Gio30 años atrás.Ser un Santori siempre fue complicado, padre me entrena desde que tengo 5 años para peleas de cuerpo a cuerpo, mi primera arma la armé cuando tenía 7 años y cuando pude hacerlo con los ojos cerrados me dio permiso para usar una, salimos a cazar sólo él y yo, a mamá le encantaban estos paseos, viajamos a un pequeño pueblo y ella se quedaba en casa mientras mi padre y yo cazamos.Siempre que podíamos veníamos un fin de semana, sin embargo, cuando veníamos con mi papá era sólo para entrenar y que no lo hiciera ya era algo extraño, me gustaba que papá pudiera escaparse de tanto trabajo.Un lunes en la tarde estaba comiendo unas ricas galletas en la cocina cuando mamá entra apurada en la cocina, solté la galleta pensando que me regañaría después de todo me dijo que no comiera de ellas hasta después de la cena.Regresamos esa mañana del pueblito al que mi padre y yo íbamos, estaba cansado y le pedí a mi madre no ir a la escuela hoy y ella aceptó, sabe que si no me sintier
30 años antesParte IILuego de morir mi madre y pasar al menos una hora con su cadáver frío, mi padre me sacó a rastras del lugar, pues yo no quería despegarme de ella.—Las cosas cambiaron, hijo— me decía mi padre, mientras él manejaba — te llevaré a mi casa y la Nonna cuidará de ti.—¿Seguirás viviendo lejos? —indague por hacer platica y viendo por la ventana.Estaba consciente de mi entorno, pero no me importaba mucho, sólo quería llenar el silencio dentro de la camioneta que se me hacía pesado.—Vivo en esa casa, pero sabes que trabajo mucho — explicó.—Sí, tu trabajo — dije con inquina.Quería herirlo, quería que sintiera un poco de lo que yo sentía, por su culpa mi mamá acaba de morir en mis manos, él debería sentirse culpable.—Mi abuelo decía que la organización Unito es más importante que la esposa y un hijo y siempre le creí pues así me criaron— comienza a explicarme y la verdad no mejoraba nada como me siento— cuando conocí a tu madre me gustó mucho yo… me enamoré de tu mad
Estuve alrededor de una hora bañándome, para hacer tiempo y que él se cansará de esperarme, cuando salí habían un poco de ropa en la cama, sólo era un suéter y un calentador, decidí que quería que el día se terminará y me metí en la cama y me arrope hasta arriba, cerré los ojos fuertemente esperando que al día siguiente todo esto fuera una pesadilla.Pero nada de eso pasó, sólo pesadillas de ver a mi madre en el piso y ver cómo me alejaban de ella.Desperté cuando alguien me movía tratando de que yo saliera de mi pesadilla, abrí los ojos asustado parpadeando varias veces para enfocar mi vista, vi a la madre de mi papá con el ceño fruncido de preocupación.Vi a mi alrededor al menos tres veces para ubicarme en donde estaba, no recuerdo haberme quedado dormido, sin embargo, recordé todo de golpe y dejé caer mi cabeza de nuevo en la almohada.—De verdad se fue... —mi melancolía era muy notable y ya no tenía energía de atacarla.—Podría mentirte y decirte que no. Que no se fue, pero sería
Gio 20 años atrás. Hoy cumplo los dieciocho años de edad, ya soy mayor de edad, aunque lo he sido desde los ocho años. Uno cambia mucho cuando pierdes de manera drástica a un ser querido. El regalo de mi padre es un rifle con mirada láser, me encantó y lo guardé, la Nonna me regaló un ser de cuchillos nuevos. —¿La pasaste bien hoy? —me pregunta la Nonna. Nuestra relación a crecido bastante en estos tiempos, es una gran amiga y consejera, y ahora si mi padre y yo no congeniamos ella es la intermediaria. —Todo estuvo excelente, me gustó mucho— traté de sonar convencido, mis cumpleaños no son mis favoritos, aun así, a para no dejar a la Nonna desilusionada dejó que haga estas reuniones pequeñas. —¡Ya cumpliste dieciocho años bastardito! —llegó Silvia con su particular olor a whisky debería patentarlo como un saludo— se me olvidó tu regalo. La mujer nunca dejó de ser despreciable por más peleas o amenazas que la Nonna y mi papá le daban, ella seguía en la misma línea y su fiel la
MARTHAVi a Gio poco después sin camisa y con gotas de sudor recorriendo su espalda y torso, se me secó la boca en un instante, para despejar mi mente me serví una copa de vino que encontré en un pequeño sótano con dos hileras de vinos antiguos.—Como buen italiano, eres amigo del vino— le dije mostrando la botella y mi copa.—Si no quisiera el vino, la nonna me destierra— reímos por su chiste.—Tu nonna es una mujer de carácter fuerte, me agrada— le comenté, jamás había conocido una mujer, así como ella.—Solo cuida de mí desde niño y por eso es así. Sabe mucho de ti porque se lo conté— me explica.Nos quedamos callados unos minutos viéndonos a los ojos, luego siguió con su trabajo con la madera.—Quiero que me cuentes bien como me sacaste de la cárcel —estaba más que intrigada de saber cómo lo logró.—Contraté a una mujer para que se hiciera pasar por ti, contacté con un hombre que falsifica no solo documentos sino también personas y, la reina del inframundo; Frejya, ya la conociste
MARTHAEsa mañanaNaro es un lugarcito pintoresco y hermoso, paseamos por varios sitios históricos que me gustaron mucho, también notaba su mirada mientras yo veía todo mi entorno, él solo me observaba a mí y eso me ponía un tanto nerviosa.No soy tonta, sé que estamos solos… Ni siquiera sus hombres nos siguen, me gusta poder estar así con él y llegue a pensar que no se podía por ser él quien es, me ha contado muy por encima cómo funciona su verdadero mundo y es peligroso, sin embargo, es muy fascinante y me gusta escucharlo hablar con orgullo, tal vez estoy loca por no espantarme porque me cuente de sus negocios delictivos. Pero aún estoy aquí.No solo tiene negocios ilegales, sino también legales, tiene a más de dos mil personas bajo su nómina, no solo italianos y gente de la mafia sino gente común y corriente que cuentan con él por cosas que los demás no hacen, son personas que para gente influyente son invisibles, pero para Gio no es así. Eso me gusta mucho, demuestra que él es má
MARTHAEl disparo no sonó amortiguado como algunos pensarían, la única vez que escuché disparos fue en el cementerio y a manos del mismo hombre que ahora quería ver si estaba bien.Cuando salí del pasillo llegué a la sala y no había nadie, escuché ruidos de forcejeo en la cocina y me encaminé hasta allá, el panorama era una locura total, había dos personas en el suelo en un ángulo bastante extraño y a Gio peleando con un tercero.¿Gio se enfrentó solo a tres hombres?Bueno supongo que no es el capo por nada, Gio me daba la espalda y el hombre que lo atacaba estaba muy ocupado en defenderse de los golpes y patadas que Gio le lanzaba con fuerza, por lo que ninguno se fijó en mi presencia, caminé con cuidado entre los cuerpo con un poco de asco y me apresuré a tomar un sartén y un cuchillo, necesitaba algo para defenderme por si había una cuarta persona que aún no haya visto.Escuché un gruñido de dolor y cuando me giré la mirada de Gio conectó con la mía, levantar un cuchillo, me asusté
GIOTraer a Martha a Naro fue lo mejor que pude hacer, se ha relajado bastante, olvidando un poco sus muchos problemas.¿Por qué hacía esto por ella?Porque me importa era obvio y comencé a aceptarlo hace un par de meses cuando me ideé todo esta pantomima de sacarla de la cárcel y hacerla pasar por muerta.Luego del día tranquilo que tuvimos agarrados de manos paseando por el pequeño pueblo como si fuéramos una pareja más, nos fuimos a casa a platicar y beber vino frente al fuego. Todo esto era nuevo para mí, nunca había traído a nadie a esta pequeña cabaña, las mujeres me otorgan placer y luego se iban, pero jamás en mi cabaña y ellas estaban contentas con el trato de calentar mi cama momentáneamente.—Escuché algo…— me levanté de golpe al escuchar algo quebrarse y me sorprendió mucho que Martha ya estuviera despierta.Caminé sigilosamente por el pasillo luego de decirle que debía esconderse mientras ponía un silenciador a mi arma, arma que estaba bajo mi almohada, jamás bajé la guar