MarthaHa pasado más de una semana desde que vi a Gio, los días han pasado lento, mi herida aún duele, pero me dejan salir al patio para tomar sol, ya me quitaron los puntos y me siento mejor y puedo estar tranquila con respecto a Samantha, no la he visto desde que pude salir de aquí y tanto como Sandra e Isolda se niegan a decirme que pasó con esa mujer.¿Se habrá atrevido a matarla dentro del recinto?No puede ser, espero que no. Tal vez deba sentir miedo cerca de Samantha, pero no soy quién para que alguien muera por mí; no puedo estar eligiendo sobre la vida de los demás.—Hoy estas pensativa — llegó Isolda a mi lado.—No es nada, me preguntaba por Samantha— dije su nombre completo y en voz alta en mucho tiempo.—Ya olvida eso, no vale la pena— habla seria.—La asesinó ¿verdad? —mi voz tembló al hacer la pregunta.—No lo sé ¿ok? — La paciencia infinita de Isolda se quebró— apareció muerta en su celda, se ahorcó con la sabana, Martha.—¡Oh, Dios mio! — exclamé asombrada.—La declar
MarthaPasaron tres días en total silencio desde que le escribí y aún no tenía una respuesta de Gio así que supongo que eso era todo, eso respondía a veces… el silencio era suficiente, cuando saliera de aquí él querría su dinero y poco más, ya entendí que era lo que él quería en verdad. Pensé que era un rompecabezas que él quería que yo armara, es tan enigmático, siempre me sorprendía lo sincero que se veía a mi lado, se veía menos preocupado y más como el hombre y no como el mafioso frío y cruel que vi la primera vez en el cementerio, pensé que había más de él, pero creo que me equivoque. Últimamente parece que lo hago mucho.—No te necesito, Gio —le dije a nadie en especial.—Hola, Martha —llegó Sandra muy contenta por no sé por cual razón— ¿cómo estás, mujer?—Bien —intenté sonreír, pero no me funcionó muy bien así que desistí de intentarlo.—¿Segura que estas bien? —me cuestionó al ver bien mi rostro.—Cansada, no he dormido bien— cambié de tema rápidamente— cuéntame ¿cómo estás?
MarthaLos días pasan dolorosamente lentos y no sabía cómo comunicarme con Gio para advertirle y que no se le vaya la lengua, aquí estoy más vulnerable, ¿a dónde puedo correr encerrada en este lugar con una directora que acepta pagos para hacerse de la vista gorda?Estoy en la lavandería y todos me ven haciendo mi trabajo lo más relajada posible casi como si nada pasará. Casi.—¡Hey! ¿señora Martha? —me susurra una chica a mi derecha— ¿Estás bien?Levanté la mirada y la vi bien, es la muchacha con la que a veces hablaba en la cocina, asentí pausadamente y seguí a lo mio.—Nos obligaron a salir en silencio, no sabía cómo avisarte por que estaba cerca de la puerta fui una de las primeras en salir de la cocina.—Está bien, él sólo quería hablar— y temblé en pensar en el hombre tenebroso. Así lo apodé, no le diría a nadie sobre esa visita, solo Isolda sabeTenía más pesadillas de él que cuando conocí a Gio.—Pero no era el señor Gio, él me dijo que me avisaría cuando iba a venir.—¿Qué?
GIOLa llamada de Martha no era algo que esperara, me agarro de sorpresa y, la información que me dio también.—Necesito que vayas con mucha discreción a casa de la señorita que cuida al niño de Martha, no tengo idea de cómo se llama, averigua de tus mejores fuentes como si fueras a matar al niño, es mejor que todos piensen que Martha no es mi protegida— dije lo último más para mí que para él.—Muy bien, señor ¿pasó algo más? —pregunta algo ansioso, imagino que por su hermana.—Una bomba, una visita de Amos, nada más, al menos no me quiso contar nada más— un dolor de cabeza comenzaba a formarse.Lo peor es que no podía acercarme a ella, no podía sacarla de allí, al menos unos dos años para que ojo del público no esté en ella, aunque me la sudan, pero primero es mejor tener a al niño a salvo, pero lejos de esa mujer.—Mío Dio— exclamó Carlos sacándome de mis pensamientos.Me reserve para mí el cambio de carta que hubo, aunque no había nada comprometedor ni profesaba mi amor eterno, sól
GioLuego de manejar por un tiempo llegamos a una firma de abogados poco presentable, había investigado y eran abogados de dudosa reputación como ella.—Buenas tardes. Necesito hablar con una abogada— pedí amablemente cuando llegué a recepción.—Buenos días, Soy Natalie, en que puedo servirle —respondió la mujer mordiendo su labio inferior.Me abstuve de hacer una mueca despectiva, necesitaba información.—Aquí hay una abogada que me recomendaron— sonreí y no falló la mujer casi tembló.—Sí, dígame su nombre —tecleo en su computador.—Sofía, se llama Sofía — dije, olvidé por completo su nombre completo y le regalé otra sonrisa.—Lamento decirle que ella ya no trabaja aquí, pero puedo referirlo a otro abogado de la firma— reafirma su sonrisa.—No, déjalo —me puse serio y endurece mi espalda tomando toda la estatura que tenía—gracias.—D-de nada, señor... —quería que le diera mi nombre, tenía suerte de que le hablara.—No me serviste de mucho— le recalque que no hizo una mierda.Me si m
GioEn cuanto llegué a la casa bajé al sótano, quería interrogar a la supuesta sirvienta.El sótano es de cemento, con paredes tan gruesas que por más que grites no te van a escuchar nunca. En medio de la estancia está sentada la sirvienta con su uniforme sucio, las rodillas raspadas y sangre seca, la cara que una vez era angelical estaba llorosa, sucia y con la mejilla hinchada de lo que supongo fue una cachetada de Chase, el mismo estaba de pie en una esquina viéndola como un Halcón.—Karina— mi voz la hizo temblar, sin embargo, no me importó— me cuentan que querías darme pastillas para dormir sin embargo me di cuenta, eso debió ser feo para ti.—Señor, se lo juro que no sabía... —vino una bofetada de mi parte.—No te atreves a mentirme— la vi desde arriba como el ser inferior que era— ¿quién te mandó?Silencio fue lo que recibí de su parte y mi mal humor empezaba a dominarme, eso nunca fue bueno, esta me iba a dar lo que quería.—Tengo un amigo que es árabe— empecé diciendo mientra
GIOEs fácil que se me ocurra algo, pero no puedo planearlo tan rápido como me gustaría, porque todo tiene que salir no más que perfecto o rodarían cabezas.Shadow me llamó a primera hora de la mañana, ya estaba bebiendo un café cuando respondí la llamada que tanto ansiaba, necesita la información que sabía que me iba a dar.—Tenemos movimientos en la casa— fue su modo de saludo— te dije que se haría con la esposa —se jactó seguro de sí mismo.—¿La esposa? —apreté el celular muy fuerte queriendo lanzarlo a la hoguera— su esposa está presa, Shad.—Pero... ¿qué? Llegó una rubia con un niño ¿no es la esposa del inservible ladrón?—No, es Sofía —sonreí sabedor de lo que ya sabría— su amante, ayer mandé a buscarla y resulta que renunció a su trabajo y entregó la casa a bienes raíces.—Oh, eso es... Sí, bueno mi jefa le cortaría las pelotas a Cole si hace algo así— murmura para sí.No sé quién es su jefa, espero no cruzarme con ella.—Sí, bueno... Veremos que hace ella— mi sonrisa se ensanc
—Refuercen este lugar— ordené mientras veía como cargaban a mi hermano y lo metían en una de las camionetas— que nos sigan tres camionetas más, esto puede ser una trampa.—El hospital más cercano está a cinco kilómetros al norte, señor Santori— me informó uno de mis hombres.—Pues conduce como si el diablo te persiguiera. Filippo no puede morirse.—Si señor— dijeron todos al unísono— andiamo.Condujeron rápidos esos kilómetros mientras yo pensaba en que le puso pasar, su cabeza estaba en mi muslo, transpiraba mucho, se veía pálido, su semblante se agravó en sólo media hora y dos vómitos después. Algo tenía que estarle pasando.—Creo que esta envenenado— me dijo el chofer viendo por el retrovisor, le hice una seña para que dijera más— a mi perrita le pasó, vomitaba tanto que se desmayaba, el señor estaba bien y luego comenzó a quejarse de dolor abdominal, después vomito y luego se quedó sin fuerzas.No se dijo nada más en el auto en el trayecto que nos faltaba. En cuanto llegamos si má