Irina. La reacción de a las palabras que me dijo mi mate, el Alfa Desmond, fue que sentí como se me estrujó el corazón. Era la primera vez que un mandato de Alfa me afectaba. Por mi condición de gamma, estaba exenta de cualquier orden que yo no quisiera obedecer de cualquier lobo de rango superior
Yo simplemente necesitaba hacer lo que Bella me pedía, además me estaba hartando mucho de las actitudes de los Alfa que había conocido a lo largo de este tiempo, en especial de la de mi mate, se suponía que una vez que él apareciera, todo acabaría, y las últimas veinticuatro horas, me habían demostr
Irina. - “¡Abrázame!”- le gruñí de dolor a Desmond, al sentir que la zona donde él me tocaba era la que menos me dolía. A diferencia de antes, esta vez mi compañero no dudó, y pronto me vi sujeta entre sus brazos mientras yo colocaba mi mano, sobre el cuerpo herido del Beta, para extraer todas
- “Bueno eso lo vamos a hablar, ahora.”- creí oírle decir, pero sinceramente no estoy segura, cerré mis ojos y me dejé llevar por la sensación qué sentía estar cerca de él. - “¿Que nos ocurre Bella?”- le pregunté, mientras mi cuerpo se sentía agotado, Me sentía protegida y en calma. - “Creo que,
Narrador. Penllergare Valley Woods, Gales, territorio de la manada River Lake, esa noche. El gruñido alto y sonoro de furia de la Alfa Brenda Watson, se oyó fuerte y claro en la casa del Alfa, mientras de un fuerte empujón arrojaba fuera de su habitación a su último amante. - “Sal de aquí, in
Esto lejos de amedrentar a la loba, creo una necesidad, casi una obsesión, de convertirlo en su pareja, y a partir de aquí comparaba a todos los hombres con los que se acostaba con su rey Alfa, provocando que claramente los primeros salieran muy desfavorecidos. Justamente esto era lo que le había
Ava McDonald. Ver allí a mi mate sufriendo, solo me confirmó lo que había sentido previamente, aunque Elijah y yo no hubiéramos cerrado el círculo completamente de nuestra unión, nuestros lobos, espiritualmente, sí lo habían hecho. Durante el ataque, mientras yo me encontraba tirada en la colina
Ava McDonald. - “Elijah… ¿cómo estás?... ¿cómo está la herida? … ¡Déjame ver!”- me dije recorriendo su cuerpo con mis manos, mientras él gruñía de dolor al notar que le tocaba la zona herida, que aún no se había recuperado del todo. - “¡Aahh!... ¿Podrías quedarte quietita sobre mi regazo? o es m