Ava. El estruendo hizo que todos los que se encontraban cerca se giraran para ver lo que estaba pasando, observando desconcertados, al principio, cómo un Alfa, se hallaba derribado sobre los escalones de las escaleras, mientras, una simple omega, con los brazos cruzados y sonriendo descarada, lo mi
Irina. Corrí por el jardín hasta el celador que estaba al fondo, cerca del rio, junto a la casa de los guardas y del personal de servicio que se encargaban de la casa de la manada. Mientras caminaba, sentía miles de emociones encontradas, desde luego no esperaba encontrarme a mi hermano allí, aunqu
Irina. Al oir que Ida era la mate del alfa Calix, sentí que algo malo estaba pasando allí, esa estúpida se había acostado con mi mate, una vez cuando él estaba borracho, bueno con él, y con media manada, y según me había dicho algunas hembras, ella pretendía ser la futura Luna de Blue Moon, pero si
Ava. Cuando entré en la sala de interrogatorios de la manada, varias personas ya estaban reunidas allí. Llevaba una mañana bastante ajetreada, desde que descubrimos que el Alfa Calix se había llevado a Irina, algo que me tenía sumergida entre varios sentimientos encontrados, entre los que me obliga
Walter sonriendo, como disfrutara ante la idea, me dio un cuchillo con mango de madera y hoja de plata, hasta yo sentía la tentación de soltarlo, ante la cercanía de ese material tan corrosivo para un lobo. - “Les diré lo que sucederá a partir de este momento, si no me cuenta todo lo que saben, zo
Desmond. Llevan corriendo y olfateando, transformado, tras el rastro que ese grupo durante horas. El grupo estaba formado por dos Alfas, varios lobos de diferentes rangos, entre los que se encontraba un delta, y finalmente, mi luna. Por lo que vi cuando se la llevaron, se encontraba desmayada, y a
Pero no hubo tiempo de nada de eso, ni de descubrir qué habían hablado esos dos, ni de evitar lo que pasó a continuación, un grupo de varios hombres, comenzaron a acercarse a mi luna por detrás, y sin pensarlo, corrí para socorrerla, aunque cuando llegué, ya era tarde, no había nadie allí, y el rast
Elijah. Supe el momento justo en que el interior de mi alfa cambió, ya lo habia visto en otras ocasiones, su oscuridad en el “campo de batalla”, pero nunca había visto ese fuego oscuro, temible, e intimidante de sus ojos, era la primera vez que lo sentía alejado de mí, alejado de todo, por primera