La princesa Sol era la tercera hija del rey Cameleo, gobernante de Wilor, un pequeño reino humano alejado del bosque . Un bosque que ocultaba miles de secretos. Pero Sol sufre día a día el rechazo de su padre y el temor a ser vista. ¿Por qué? Por la cruel condena que ella posee al tener en su rostro una cicatriz que la hace ocultarse en la oscuridad llena de miedo y dolor. Entonces todo cambia cuando entre la multitud su llanto resuene en los cielos despertando el enojo de una bestia, que escondido observaba a la bella Sol embriagándose con su aroma. Aquella bestia no es un desconocido. Aquella bestia es el príncipe de los lobos, un hombre respetado en cada reino. Él solo sostuvo la mano de Sol acallando todos los murmullos y con suavidad beso sus labios dando comienzo a una historia de amor, pero no todo sería calma cuando entre la inmensidad del bosque ella se adentre conociendo seres desconocidos ante sus ojos. Seres que ocultan una historia como los ojos rojizos de aquel príncipe.
Leer másLa noche bajo nuestro propio cielo:Ella sentía temor mirando la oscuridad que alumbraba los cielos, Gustavo sonrió mirándola con atención antes de suspirar y ser ese llamado de atención.—¿Qué pasa? —pregunto la mujer de cabellos dorados—Te encuentras asustada y preocupada. ¿Verdad? —ella asintió con timidez—Es la primera vez que dormiré lejos del castillo y sin escuchar la voz de mi doncella —con pena confeso agachando su cabeza para perderse en su regazo. Sus dorados cabellos cayeron como cascadas que lentamente se movían por el viento silenciosoGustavo se colocó de cuclillas a un lado de su amada, sostuvo esas manos temblorosas dejando entre los nudillos fugaces besos. Ella preocupada posó sus ojos en los suyos quedándose en silencio cuando la voz de su amado volvió
El nacimiento de Photine:Despertó con un dolor recorriendo su cuerpo, Sol tomo asiento entre las colchas claras murmurando con premura el nombre de su amado, ese pequeño ser resguardo en su vientre golpeteaba ansioso de salir, de ver a su madre y buscar su consuelo.Sol grito con temor mientras el castillo se removía.Gente apresurada gritaba, Fermio miraba todo con atención alejado de su propio hijo y avergonzado todavía de las miradas. Suspiro alejándose.La mujer grito con los ojos cristalizados y el sudor corriendo por su piel. Sus manos apretaban las blanquecinas sábanas, su cuerpo entero temblaba mientras los murmullos seguían a su alrededor.Era una fresca mañana donde los cielos mansos lucían despejados, el sol tan brillante observaba a los curiosos seres, algunos alegres, otros perdidos en sus propios caminos y el resto corriendo al
Largos años y mire cómodamente ese bello paisaje antes de suspirar.La melancolía me invadió mientras volvía a sentir mi corazón palpitar desenfrenado resonando bajo mi ser, en mis labios una sonrisa se plasmó y nuevamente quede en el silencio escuchando a las aves cantar tan lejanas a mí.Sin embargo, fue difícil evitar sentir como una lágrima surcaba mi mejilla sonrojada y otras se perdían acariciando mi cicatriz que durante estos 7 años fue dejando de ser tan visible sobre mi piel para lentamente desaparecer. Seguía ahí, tan vivaz y marcada, pero podía sentir al temor alejado de mi corazón.Ya no temía a los murmullos ni frías miradas que descontrolarían mi ser.Estaba en paz, aunque parte de mi corazón estuviera vagando entre esos cielos mansos.Fue hace un año que Caleb soltó su último
Mire el exterior, esas flores volvían a nacer brillando bajo los mansos cielos que hoy lucían alegres.Sonreí sintiendo mis mejillas llenarse de gruesas lágrimas, esas que alguna vez lloraron las desdichas y hoy se teñían de felicidad. Mis ojos vagaron brevemente en los claros cielos, algunas aves revoloteaban tan alegres y el bullicio volvía a ser escuchado.Un bullicio calmado y bello.Entonces mis manos fueron guiados hacia mi abultado vientre, los días corrieron tornándose largos meses, meses en los cuales la calma retomo su camino, aunque supiéramos que alguna vez algo ocurriría nuevamente alertándonos, pero podíamos suspirar.Suspirar sabiendo que aquel ser formándose en mi vientre sonreiría viendo los bellos ojos de su padre.—Princesa Sol —dijo una voz tan dulce y nerviosa de la bella mañana. Gire sobre mis talones dej
Narrado en tercera personaVolvió a la vida esa mañana sombría donde los cielos lentamente dejaban de llorar.Sus ojos se abrieron con rapidez, un débil pitido envolvió sus oídos y luego ante esa luz tenue, pero cegadora escucho aquellos lamentos.Esa dulce voz que alguna vez había dicho su nombre entre besos apasionados y delicados, parpadeó creyendo que tal vez soñaba, sin embargo, una voz surgió en su mente mientras seguía tan quieto sobre aquellas mantas.Una voz murmuro su nombre en su mente y Caleb supo quién era aquel ser.—Caleb—¿Fauno? —escucho una débil risa, tan pulcra y jovial siendo solo un susurro fugaz en sus oídos—Somos uno —dijo el susodicho afirmando lo sentido y Caleb sonrió sintiendo sus ojos cristalizarse—Somos uno &mdash
Narrado en tercera personaElla lloro en silencio mirando esa desgarradora escena.Sus ojos miraron ese frio cuerpo y en su mente el recuerdo más triste llego, vio a su amado entre los suelos mojados con los ojos apagados, el alma vagando entre las nubes y su voz siendo solo inaudible. Ella elevo su mano hacia su corazón, ahí donde retumbaba su desconsolada alma rogando al dolor.Vete, —ella había murmurado una noche cuando desconsolada miraba a esos seres reír, inocentes y alejados de todo el mundo que los rodeaba. Ese mundo que alguna vez perteneció a sus recuerdos— por favor dolor vete La muchacha reprimió los sollozos, esos que no serían escuchados porque solo eran un alma vagando entre dolor.Camino entre esa sombría habitación, un corazón había dejado de latir dentro del lugar y ahora l
Tras la mañana siguiente mis ánimos no tenían comparación, mientras esas nubes grisáceas adornaban los cielos mi triste corazón se derrumbaba. Ahora no podía dejar de ver el paisaje exterior tan cohibida de lo sucedido ayer cuando esa mujer de cabellos dorados había esperado el silencio de mis labios mas obtuvo el reclamo del dolor.Camine tras la charla hacia el bosque encontrándome con la misma derrumbada escena, Naidaly seguía recostada en el pasto acariciando el cuerpo sombrío de la bella ave. Sonreía entre lágrimas sin poder frenarlas, sus ojos vagaron hacia los míos murmurando entristecida su dolor.Sonreí sin mostrarme tan derrumbada.Esa tarde acaricie el rostro pálido del fauno, sus ojos dejaban de brillar y se apagaban entre los largos minutos. Él sonreía débilmente pronunciando mi nombre, mis dedos mostraban consuelo rec
Bajo ese aire melancólico sus cabellos dorados lucían envejecidos, pero bellos. Peinados con elegancia y ocultando tras sus orejas algunos rebeldes ansiosos de acariciar sus mejillas sonrojadas. Poseía labios delgados por donde surcaba una débil sonrisa mezclada con la melancolía.Seguía dejando escapar lágrimas silenciosas mientras sus entristecidos ojos no abandonaban los míos.Tenía frente a mí a esa mujer que en sueños canto cuestionando si el destino era cruel, sin embargo, mis ojos vagaron hacia sus brazos. Esos que mantenía sobre su regazo luciendo vacíos, ahí donde entre mis sueños un bello bebé se posaba ansiosa de la voz de su madre, ansiosa de calmar su llanto y regocijarse de aquel calor.Ella yacía solitaria y entristecida.—Hola, princesa Sol —volvió a decir la mujer— eres idéntica a mi bella
Permanecí callada mirando con habitual pena sus bellos ojos, aquellos que se iban apagando con los días.Mi amado Caleb sonrió para luego vagar entre el blanquecino techo sin borrar de sus resecos labios aquella expresión. Mis ojos se sintieron curiosos y buscaron sobre su piel aquellas marcas que con los días lucían tan feroces.Sus ojos se iban apagando y de los míos solo surgían lágrimas tiñendo mis mejillas ante su paso.Los días se volvían tan pesados y dolorosos, los cielos durante las noches lloraban, permanecían entre los mañanas tan callados para luego dejar que retumbe su feroz grito sollozante como mi corazón. Ambos se unían en ese entristecido compás, con la brisa suavemente llevando sus melodías y los susurros desapareciendo en la lejanía.Caleb dormía durante las mañanas, por las tardes miraba el