49. El pequeño Robert Narrador: Robert se sentía en las nubes al ser correspondido por Rafaela. Le encantaba pasar por ella las mañanas para ir juntos al hospital. —Buenos días, cariño —dice al llegar al auto, para dejar un suave beso en sus labios. —Buenos días, hermosa, me encanta verte cada mañana —le dice Robert muy cariñoso. Siempre fue delicado y suave con las mujeres, pero con Rafaela era realmente sincero. Un hombre cambia, no por dar gusto a una mujer cualquiera, sino por poder estar a la altura de la mujer a la que ama. —El amor nos hace mejores personas —era la frase que alguna vez escuchó de su madre y que ahora cobraba mucho sentido. Rafaela era una mujer muy fuerte, pero bastante humana. No es que tuviera mucha experiencia en cosas del amor, o que esperara un príncipe azul, pero lo que sí estaba segura es que se daría cuenta cuando llegara su verdadero amor, solo con la mirada, esa en la que podía reflejar su imagen y hacerla sentir como la joya más h
Narrador: Ver a la pequeña familia reunida esperando a su primer hijo, a pesar de haber vivido muchas dificultades que hasta hoy han superado, fue el mejor de los espectáculos para quienes han vivido con ellos de cerca el amor y la tristeza. Con un aplauso emotivo, uno a uno ingresaron a la habitación de Helena: Timothy y Elizabeth, padres de Thomas; Emily y Derek, acompañados de Victoria, a quien llevaban de lado a lado como una pequeña niña; Robert de la mano con Rafaela; y el solitario Axel junto a la tierna anciana Carmelita. Todos aplaudían con alegría. Entre risas y lágrimas, Thomas agradeció a todos por su ayuda y por cuidar tan bien de Helena. Con impensable gratitud, miró a Robert. —Gracias, Robert, por salvar la vida de mi bebé. No le pondremos tu nombre, pero te has ganado el derecho a ser llamado tío —dijo con humor. Todos rieron con alegría. —¡qué mal! —respondió Robert, fingiendo pena. —El mundo necesita otro Robert, tan atractivo como yo— dijo con t
Thomas Todo lo que he vivido en estos últimos meses ha sido una montaña rusa de emociones. Una hermosa tarde de otoño, el 2 de noviembre para ser exactos, experimenté la mayor alegría de mi vida: el nacimiento de mi hijo con Helena, el amor de mi vida. Es increíble cómo al ser padre, el amor evoluciona a muchos niveles. Cuando piensas que no podrías amar más, llega tu hijo y te demuestra que el amor aún sigue siendo infinito. El susto que viví al ver a Helena inconsciente y pensar que podría perderla me enseñó a valorar y vivir con más intensidad cada minuto que tengo la dicha de respirar y ver a mis dos seres más amados, Helena y Eliot. Fui yo quien le dio el nombre a mi hijo, buscando un hermoso significado a todo lo que él representa en nuestras vidas. Lo llamé: ELIOT CARSON, mi primogénito, mi heredero, quien tendrá la sabiduría y el liderazgo para ser un gran hombre y continuar con el apellido CARSON. Es un guerrero, de espíritu inquebrantable. Lo demo
AXEL: El trabajo en mi empresa está yendo de maravilla, estoy con nuevos diseños de autos a los cuales aplicaré tecnología de la empresa de Thomas, quien me ayudará para posicionarme como el mejor diseñador de autos. No puedo dejar de mirar por mi ventana la movida ciudad de Nueva York. Me siento como si estuviera atrapado en un remolino de emociones, y no sé cómo escapar. Victoria ha sido una presencia constante en mi vida, aunque no siempre hemos tenido un contacto directo. Pero basta con que esté cerca para que mi mente se vuelva un caos, he llegado a pensar bien si más que molestarme sus bromas me molesta su indiferencia y el trato tan frío que me da como “señor” , aunque le he dicho mil veces que me llame Axel. Esos ojos verdes, ese rostro angelical... me hacen sentir como si estuviera flotando en una nube de fantasía. Y cuando se ríe, es como si el sol hubiera salido en mi mundo. Me hace sentir vivo, me hace sentir que hay algo más allá de la rutina diaria y las v
Thomas Carson, un joven atractivo e inteligente de 24 años, estaba a un día de ser nombrado CEO de Carson Corporation, la empresa familiar que había revolucionado el mundo de la tecnología con sus innovadoras aplicaciones y software avanzado, herramientas que ha llevado a la empresa a ser la número uno en Nueva York. Era su herencia y tenía la responsabilidad como único heredero, pues sus padres los señores Timoty y Elizabeth Carson, solo pudieron tener un hijo que por suerte fue varón, su legado lo dejarían en él. Sin embargo, a pesar de su éxito, Thomas no podía escapar de las sombras de su pasado. Los recuerdos de sus errores juveniles lo atormentaban, cada noche, robándole la calma. Había cometido actos de los que se arrepentía profundamente, y aunque había intentado rectificar su vida, el peso de su oscuro secreto lo mantenía despierto. Sabía que si su pasado salía a la luz, no solo su carrera, sino también su vida personal, se verían d
Helena: Soy Helena Russell, originaria de Baja California. Hace tres años, llegué a Nueva York siendo apenas una adolescente, huyendo de la depresión que consumía a mi padre. Su enfermedad fue un golpe devastador para mí, pero su muerte me destrozó el alma. No teníamos más familia que los dos; él me tenía a mí y yo a él. Nuestra vida había sido acomodada, pero mi padre quebró y tuvimos que vender todo. A los 16 años, mi infierno comenzó. Desgracia tras desgracia me llevó al punto de quiebre absoluto a los 17. Recuerdo cuando mi padre me engañó, haciéndome creer que seguir adelante era lo mejor. Intenté ayudarlo, pero su enfermedad lo consumió. Sus intentos de suicidio me hicieron madurar rápido. Hace cuatro años, nuestras vidas cambiaron para siempre. No lo juzgo; solo le pedí que luchara por mí, que no me dejara sola. En cada crisis, él parecía entenderme, pero al final, me dejó sola en este mundo. En Nueva York, con lo poco que nos quedó, encontramos un mini departamen
Helena: En el proceso de reconstruir mi vida he puesto mucho empeño, y por ello, en tan solo ocho meses me graduaré. La universidad me ha ofrecido la oportunidad de continuar mis estudios para realizar una maestría en ciencias de la computación. El esfuerzo que he hecho para avanzar cada día más hacia mi meta y convertirme en la mejor del área, no solo en programación sino también en el diseño y creación de algoritmos, ha sido inmenso. Suspiro al pensar en todo el esfuerzo que he hecho y en que cada paso ha valido la pena; más aún sabiendo que una de las recompensas probablemente sea trabajar en Carson Corporation, una de las empresas más sólidas y adelantadas en tecnología. Una dulce voz me distrae de mis pensamientos: —Lena, hijita, ¿cómo te fue en la gala anoche? —me dice mi querida Carmelita, a quien hace mucho tiempo aprendí a llamar abuelita. —Bien, abuelita, fue una gala impresionante. Asistió el futuro CEO, el señor Thomas Carson —le cuento con emo
Thomas: Al finalizar la charla, los estudiantes se acercan para agradecerme por la presentación. Emily se encarga de organizar a los asistentes, pero mi atención está fija en Helena, quien se mantiene al margen, observando. Finalmente, cuando la multitud se dispersa, Helena se acerca. Su presencia es tan impactante como la noche de la gala. Nos quedamos en silencio por un momento, simplemente mirándonos. —Helena, no esperaba verte aquí —digo, tratando de mantener la compostura. —Señor Thomas, ha pasado mucho tiempo —responde ella, con una sonrisa que ilumina su rostro. Nos dirigimos a un rincón más tranquilo del auditorio para hablar. Helena me cuenta que está en la universidad cursando sus últimos créditos. Su voz es suave y calmada, y cada palabra que dice me envuelve en una sensación de paz. —Su charla fue muy impresionante, señor. Le deseo mucho éxito en su cargo de CEO —dice Helena, sus ojos verdes brillando con admiración. —Gracias, Helena. Tú