Instintivamente llevó su palma sobre el vientre de la Omega pero no la tocó, era como si algo se lo impidiera. Kian se había quedado en estado de shock con la garganta seca y el corazón retumbando con fuerza. Ella tiene a nuestro cachorro, es nuestro.Rugió su lobo en su cabeza. Tan perplejo como estaba ni siquiera pudo escuchar la llegada de Gala quien se acercó tranquilamente a él.—Kian, ¿Qué le pasó?Él parpadeó aturdido saliendo de sus pensamientos. Alzó la mirada a la recién llegada pero su voz sonó completamente ronca.Había una extraña emoción comprimiéndolo.—Tienes que ayudarla, la han envenenado.La curandera asintió sacando bolsitas de hojas y medicamentos naturales.Kian se apartó para hacerle espacio mientras caminaba por la habitación con el pecho subiendo y bajando debido a las respiraciones aceleradas. Revolvió su pelo intentando tranquilizarse pero no fue sencillo. —Ella… tiene que ponerse bien Gala. Debes salvarla.—Haré todo lo posible, Kian.Él enseguida se volvi
Kian rodeaba el cuerpo de aquella doncella mientras mantenía la mandíbula apretada.—¿Por qué lo hiciste?Su voz sonó tan gélida que Neim se estremeció y sollozó de temor.—Alfa, yo no…—Estoy conteniéndome Neim, no hago daño a las mujeres pero estoy a punto de destrozarte. Así que te aconsejo que hables.—Me pagaron para hacerlo, Alfa.Kian se detuvo en seco sintiendo cada vez más la rabia, la miró a la cara e ignoró el temor y el temblor de su cuerpo.Sí, debería tener miedo porque iba a hacerla sufrir como ella lo había hecho con su Omega.Extendió la mano rápidamente apretando su cuello ocasionando que rápidamente la hembra tosiera en busca de aire.—¿Quién?—Alfa… por favor.—¡¿Quién?!La histeria lo estaba consumiendo.Viendo la expresión mortífera de su Alfa, Neim abrió la boca.—A…Luego vino un gemido y Kian rugió descontrolado al ver que acababa de ser asesinada por una flecha directo a su corazón.Esta estuvo a punto de alcanzarlo también pero eso poco le importó.Kian alzó
Kian no podía definir el sentimiento que lo llenó al ver como la Omega iba recuperando la consciencia. Sin darse cuenta apretó su mano pero las palabras de ella nada más al verlo lo hicieron sentir un vacío inquietante.—No me toques.Él la miró ceñudo sin saber cómo responder a su insolencia por primera vez pero no podía dejar de mirarla. Era la primera vez que veía a su Omega luciendo tan fría.—Curandera, ¿Podemos hablar a solas?La vulnerable pregunta provocó que el Alfa casi gruñera de furia.Con las manos apretadas en puños espetó.—¿Desde cuándo lo sabías?Dana ni siquiera lo miró, era como si no existiera en la habitación o no pudiera escucharlo. Crispando los nervios del Alfa. Enseguida tomó la barbilla de la Omega e hizo que lo mirara a los ojos.—¿Cuánto tiempo?.—No sé de qué me estás hablando.La curandera salió en silencio de la habitación sabiendo que ellos dos tenían mucho de qué hablar.—No me hagas perder la paciencia, Dana.Ella llena de cólera recordada con rencor
—Ve a tu habitación, Omega.A Kian le cuesta mantener la cordura, de hecho, está luchando con todas su fuerzas para no perder la cabeza y controlar sus impulsos.—¿Llamarás a mi prometido? —pregunta ella arqueando una ceja.—¡Deja de mentir, maldita sea!El Alfa golpea con un puño la pared detrás de él sin importarle el dolor de sus nudillos.—¡Kian!Asling corre hacia él tocándolo pero Kian no la necesitaba en ese momento. Se aparta de ambas y da largas zancadas hacia el exterior convirtiéndose en lobo mientras que ingresa por el bosque.Necesitaba golpear a alguien. Necesitaba deshacerse de aquella rabia loca que estaba consumiéndolo.El rugido del lobo llega demasiado lejos.—Tú buscaste todo esto Kian, lamento que lo hayas arruinado —susurró Zakia viéndolo a lo lejos.Había amado a Kian desde que él la salvó y le permitió entrar en su manada pero lo que había hecho con Dana era imperdonable.*—¿Satisfecha? Asling se rió de su prima tambaleante. No podía hacerle daño cuando estab
Una caricia casi imperceptible sobre su vientre bastante hinchado hizo que Dana despertara pero no abrió los ojos de inmediato hasta que experimentó cómo sus cachorros se movían en su interior. La inquietaba que eso solo sucedía con algo relacionado a Kian. El verlo, oírlo, o cuando el Alfa insistía en tocarla o rozarla. Sabía que de estar cerca Kian desarrollaría un vínculo con sus cachorros y eso no era posible. Pero a pesar de todo no podía dejar de sentirse atraída a él.Al alzar la vista hasta el Alfa por un momento Dana creyó ver sorpresa, anhelo y algo más en la mirada de Kian pero al notar que ella ya estaba despierta inconscientemente su habitual máscara de frialdad volvió alejándolo mucho más de ella.—Come —la orden del Alfa cortó el silencio en la habitación. Él había colocado la comida a un lado de su cama pero ella la ignoró. Tenía un nudo en la garganta.Dos semanas más habían transcurrido pero para Kian eran como meses infernales. No sabía cómo demonios actuar y odia
La respiración de Dana cada vez es más apresurada mientras corre con destreza por su manada aunque sabe que ahí tampoco estará segura. Incluso aunque tenga aquella barriga de embarazo eso no le impide moverse con agilidad por el terreno rocoso.—¡Vamos, más rápido! —chilló Zakia—. Dana, tenemos que separarnos. Tú conoces mejor tu tierra, escóndete donde no puedan encontrarte. Yo trataré de distraerlos.—¡No! Zakia…La hembra entorna los ojos e incluso en ese momento parece divertida por la preocupación de la Omega.—No te preocupes. Nadie va a tocarme, saben que soy importante para Kian.Estúpidamente Dana siente celos porque sabe bien que ella tiene razón pero rápido los aparta.—Gracias por esto, te estás metiendo en problemas por mí.—Vale, después me agradeces siendo la madrina de tus cachorros, ¡Ya ve!Dana empieza a correr separándose de Dana y Brent gruñe irritado.—Se acercan, puedo olerlos.Dana también podía hacerlo. Ni siquiera le preocupaba el montón de aromas mezclados, l
—¡Kian! ¡¿Por qué haces esto?! —las manos de Asling se aferraban a la camisa del Alfa mientras lloraba—. Prometiste hacerme feliz.Kian tenía la mandíbula apretada tratando de controlar las emociones que lo estaban volviendo loco pero al ver a Asling llorando su pecho se apretó sintiendo culpabilidad por lastimarla el día de su boda.Alzó la fina cara de su esposa conectando sus ojos a los suyos dándole una caricia en la mejilla.—Necesito hacer esto.—¡Pero acabamos de casarnos! ¡No puedes irte! —Asling.—Deja que Dana se vaya.La tensión volvió a apoderarse del Alfa quien enseguida apartó la mirada y dejó de tocarla ocasionando que Asling se sintiera frustrada.—No puedo.—¡¿Te importa más Dana que el día de nuestra boda?! —estalló ella encolerizada.—No es eso, hermosa. Esto va más allá de Dana. ¿Qué dirán los que me temen cuando sepan que una mujer preñada logró huir de mi manada tan fácilmente? Eso haría creer a los demás que he perdido mi poder. Eso es inaceptable Asling, querr
—Todo saldrá bien, el Alfa Zek nos está respaldando. No pudo enviar a sus hombres a ayudarnos en la frontera porque se darían cuenta de quienes eran y sabía que éramos suficientes para traerte sana y salva aquí pero contamos con su apoyo total.—Bien, después de que hable con él podremos hacer una alianza.Dana vio extrañada el silencio de Zakia y miró a la loba con curiosidad.—¿Zakia, estás bien?La loba sonrió burlonamente y asintió con la cabeza.—Claro que lo estoy, tenía rato que no me divertía tanto. Me gusta causar problemas.Dana casi correspondió a aquella sonrisa suya pero su cara estaba entumecida. De repente creyó percibir que varios machos de la manada observaban con sorpresa a Zakia pero debía ser imaginaciones suyas.Dana caminó con la cabeza alta sosteniendo firmemente el cuerpo pequeño de su hija hasta que se detuvo frente a aquel imponente macho sentado en el trono. A su lado había otro macho más joven mirándola fijo y Dana no pudo evitar estremecerse.—Bienvenida a