Thomas Todo lo que he vivido en estos últimos meses ha sido una montaña rusa de emociones. Una hermosa tarde de otoño, el 2 de noviembre para ser exactos, experimenté la mayor alegría de mi vida: el nacimiento de mi hijo con Helena, el amor de mi vida. Es increíble cómo al ser padre, el amor evoluciona a muchos niveles. Cuando piensas que no podrías amar más, llega tu hijo y te demuestra que el amor aún sigue siendo infinito. El susto que viví al ver a Helena inconsciente y pensar que podría perderla me enseñó a valorar y vivir con más intensidad cada minuto que tengo la dicha de respirar y ver a mis dos seres más amados, Helena y Eliot. Fui yo quien le dio el nombre a mi hijo, buscando un hermoso significado a todo lo que él representa en nuestras vidas. Lo llamé: ELIOT CARSON, mi primogénito, mi heredero, quien tendrá la sabiduría y el liderazgo para ser un gran hombre y continuar con el apellido CARSON. Es un guerrero, de espíritu inquebrantable. Lo demo
AXEL: El trabajo en mi empresa está yendo de maravilla, estoy con nuevos diseños de autos a los cuales aplicaré tecnología de la empresa de Thomas, quien me ayudará para posicionarme como el mejor diseñador de autos. No puedo dejar de mirar por mi ventana la movida ciudad de Nueva York. Me siento como si estuviera atrapado en un remolino de emociones, y no sé cómo escapar. Victoria ha sido una presencia constante en mi vida, aunque no siempre hemos tenido un contacto directo. Pero basta con que esté cerca para que mi mente se vuelva un caos, he llegado a pensar bien si más que molestarme sus bromas me molesta su indiferencia y el trato tan frío que me da como “señor” , aunque le he dicho mil veces que me llame Axel. Esos ojos verdes, ese rostro angelical... me hacen sentir como si estuviera flotando en una nube de fantasía. Y cuando se ríe, es como si el sol hubiera salido en mi mundo. Me hace sentir vivo, me hace sentir que hay algo más allá de la rutina diaria y las v
Narrador:El Hospital Derek era un hervidero de actividad constante, un escenario perfecto para los mejores talentos médicos. Entre esos talentos brillaban Robert y Rafaela, dos estrellas en ascenso. Ambos, destacados no solo por su pericia médica, sino por la conexión que compartían, eran la envidia de sus colegas. Siendo médicos destacados cada uno en su área, sus jornadas eran maratónicas, pero encontraban en el otro una especie de bálsamo para las tensiones de sus días.Aunque Rafaela era todo lo que Robert alguna vez pensó que no necesitaba era inteligente, seria, íntegra y con una paciencia inquebrantable, además de extremas atractiva, ella había hecho lo impensable: había conquistado al hombre más mujeriego del hospital.Robert, el mismo que antes coleccionaba conquistas como si fueran trofeos, ahora solo tenía ojos para Rafaela. No fue una transición fácil; los chismes en el hospital no ayudaron, pero Robert estaba decidido a demostrar que ya no era el mismo. Rafaela lo compl
Axel:Mi vuelo a Inglaterra estaba cargado de una emoción que pocas veces había sentido. Aunque el pretexto oficial eran los negocios, la verdadera razón que me impulsaba era mucho más personal, más íntima: encontrar el regalo perfecto para Victoria. Desde el día en que la miré a los ojos por primera vez, esos ojos verdes que parecían contener la inmensidad de un bosque, supe que mi vida había cambiado. Había algo en su mirada, una mezcla de ternura y fortaleza, una rebeldía interna que me atrapó sin remedio.Victoria es especial. No es solo su belleza, que parece sacada de un sueño, sino su esencia: esa mezcla de inteligencia y determinación, además de una dulzura en sus pucheros cuando quiere pedirle algo a Derek. Ahora que sé que cumplirá 18 años y entrará a estudiar medicina, quiero apoyarla, motivarla, intentar entablar una amistad, demostrarle que siempre estaré allí para ella. Así que decidí que un regalo cualquiera no sería suficiente. No, tenía que ser algo tan único como el
Narrador:Un avión privado, imponente en su diseño y decorado con grandes letras que resaltaban “SULLIVAN” en un elegante dorado, aterrizó con precisión en el aeropuerto de Nueva York. De él descendió un hombre cuya sola presencia irradiaba autoridad y carisma. Vestía un impecable traje de tres piezas en un sofisticado tono gris claro, cuya confección evidenciaba un gusto exquisito. Cada paso que daba era una mezcla perfecta de confianza y elegancia, este no era otro que Axel Sullivan.En sus manos llevaba dos cajas que parecían ser más valiosas que cualquier contrato multimillonario que hubiese firmado en su vida. Una, más grande, contenía el vestido perfecto, envuelto con un delicado papel de seda, casi como si protegiera una obra de arte. La otra, más pequeña, albergaba un collar exclusivo, diseñado con una meticulosidad que desbordaba significado, pues el pequeño fonendoscopio inspiraba su sueño de ser doctora.A pesar de su habitual compostura y el aura de autocontrol que solía
Narrador:El lujoso The Plaza Hotel, un ícono neoyorquino, resplandecía esa noche en toda su magnificencia. El cumpleaños de Victoria se celebraba en su legendario Grand Ballroom, un salón de ensueño que parecía haber salido de un cuento de hadas. Los techos altos y abovedados, adornados con relucientes candelabros de cristal, reflejaban la luz cálida que envolvía el ambiente. Las paredes, decoradas con molduras doradas, contrastaban con los arreglos florales en tonos azules, celestes y blancos que llenaban el espacio. Las flores, elegidas cuidadosamente, incluían hortensias, lirios y rosas, creando un ambiente elegante y fresco, casi etéreo.El centro del salón estaba presidido por una imponente pista de baile de mármol blanco, rodeada de mesas redondas cubiertas con manteles de lino azul celeste y adornadas con delicados candelabros dorados que sostenían velas parpadeantes. Todo estaba impecablemente dispuesto, una combinación perfecta de lujo y calidez que reflejaba el esmero con e
Narrador:La mañana amaneció con un brillo especial, como si el universo supiera que aquel día sería inolvidable. Thomas Carson observaba desde la ventana el ir y venir de las nubes en el cielo, perdido en sus pensamientos. La noche anterior en la fiesta de Victoria había sido un recordatorio de lo mucho que amaba compartir momentos con Helena. Aunque la vida les había regalado un pequeño milagro con el nacimiento de Eliot, sentía que aún le debía algo esencial: una boda religiosa que simbolizara la unión de sus almas bajo la bendición de Dios.Con esa determinación, Thomas comenzó a preparar cada detalle para la Nochebuena. Había reunido a todos sus amigos y familiares, desde Derek y Emily hasta Victoria y Axel, quienes habían pasado por tantas vivencias recientes. La cena sería sencilla pero exquisita, con un banquete que reflejaba el espíritu de las fiestas y un ambiente cálido en la gran sala adornada con luces doradas y velas parpadeantes.Thomas revisó el anillo que había esco
Narrador:Los preparativos de la boda de Thomas y Helena avanzaban con delicadeza y esmero. Habían escogido el 14 de febrero, el día de San Valentín, como la fecha para sellar su amor, un gesto cargado de simbolismo.Helen, con su habitual entusiasmo, se sumergió en cada detalle, desde la elección de las flores hasta el diseño de las invitaciones. Emily, su gran amiga y dama de honor, estaba a su lado en todo momento, compartiendo su emoción y ayudándola con cada decisión. Para Emily, la boda no solo era una celebración del amor Helena y Thomas, sino también una oportunidad para reflexionar sobre su propia relación con Derek.Derek, al observar a Emily tan emocionada con los preparativos de la boda, comenzó a gestar en silencio un plan. Quería hacer algo especial, algo que mostrara cuánto la amaba y cómo ella había transformado su vida. Decidió que no habría mejor momento para sellar su amor que el inicio de un nuevo año, un símbolo perfecto de los nuevos comienzos que quería comparti