Scarlet no odiaba ese tipo de lugares donde la gente se reunía para comer y hacer bulla, más bien, lo que le molestaba era precisamente esa gente con la que había ido. Su ambiente laboral no era desagradable pero había muchos que la miraban por encima del hombro solo por ser mujer. Les había callado la boca al ir escalando pero siempre estaban aquellos imbéciles que obviaban su rango.
El problema era que en aquel lugar esos rangos no existían y todos se tomaban atribuciones de más. Sobre todo los hombres. Y dado que ella estaba soltera y su rostro era el estereotipo de hermoso siempre estaban aquellos que se metían con ella o intentaban ligar. Sobre todo los de departamentos de pisos superiores al de ella y que no solían tener contacto a menos que fuera furtivamente en los pasillos.Pero el principal problema de todo aquello era el idiota que tenía al lado de ella y que no acababa de entender que ella no tenía ninguna intención de aceptar nada de él.-Zieg, no estoy de humoVolver a su mesa no fue una tarea fácil dado el estado en que estaba Scarlet y sus zapatos de aguja. Mal momento para tener tacones puestos. Sentía que su mundo daba vueltas mientras que el calor abrazador la atacaba. Si fuera por ella se quitara la blusa allí mismo y se tirara encima el prime litro de agua que encontrara.No había pasado mucho de su fiebre donde había sentido frío, ahora esto. Se volvería loca, en serio.Se alegró de llegar a la mesa y sentarse. Sus compañeros para ese momento estaban tan borrachos y metidos en sus cosas que no se percataron del estado de ella. Lo agradeció, no tenía ganas de dar explicaciones de que había sido drogada por el maldito que estaba al lado de ella y que prestó atención en cuando ella se sentó.-Tú cara está roja Scarlet ¿te sientes bien?- él sonrió y acercó la mano para quitar un mechón del rostro de ella pero la mujer se corrió hacia un lado y lo fulminó con la mirada.-No te toques Zieg. Crees que soy imbécil-
Eagle se quedó atónico cuando terminó en la cama con la mujer encima de él.-Scarlet- la llamó pero esta no respondió. Parecía ida. Eso no era efecto solo de las pastillas para dormir.Afrodisiaco. La habían drogado con la intención de violarla. La sola idea le hizo gruñir. Si ella no lo hubiera llamado que le hubiera pasado por no detener a Zieg en el momento en que se encontraron en la farmacia. No se lo personaría. Si se volvía a encontrar con él definitivamente lo golpearía hasta dejarlo lisiado. Era un hecho.Pero ahora debía encargarse de la mujer sobre él y que no hacía nada para no evitar que perdiera el control. De los dos él era el que tenía en ese momento la mente racional así que tenía que detenerla antes de que cometiera una locura y echara todo por tierra. Así que aguantó las caderas de Scarlet que se rozaban contra él y las detuvo.-Scarlet detente- gimió ante un temblor que lo recorrió.No era como si él no fuera fácilmente estimulado. Portaba un
Eagle no sabía qué hacer realmente. Venía que los minutos pasaban pero le parecía eterno aquel sufrimiento.La razón, se había tomado atribuciones que no le correspondían y ahora tenía a la mujer que había llevado al orgasmo durmiendo en la cama, sin ninguna preocupación mientras él se recomía el hígado. Maldijo.Debía haber hecho algo y no dejar que su instinto se apoderara de él. Por qué no había tenido más fuerza de voluntad. Acaso era porque le gustaba Scarlet. No lo sabía. Ya no sabía nada. Y eso era muy frustrante. Nunca antes se había sentido tan impotente en cuanto a mujeres se trataba. Por eso le gustaban las noches de un solo encuentro y después bye bye.Pero con Scarlet era diferente. Era su jefa. La dueña del perro que cuidaba. Y pensar en renunciar era toda una locura. Apenas podía pagar por su alquiler antes y este trabajo había sido el respiro que necesitaba para poder dedicarse a estudiar y disfrutar de su carrera universitaria, algo que antes era prác
Eagle miraba su celular vibrar sobre la mesa y no se atrevía a descolgarlo. Era como la cuarta llamada de Scarlet pero no se sentía lo suficientemente valiente como para hablar con ella. No en ese momento. Y lo peor era que aun le tocaba ir a trabajar cuando terminara el próximo turno que le quedaba. Rufus no se cuidaba solo y ya ella le había mandado un mensaje de que iba a trabajar. Ella era fuerte porque aun debía sentirse mal después de esa tormentosa noche.-Oye amigo, en serio, estás haciendo una tormenta de un vaso de agua- Daniel se sentó frente a él- Como si la mujer te fuera a morder y si lo hiciera estou seguro que seria en lo sexual--Daniel no estás siendo de ayuda- protestó Eagle recostando su cabeza entre sus brazos.-No te entiendo. Desde que empezaste a trabajar en ese lugar te va mejor económicamente pero eres un desastre en lo anímico. Y realmente no sé que es mejor. Antes te desahogabas teniendo sexo con cualquiera y ahora te quedas en un rincón ahogando
Albus Volman, presidente de la editorial del mismo apellido y que había levantado con el sudor de su frente no daba crédito a lo que llegaba a sus oídos. Cada palabra que escuchaba provenientes de esas mujeres en la grabación hacían que su seño se frunciera cada vez más fuerte y su atractivo y maduro rostro se desfigurara en una desagradable mueca de asco.Al terminar solo pudo alzar la cabeza y mirar a la mujer delante de él sin saber que decir exactamente. Simplemente…-¿Estás bien?- no era como si supiera tratar con estos temas.Scarlet alzó una ceja y cruzó los brazos por encima de su pecho. No estaba precisamente del mejor humor. Le había ocurrido aquello en la noche, Eagle no le respondía, estaba este tema, no, no estaba bien pero no le gustaba que las demás personas supieran sobre su vida privada.-Quizás si no hubiera llamado a la persona que trabaja para mi estuviera en una situación completamente diferente- ella soltó.Albis hizo memoria.-Oh, sí, ese jov
Scarlet ese día llegó temprano a la casa. Ya sabía la forma en que Eagle actuaba. Si lo llamaba en caso que hubiera ido a trabajar, se escaparía para evitarla. Y para garantizar que eso no ocurriera volvió con dos horas de adelanto y ni siquiera lo llamó. Esperaba sorprenderlo y para su alivio así fue porque el joven estaba sentado en la mesa escribiendo cómodamente, mientras Rufus a sus pies jugaba con su peluche que estaba rompiendo.En cuanto la sintió salió corriendo en su dirección y se puso en dos patas contra ella. Como estaba acostumbrada al enorme peso del perro se acomodó para recibir un lametazo en la cara y le sobó la cabeza.-Viniste- ella lo miró.-Hola- Eagle se levantó pero evitaba mirarla directamente a su rostro.-Hablemos- dijo ella cerrando con llave y dejando su bolso sobre el sofá. En su mano tenía una pequeña caja con donas que había comprado. Le gustaban mucho tanto a ella como a Rufus. Esperaba que a Eagle también porque lo notaba bien tenso.
Eagle estaba nervioso. Apenas había podido dormir debido a que ese día conocería a su ídolo. Había pensado en que podría preguntarle, en cómo debía actuar pero al final su mente estaba en blanco y aunque Scarlet le había dicho que no se rompiera la cabeza, él no podía evitarlo.-Eag… Eagle…Eagle- la voz de Daniel lo sacó de sus pensamientos- Oye, ahora no estás estresado sino en las nubes ¿Mañana que será?- le dijo este palmeando su hombro mientras se burlaba de su amigo.-Solo estoy nervioso, nada más- dijo sinceramente.-Oigan lo vieron- uno de los chicos entró en el aula con una revista y gritaba emocionado.-Ahora que pasó- Daniel se frotó el cabello- Como mínimo nos tienen que dar el título universitario hoy para que te pongas así--No, no- este subió hasta donde estaban ellos y tres personas más los rodearon mientras ponía la revista en el centro- Miren quien acaba de recibir la mayor votación en cuanto a reconocimiento se refiere. Dicen que es la persona que má
Cuando Scarlet detuvo el auto lo hizo delante de una pizzería, una muy grande y espaciosa donde había diferentes mesa con sombrillas y pocas personas. La temperatura ya era fresca anunciando que comenzaría la temporada de calor pero aún así las personas disfrutaban más estar en el interior, pero no para quien estaba sentado con un libro en la mano y en cuando notó el auto se levantó agitando las manos .Eagle lo reconoció al momento. Ese rostro, esa sonrisa, ese cabello negro rizado y sin dominio que lo hacía parecer un niño travieso. Definitivamente, ese era la mente maestra detrás de los libros que podían hacer que estuviera días solo leyendo. Lowen Misar, uno de los escritores con más éxitos de los últimos tiempos. Y no podía esperar a hablar con él .Scarlet notó su emoción y sonrió deteniendo el auto .- Puedes ir a saludarlo primero, sabe que vienes conmigo mientras parqueo el auto - le dijo ella quitando el seguro de la puerta.Eagle no lo pensó dos veces y salió