Scarlet se levantó con la mente más despejada. Su cuerpo parecía que flotaba y al parecer era efecto de las medicinas porque se sentía mucho mejor que ayer. Sus recuerdos estaban algo confusos dado que su cabeza dolía bastante en aquello momentos pero todavía podía recordar algo. Como una conversación con Eagle, que él la había encontrado, que la había cuidado, qué le había pedido secarle la espalda…
¿Secarle la espalda?Se sentó de golpe en la cama. Acaso le había pedido aquello. Miró hacia abajo dándose cuenta que tenía una parte superior de piyama diferente a la que tenía cuando se desmayó. Pues…al parecer sí.Sus mejillas se tiñeron de un ligero sonrojo ¿Cuánto había visto él? No podía recordarlo. Quizás se había quedado dormida. Pero si podía recordar por muy aturdida que estuviera en esos momentos la calidez de sus manos.Ahhh. Quiso gritar pero solo se dejó caer en la cama. No podía pensar. Ya no se sentía con fiebre y estaba en buen estado, pero aun así no queríaPara Eagle encontrar un mensaje en su celular diciendo que llegaría tarde con remitente Scarlet no era extraño para él. Sabía que por su trabajo sus horarios no eran estables, razón por la que lo había contratado. Pero de alguna forma se sintió aliviado, aun no estaba preparado para enfrentarla sabiendo que ella lo volvería a atacar. Se notaba que era una mujer adaptada a salirse con la suya.Bueno, no era tan mal que ella llegara tarde. Al menos tendría la compañía de Rufus mientras estudiaba, tenía un examen pronto y tenía los libros encima. Mientras que el perro no hiciera de las suyas y no se pusiera a retozar todo bien.-Bueno amigo, seremos tu y yo solos hasta la noche- le sonrió, arrodillándose y sobándole la cabeza a Rufus- ¿Quieres dar una vuelta antes de ponernos a preparar la cena?-El perro ladró moviendo la cola y comenzó a correr hasta detenerse jadeando delante de su armario. Eagle se rio, el perro era simplemente muy inteligente.…Darla un paseo
Scarlet no odiaba ese tipo de lugares donde la gente se reunía para comer y hacer bulla, más bien, lo que le molestaba era precisamente esa gente con la que había ido. Su ambiente laboral no era desagradable pero había muchos que la miraban por encima del hombro solo por ser mujer. Les había callado la boca al ir escalando pero siempre estaban aquellos imbéciles que obviaban su rango.El problema era que en aquel lugar esos rangos no existían y todos se tomaban atribuciones de más. Sobre todo los hombres. Y dado que ella estaba soltera y su rostro era el estereotipo de hermoso siempre estaban aquellos que se metían con ella o intentaban ligar. Sobre todo los de departamentos de pisos superiores al de ella y que no solían tener contacto a menos que fuera furtivamente en los pasillos.Pero el principal problema de todo aquello era el idiota que tenía al lado de ella y que no acababa de entender que ella no tenía ninguna intención de aceptar nada de él.-Zieg, no estoy de humo
Volver a su mesa no fue una tarea fácil dado el estado en que estaba Scarlet y sus zapatos de aguja. Mal momento para tener tacones puestos. Sentía que su mundo daba vueltas mientras que el calor abrazador la atacaba. Si fuera por ella se quitara la blusa allí mismo y se tirara encima el prime litro de agua que encontrara.No había pasado mucho de su fiebre donde había sentido frío, ahora esto. Se volvería loca, en serio.Se alegró de llegar a la mesa y sentarse. Sus compañeros para ese momento estaban tan borrachos y metidos en sus cosas que no se percataron del estado de ella. Lo agradeció, no tenía ganas de dar explicaciones de que había sido drogada por el maldito que estaba al lado de ella y que prestó atención en cuando ella se sentó.-Tú cara está roja Scarlet ¿te sientes bien?- él sonrió y acercó la mano para quitar un mechón del rostro de ella pero la mujer se corrió hacia un lado y lo fulminó con la mirada.-No te toques Zieg. Crees que soy imbécil-
Eagle se quedó atónico cuando terminó en la cama con la mujer encima de él.-Scarlet- la llamó pero esta no respondió. Parecía ida. Eso no era efecto solo de las pastillas para dormir.Afrodisiaco. La habían drogado con la intención de violarla. La sola idea le hizo gruñir. Si ella no lo hubiera llamado que le hubiera pasado por no detener a Zieg en el momento en que se encontraron en la farmacia. No se lo personaría. Si se volvía a encontrar con él definitivamente lo golpearía hasta dejarlo lisiado. Era un hecho.Pero ahora debía encargarse de la mujer sobre él y que no hacía nada para no evitar que perdiera el control. De los dos él era el que tenía en ese momento la mente racional así que tenía que detenerla antes de que cometiera una locura y echara todo por tierra. Así que aguantó las caderas de Scarlet que se rozaban contra él y las detuvo.-Scarlet detente- gimió ante un temblor que lo recorrió.No era como si él no fuera fácilmente estimulado. Portaba un
Eagle no sabía qué hacer realmente. Venía que los minutos pasaban pero le parecía eterno aquel sufrimiento.La razón, se había tomado atribuciones que no le correspondían y ahora tenía a la mujer que había llevado al orgasmo durmiendo en la cama, sin ninguna preocupación mientras él se recomía el hígado. Maldijo.Debía haber hecho algo y no dejar que su instinto se apoderara de él. Por qué no había tenido más fuerza de voluntad. Acaso era porque le gustaba Scarlet. No lo sabía. Ya no sabía nada. Y eso era muy frustrante. Nunca antes se había sentido tan impotente en cuanto a mujeres se trataba. Por eso le gustaban las noches de un solo encuentro y después bye bye.Pero con Scarlet era diferente. Era su jefa. La dueña del perro que cuidaba. Y pensar en renunciar era toda una locura. Apenas podía pagar por su alquiler antes y este trabajo había sido el respiro que necesitaba para poder dedicarse a estudiar y disfrutar de su carrera universitaria, algo que antes era prác
Eagle miraba su celular vibrar sobre la mesa y no se atrevía a descolgarlo. Era como la cuarta llamada de Scarlet pero no se sentía lo suficientemente valiente como para hablar con ella. No en ese momento. Y lo peor era que aun le tocaba ir a trabajar cuando terminara el próximo turno que le quedaba. Rufus no se cuidaba solo y ya ella le había mandado un mensaje de que iba a trabajar. Ella era fuerte porque aun debía sentirse mal después de esa tormentosa noche.-Oye amigo, en serio, estás haciendo una tormenta de un vaso de agua- Daniel se sentó frente a él- Como si la mujer te fuera a morder y si lo hiciera estou seguro que seria en lo sexual--Daniel no estás siendo de ayuda- protestó Eagle recostando su cabeza entre sus brazos.-No te entiendo. Desde que empezaste a trabajar en ese lugar te va mejor económicamente pero eres un desastre en lo anímico. Y realmente no sé que es mejor. Antes te desahogabas teniendo sexo con cualquiera y ahora te quedas en un rincón ahogando
Albus Volman, presidente de la editorial del mismo apellido y que había levantado con el sudor de su frente no daba crédito a lo que llegaba a sus oídos. Cada palabra que escuchaba provenientes de esas mujeres en la grabación hacían que su seño se frunciera cada vez más fuerte y su atractivo y maduro rostro se desfigurara en una desagradable mueca de asco.Al terminar solo pudo alzar la cabeza y mirar a la mujer delante de él sin saber que decir exactamente. Simplemente…-¿Estás bien?- no era como si supiera tratar con estos temas.Scarlet alzó una ceja y cruzó los brazos por encima de su pecho. No estaba precisamente del mejor humor. Le había ocurrido aquello en la noche, Eagle no le respondía, estaba este tema, no, no estaba bien pero no le gustaba que las demás personas supieran sobre su vida privada.-Quizás si no hubiera llamado a la persona que trabaja para mi estuviera en una situación completamente diferente- ella soltó.Albis hizo memoria.-Oh, sí, ese jov
Scarlet ese día llegó temprano a la casa. Ya sabía la forma en que Eagle actuaba. Si lo llamaba en caso que hubiera ido a trabajar, se escaparía para evitarla. Y para garantizar que eso no ocurriera volvió con dos horas de adelanto y ni siquiera lo llamó. Esperaba sorprenderlo y para su alivio así fue porque el joven estaba sentado en la mesa escribiendo cómodamente, mientras Rufus a sus pies jugaba con su peluche que estaba rompiendo.En cuanto la sintió salió corriendo en su dirección y se puso en dos patas contra ella. Como estaba acostumbrada al enorme peso del perro se acomodó para recibir un lametazo en la cara y le sobó la cabeza.-Viniste- ella lo miró.-Hola- Eagle se levantó pero evitaba mirarla directamente a su rostro.-Hablemos- dijo ella cerrando con llave y dejando su bolso sobre el sofá. En su mano tenía una pequeña caja con donas que había comprado. Le gustaban mucho tanto a ella como a Rufus. Esperaba que a Eagle también porque lo notaba bien tenso.