Dana, despierta… 

Kian se quitó la camisa frustrado mientras maldecía.

—Es la primera maldita vez que esto sucede.

Su Gamma lo miró incómodo viendo al Alfa estallar su furia.

Golpeó la pared con fuerza ignorando el dolor.

—¡Refuerza los límites de la manada! No quiero que ese bastardo venga otra vez y entre en mi territorio ¡En primer lugar nunca debió entrar!

—Alfa, yo…

—¡Kian, que bueno que volviste!

Asling ingresó a la habitación y no dudó en saltar a los brazos del Alfa quien rápidamente la atrapó.

—Asling, no es el momento.

Bajó su tono de voz para ella, no quería ofenderla de ninguna manera pero tampoco la quería cerca por la impotencia e ira que estaban dominándolo.

—¿Estás molesto? ¿Qué pasó?

Kian le hizo un gesto a Nathan para que hiciera lo que le pidió y este salió de la habitación dejando a los prometidos solos. Sin embargo, Asling lejos de apartarse del Alfa se ciñó más a su cuerpo.

Le encantaba el aroma que aquel macho desprendía, la excitaba que fuera tan poderoso y masculino.

—Necesito
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