Una caricia casi imperceptible sobre su vientre bastante hinchado hizo que Dana despertara pero no abrió los ojos de inmediato hasta que experimentó cómo sus cachorros se movían en su interior. La inquietaba que eso solo sucedía con algo relacionado a Kian. El verlo, oírlo, o cuando el Alfa insistía en tocarla o rozarla. Sabía que de estar cerca Kian desarrollaría un vínculo con sus cachorros y eso no era posible. Pero a pesar de todo no podía dejar de sentirse atraída a él.Al alzar la vista hasta el Alfa por un momento Dana creyó ver sorpresa, anhelo y algo más en la mirada de Kian pero al notar que ella ya estaba despierta inconscientemente su habitual máscara de frialdad volvió alejándolo mucho más de ella.—Come —la orden del Alfa cortó el silencio en la habitación. Él había colocado la comida a un lado de su cama pero ella la ignoró. Tenía un nudo en la garganta.Dos semanas más habían transcurrido pero para Kian eran como meses infernales. No sabía cómo demonios actuar y odia
La respiración de Dana cada vez es más apresurada mientras corre con destreza por su manada aunque sabe que ahí tampoco estará segura. Incluso aunque tenga aquella barriga de embarazo eso no le impide moverse con agilidad por el terreno rocoso.—¡Vamos, más rápido! —chilló Zakia—. Dana, tenemos que separarnos. Tú conoces mejor tu tierra, escóndete donde no puedan encontrarte. Yo trataré de distraerlos.—¡No! Zakia…La hembra entorna los ojos e incluso en ese momento parece divertida por la preocupación de la Omega.—No te preocupes. Nadie va a tocarme, saben que soy importante para Kian.Estúpidamente Dana siente celos porque sabe bien que ella tiene razón pero rápido los aparta.—Gracias por esto, te estás metiendo en problemas por mí.—Vale, después me agradeces siendo la madrina de tus cachorros, ¡Ya ve!Dana empieza a correr separándose de Dana y Brent gruñe irritado.—Se acercan, puedo olerlos.Dana también podía hacerlo. Ni siquiera le preocupaba el montón de aromas mezclados, l
—¡Kian! ¡¿Por qué haces esto?! —las manos de Asling se aferraban a la camisa del Alfa mientras lloraba—. Prometiste hacerme feliz.Kian tenía la mandíbula apretada tratando de controlar las emociones que lo estaban volviendo loco pero al ver a Asling llorando su pecho se apretó sintiendo culpabilidad por lastimarla el día de su boda.Alzó la fina cara de su esposa conectando sus ojos a los suyos dándole una caricia en la mejilla.—Necesito hacer esto.—¡Pero acabamos de casarnos! ¡No puedes irte! —Asling.—Deja que Dana se vaya.La tensión volvió a apoderarse del Alfa quien enseguida apartó la mirada y dejó de tocarla ocasionando que Asling se sintiera frustrada.—No puedo.—¡¿Te importa más Dana que el día de nuestra boda?! —estalló ella encolerizada.—No es eso, hermosa. Esto va más allá de Dana. ¿Qué dirán los que me temen cuando sepan que una mujer preñada logró huir de mi manada tan fácilmente? Eso haría creer a los demás que he perdido mi poder. Eso es inaceptable Asling, querr
—Todo saldrá bien, el Alfa Zek nos está respaldando. No pudo enviar a sus hombres a ayudarnos en la frontera porque se darían cuenta de quienes eran y sabía que éramos suficientes para traerte sana y salva aquí pero contamos con su apoyo total.—Bien, después de que hable con él podremos hacer una alianza.Dana vio extrañada el silencio de Zakia y miró a la loba con curiosidad.—¿Zakia, estás bien?La loba sonrió burlonamente y asintió con la cabeza.—Claro que lo estoy, tenía rato que no me divertía tanto. Me gusta causar problemas.Dana casi correspondió a aquella sonrisa suya pero su cara estaba entumecida. De repente creyó percibir que varios machos de la manada observaban con sorpresa a Zakia pero debía ser imaginaciones suyas.Dana caminó con la cabeza alta sosteniendo firmemente el cuerpo pequeño de su hija hasta que se detuvo frente a aquel imponente macho sentado en el trono. A su lado había otro macho más joven mirándola fijo y Dana no pudo evitar estremecerse.—Bienvenida a
Kian frunció el ceño dejándose caer al borde de aquel río que dividía tres reinos. El Oeste, el Norte y el Sur. Introdujo las manos en el agua cristalina lavando su cara. El sol era bastante fuerte.Sus ojos inconscientemente miraron el anillo sobre su dedo recordando cuando Asling se lo había dado.—Te amé desde el primer momento. No pude olvidarte, siempre esperé por ti.A decir verdad él sentía lo mismo pero no era la cara de ella la que veía en sus días más oscuros como ese. Sino la de Dana.Aquella maldita hembra que se había burlado de él. Aquella a quien día tras día no podía dejar de preguntarse dónde estaba. Durante tres años no había dejado de buscarla. Incluso Owen lo había hecho en el Oeste. Era como si la tierra se la hubiera tragado para siempre.Kian apretó la mandíbula pensando en la muerte de la Omega por el recuerdo de su sangre pero algo dentro de él se negaba a dejarla ir. Se negaba a creer que aquella hembra tan fuerte y decidida pudiera morir tan fácilmente.—Te
—Devanie tu mamá…—¡No le digas que estaba aquí! Zakia se rió de la astucia de la pequeña, físicamente era demasiado parecida a Dana salvo por el color de sus ojos que como su personalidad eran muy parecidos a los de Kian, solo que más sonriente y definitivamente dulce y cariñosa como su madre.—¿Por qué volviste a ir hacia ese lugar? Te dije que era muy peligroso —la voz tensa de Dana provocó que ambas dieran un pequeño salto—. No me gusta que sigas escapando Devanie.Zakia miró a su amiga admirándola, Dana se había convertido en toda una Omega guerrera digna de gobernar. Ni siquiera ella que tenía sangre de Alfa podía escucharla acercarse. —Bueno querida chica, al parecer has sido pillada. —¡No te vayas madrina!Zakia se rió burlonamente guiñándole un ojo.—Te daré el mejor regalo que tendrás hoy, no te preocupes. —¿Qué será? —los ojos de Devanie brillaron con interés y Dana bufó mientras que Zakia soltaba otra risita escabulléndose por el bosque.—Lo siento mami.La pequeña hiz
Dana secaba el cabello rizado de su hija mirándola pensativamente mientras que Devanie seguía parloteando cosas sin sentido mientras reía.Ese día siempre sería el mejor y el peor para Dana. Siempre tenía que fingir estar totalmente feliz para su hija cuando su corazón estaba dividido en dos pensando en cómo lo estaría pasando su hijo.Solo tenía un consuelo.Kieran estaba vivo.Dana tenía un par de infiltrados en el Norte que le daban información continua sobre su hijo y eso era lo único que no la había hecho volverse loca.—Cariño, tengo otro regalo para ti —murmuró algo tensa Dana y enseguida Devanie se giró a mirarla emocionada.—¡¿Otro?! ¡¿Qué es mami?!—Bueno… no es un regalo mío sino de alguien muy especial para ti.Durante todo el día había pensado en dárselo pero nadie más que Devanie se merecía aquello. Dana siempre se había sentido inquieta por aquel absurdo regalo que Kian le había dado antes de huir así que su hija era la única que merecía llevarlo.Dana se levantó de la
UN AÑO DESPUÉS:—¿Has estado bien? Estos últimos días te he visto muy pensativa.El Alfa Zek caminaba a su lado rompiendo el silencio entre los dos.—Solo ansiosa por volver a mi tierra.La Omega se quedó repentinamente en silencio pero el Alfa sabía cuál era la verdadera razón de aquella ansia.Su cachorro.Él mismo había vivido años lejos de la suya por sus errores pero para Dana era mucho peor pues ni siquiera una vez había podido tener en brazos a su cachorro, al niño que llevaba años anhelando. —Muchas cosas están pasando, espero que tengas sabiduría.Dana sonrió a medias sabiendo que su destino estaba en juego, aquel poder de la premonición que se le había otorgado no era sencillo de controlar, a veces el destino era impredecible incluso para los que podían ver a través de él. Las líneas del destino eran distintas y todo podía cambiar en un segundo gracias a las distintas posibilidades. Ella lo había notado y eso era algo que en secreto le preocupaba por lo que debía tomar las