Ava McDonald. Cuando noté que Bella, se echaba en el suelo, con la cabeza sobre sus patas delanteras, mientras su respiración se hacía tranquila y sus ojos se cerraban, supe que la inteligente loba Bella, había tomado el control. Mi primer instinto, cuando Irina detectó el peligro, fue, como ya lo
- “Espero que no estes muy lejos, porque no creo que aguantemos mucho, Elijah, vamos a ser atacados por la manada Red Eyes, con su Alfa al frente.”- le dije mentalmente a mi compañero. Me parecía hasta absurdo, que al segundo día de conocer a quién sería mi pareja, tuviera que perderla tan rápidam
Irina Bykow. - “Corre Gamma, yo no puedo, estoy herida, corre.”- la voz alterada y nerviosa de Ava me despertó de mi trance, más bien fue Bella la que se activó. Justo para ver a la loca de Elora salir corriendo perseguida por un grupo enorme de lobos. -” ¿Qué demonios está pasando...?”- pregun
Elijah. Tras derribar al Alfa que pretendía apresar a mi compañera, vi como su cuerpo rodaba hacia el borde de los árboles, y sin pensarlo fui tras él. Al principio, él me miró y supo que la lucha no sería fácil, no me importaba que fuera un Alfa, no era el primero al que me enfrentaba, y derrotaba
Pronto, ante el primer intento de puñetazo por su parte, lo pude esquivar fácilmente, lo que no esperaba que fuera un maldito tramposo, de alguna parte sin saber de dónde, salió una pequeña navaja de plata, que de un solo movimiento se me clavó en el costado, haciendo que aullara de dolor. Justo en
Irina. La reacción de a las palabras que me dijo mi mate, el Alfa Desmond, fue que sentí como se me estrujó el corazón. Era la primera vez que un mandato de Alfa me afectaba. Por mi condición de gamma, estaba exenta de cualquier orden que yo no quisiera obedecer de cualquier lobo de rango superior
Yo simplemente necesitaba hacer lo que Bella me pedía, además me estaba hartando mucho de las actitudes de los Alfa que había conocido a lo largo de este tiempo, en especial de la de mi mate, se suponía que una vez que él apareciera, todo acabaría, y las últimas veinticuatro horas, me habían demostr
Irina. - “¡Abrázame!”- le gruñí de dolor a Desmond, al sentir que la zona donde él me tocaba era la que menos me dolía. A diferencia de antes, esta vez mi compañero no dudó, y pronto me vi sujeta entre sus brazos mientras yo colocaba mi mano, sobre el cuerpo herido del Beta, para extraer todas