A pesar de que ambos tenían un mismo objetivo, ninguno de los dos habló durante todo el trayecto. Eso no significaba que Eagle no pudiera quitarle los ojos de encima a Scarlet. La miraba por el rabillo del ojo mientras el aire de la ventanilla despeinaba su cabello que había peinado anteriormente hacia atrás. Como resultado cuando llegaron a su destino notó que los mechones delanteros caían de nuevo sobre su rostro y los corrió detrás de las orejas despreocupadamente. Tenía cosas más importante en que pensar que en su apariencia, como por ejemplo, la conversación que pronto vendría.
Y estaba tan nervioso por eso que solo cuando entraron se dio cuenta donde estaban. Su boca se abrió ligeramente de la impresión.-Scarlet, este lugar…-Ella acomodó su bolso a un lado y lo miró con una media sonrisa en su rostro.-¿Qué tiene? No es de tu agrado, podemos ir a otro lugar si deseas.Ante las palabras de ella, él negó rápidamente.-No, no, no me molesta estar aquí, solo quEstaba en una relación. Scarlet había aceptado ser su pareja. No lo había rechazado y tenía sentimientos correspondidos. Dios, que algo mejor podía pedir. Pues no mucho realmente. En ese momento no podía estar más feliz y la sonrisa amenazaba con no desaparecer de sus labios.Demonios.Se estaba excitando con solo la idea de que ahora podía tocar a la mujer que manejaba a su lado y ella no se molestaría por ello. La cena había maravillosa aunque no recordaba el sabor de la comida. En su boca solo había estado el sabor de los labios de Scarlet que aún se mantenía. Y el beso hubiera seguido si solo no los hubieran interrumpido trayendo el entrante. Aunque si no hubiera sido por la interrupción lo más seguro era que hubiera agarrado a la mujer, subido encima de la mesa y follado allí mismo.No pudo evitar humedecerse los labios con la punta de su lengua y tragar. Estaba salivando. Llevaba días en agonía sexual, si poder desahogarse ni siquiera con él mismo o con la
Cuando Scarlet le había dicho a Eagle que subiría a bañarse era como pidiendo tiempo para procesar de que terminaría teniendo sexo. Estaba segura que él haría lo mismo en el baño de abajo e inconscientemente había dejado las puertas de su cuarto y su propio baño abierta. Al parecer su mente decía una cosa y cuerpo otra, porque como resultado encontró a Eagle pegado primero a su cuerpo y ahora ese mismo Eagle la besaba contra la pared de su baño fervientemente.Las manos de él amasaban su espalda baja como vacilando de ir más abajo pero eso solo duró muy poco. Pronto sintió sus dos manos acunar sus nalgas y atraerla más contra él. Scarlet gimió en su boca al sentir la erección dura de él contra su abdomen. Demonios, era grande. Ya la había sentido antes y tocado pero esta vez como que estaba más dura que la última vez.Eagle soltó sus labios para dejar un trillo de besos a lo largo de su mandíbula hasta llegar a su cuello. Allí su lengua trazó la tierna piel y sus l
Scarlet se abrazaba a la amplia espalda de Eagle mientras sentía que los dedos gruesos del hombro la abrían. Jadeó contra el cuello de él enterrado sus uñas en la piel masculina.-¿te gusta?- Eagle le preguntó en un gemido, la imagen de ella lo tenía extasiado y dolorosamente duro.Ella hizo un sonido con su garganta de afirmación.-Ya está bien- ella bajó y agarró la mano de él deteniéndola y tirando de esta. No pudo evitar gemir al sentir los dedos de él salir dejando un rastro de humedad.Eagle sonrió y le besó la mejilla.-Si usted lo dice- movió su cuerpo para ponerse encima de ella entre sus piernas. Su erección rozó el núcleo caliente y húmedo haciéndolos jadear- ¿tienes condones?- no era que le gustaran, le apretaban y eran incómodos, pero era su primera vez teniendo sexo y aunque él estaba limpio dado los resultados de sus últimos exámenes, él quería ser cortes. Cuando ella quisiera hacerlo sin condón él estaría dispuesto.Era la mujer que amaba y quería a
Eagle estaba agotado, no podía negarlo. Había cumplido con su palabra de usar todo el paquete, por lo tanto, si, habían sido cinco veces, lo que no todas de golpe o la que no aguantaría sería Scarlet. Para él no era algo fuera de lo común dado su condición médica. Pero no quería forzarla demasiado, bueno si lo que había hecho no entraba en demasiado, no sabía que sería.Lo habían hecho otra vez después de la primera vez y la había dejado descansar después de limpiar su cuerpo. Él había bajado a preparar la cena donde Rufus lo recibió con su plato en la boca. Eran como las siete de la tarde y él ya tenía hambre, y pensaba que se habían olvidado de él. Sus orejas bajas daban a entender que estaba en soledad.Aunque eso no fue traba para que el Golden le estuviera ladrando mientras Eagle cocinaba. Había preparado algo ligero para Scarlet y para él pero nutritivo ya que él aún tenía intenciones de seguir la maratón. Esperó que Rufus comiera e hiciera sus necesidades en la te
Quedarse a dormir en casa de Scarlet se convirtió en parte de la rutina de Eagle. Si volvía a su casa uno a dos días a su casa en la semana era mucho. Al principio le preocupó que a la mujer le molestara que él estuviera tanto tiempo en su casa pero al cabo de los días se dio cuenta que a ella le gustaba su compañía ya que a pesar de casi ya vivir con ella, él le daba su espacio. Además de que mantenían su posición de empleado y empleador al menos en el horario laboral aunque ahora se sumaban algunos besos, roces y hasta cierto punto una que otra sección de sexo.Y aunque su vida sexual se había estabilizado si ella volvía agotada del trabajo simplemente se recostaab con ella abrazándola y dejaba que ella durmiendo tranquilamente. Sabía que cuando ella tuviera tiempo le dejaría hacer lo que quisiera a la hora de sumirse en el placer.Otro que
Tener a tus suegros delante no es una experiencia agradable para nadie sobre todo si es la primera vez que los ves y tu pareja no está a tu lado. Solo que Eagle no se esperó que una de esas personas era una antigua personalidad en el mundo del modelaje que él conocía por las revistas. Al abrir la puerta la conmoción había sido grande.Y más cuando aquellas dos personas lo recorrieron de arriba abajo con sus miradas.-Buenas- la hermosa mujer que compartía rasgos similares con Scarlet lo saludó con una sonrisa- ¿Esta acaso no es la casa de mi hija?-Eagle tragó en seco. Sabes que estás en problema cuando te saludan así.-Buenas tardes, ella está en camino del trabajo hacia acá, pasen para que la esperen- Eagle les abrió la puerta y ambos pasaron.La atmósfera se sentía pesada y deseaba que Scarlet acabara de llegar porque no tení
Bajo control. Para nada. A Scarlet le palpitaba la sien molesta con sus padres.-Vayan a la sala. Hablaré con ustedes son ahora- soltó todo el aire de sus pulmones. Conociendo a sus padres no sabía porque no se había imaginado esta escena. Demonios, ellos la volvían loca realmente.-Oye jovencita, no nos hables así- Antoine dijo más no sonaba molesto. Más bien, al igual que su madre, él tenía una sonrisa pícara en su rostro.-Ustedes dos- Scarlet apretó los labios- No han cambiado nada. No sé para que inician los papeles de divorcio casi todos los años si mira cómo se llevan. Son iguales los dos-Sus dos padres se miraron y sonrieron.-Quizás es por eso- Ariadna sonrió y caminó hacia su esposo- Es porque somos iguales que tenemos tantos problemas--pero de algún modo siempre nos arreglamos ¿verdad esposa?-Y ahí estaban de nuevo. Scarlet no sabía cuántas veces había visto escena antes.-Ustedes dos, a la sala, ahora- les dijo ya por cansancio. Por suerte las
Los padres de Scarlet habían ido un día antes dado que el mismo día de su cumpleaños le había salido un compromiso de trabajo en la otra parte del mundo que no podían rechazar. Solo que como era ellos nunca avisaban cuando hacían la cosas. Así que después de la cena le dieron su regalo a su hija y se fueron a dormir temprano en uno de los cuartos de invitados del segundo piso ya que en la mañana tendrían que levantarse para que les diera tiempo a coger el avión.Ellos le habían traído un enorme ramo de rosas, tan grande que por poco ninguno de los búcaros de la casa le hubiera servido. Típico de su madre, solo que siempre se le olvidaba que a Scarlet le gustaban las rosas blancas, no las rojas pero su madre era así, nunca lo podía cambiar. En cambio su padre le había regalado un celular nuevo de último modelos en los que estaba trabajando en esos momentos, que era hermoso pero sumamente sofisticado. Sus padres siempre habían sido extravagantes con los regalos y siempre buscaban c