Pregunté recostándome de mi silla.Cruce mis dedos y los apoye en mi estómago.—Tú no quieres una amistad quieres un person
MARTHA La mente trabaja de maneras extrañas, cuando estas en peligro a veces se te olvidan muchas cosas y recuerdas otras tantas que denominadas inútiles por no saber por qué piensas en eso, justo en el momento menos indicado. Recuerdo haber ido al baño, y que luego de usar el excusado quise retocar mi maquillaje, pero no recuerdo haberme visto a mí al espejo sino alguien detrás de mí que casi pasa inadvertido. Entonces recordé a Gio y nuestros chistes, era algo solo de nosotros y temí no por mi vida, sino por no volver a tener eso de nuevo. Recuerdo el color negro de los ojos de mi atacante y un feo tatuaje de una araña en el dorsal de la mano, me encuentro adolorida y no queriendo abrir mis ojos a mi realidad, sé que no me gustará. Como cambia la vida en cuestión de minutos, no voy a poder tranquilizar a Gio cuando se dé cuenta de que no vuelvo a la mesa, entrara en pánico y querrá arrasar con todo a su paso. Odia cuando las cosas no salen como él quiere el mundo entero puede empez
El jefeLos planes hay que pensarlos bien para ejecutarlos a la perfección, mis planes tienen muchos años pensados y en marcha, cada parámetro y controversia esta decidida, sé cada cosa que debe hacerse, de igual manera sé cómo va a reaccionar Gio es tan predecible, como su padre. Con lo que no contaba era con esa muchacha que apareció y a buena hora lo hizo para cautivar al Capo de capos. Me reí sólo de pensarlo.Solo tengo que ajustar un par de cosas para que el rey caiga.Y a Rey muerto, rey puesto.—Jefe, llegó su... Masajista —me interrumpe Bobby mis pensamientos entrando a mi oficina.—Gracias, Bobby —me levanté con dificultad y me fui al lugar donde siempre me hacían mi masaje.—Buenas tardes, señor —la mujer asiática inclinó la cabeza en señal de respeto.Me quité la bata en cuanto mi empleado me dejó sólo con ella, la detalle a fondo, ojos rasgados y oscuros, cabello lacio agarrado en lo alto de su cabeza, sus grandes senos apenas contenido en el uniforme que tenía puesto, er
GIO—Me pagaron por sacar de aquí a la mujer sin decir nada, tengo algunas deudas de juego y no pude negarme— Explicó el hombre apenado.—La mujer de Gio Santori, vale tus deudas de juego ¿es eso así? —llegué a la conclusión en voz alta, toqué con dos dedos mi boca en un gesto pensante.—No señor Santori, escuché— empezó a berrear como un bebé.—Tus excusas son tan pobres y patéticas que me das tristeza—. Estaba enojado, mis venas hervían y pedían sangre, pero en el exterior estaba frío y tranquilo—. Vamos hacer algo, para perdonar la vida de tus hijos y esposa vas a traspasarme el local, me gusta mucho y comía aquí de niño— le expliqué con una voz que no quedaba lugar a dudas mi pedido.Cuando logré que el dueño hablará no sabía si felicitarlo por ser tan idiota o matarlo. Es un idiota sin piensa que Gio Santori olvida algo y lo dejará irse como si nada, Martha es la única persona que contiene la poca humanidad que me queda, sin ella no tengo nada, no dejaré vivir el mundo si ella no
GIOEl camino al hospital se sintió lento, aunque solo tardamos unos quince minutos en llegar, no tuve la capacidad para manejar y por eso Ricci tomó el volante, le dije que se saltara todos los semáforos en rojo de ser posible, pero que no parará o lo mataría.Al llegar salieron rápidamente a atenderla y se la llevaron dejándome sólo en emergencias, unas horas después entraba Filippo despeinado, en zapatillas de deporte, y ropa de dormir, junto a él estaba la Nonna que también tenía ropa de dormir, pero se veía arreglada en comparación de Filippo, yo seguía sentado en el mismo lugar sin moverme, él se acercó a mí y sin decir nada se sentó a mi lado, mi Nonna acarició mi hombro y también se sentó, los minutos eran mi peor enemigo justo ahora y que Filippo no dijera nada era lo mejor, quería seguir manteniéndome entero, pero era muy difícil cuando me echaba la culpa de lo sucedido. Debí ir con una legión de hombres que me respaldarán, pero fui un ególatra que pensó que Amos no me segui