—Sí, es una gran persona. Es el tipo de persona que no ves en varios meses o años, aunque, cuando la vuelves a ver, recuerdas todo el cariño que le tienes —sonrió con gratitud—. Gracias a todo el proceso que tuvimos, puedo ser la persona que soy hoy en día.
La puerta francesa del fondo del pasillo se abrió y un hombre que aparentaba unos cincuenta años salió junto con la que reconocí como la psicóloga, ellos se despidieron y después la mujer se acercó a nosotros cuando quedamos sólo los tres en el ancho pasillo.
—¡Alejandro! —saludó la mujer con amplia emoción.
—¡Doctora! —la abrazó.
—Dichosos los ojos que te ven, ¿cómo estás?
La psicóloga debía tener como unos cincuenta y tantos, su piel era bastante clara, como si no tomara mucho e
Cuando te das cuenta que has dado el primer paso, pero el paso de verdad, donde pisas firme, sabes que no hay vuelta atrás.La doctora Alicia me hizo la pregunta: “¿Qué sientes?” y yo me fui en llanto a medida que le contaba todo lo que me sucedió desde la niñez y había intentado hacer. A medida que relataba mi pasado, me sentía desmoronar y toda la coraza se fue cayendo a pedazos.Ella me veía atentamente sin ningún indicio de querer señalarme y al final me dijo que había dado un paso importante al llegar allí para recibir la ayuda que tanto necesitaba.—Pero esto es un proceso bastante largo, Rousse y en algunos momentos serán dolorosos —me advirtió—, sin embargo, no estarás sola, yo estaré a todo momento contigo para ayudarte, ¿entendido?Para crear el diagnóstico tuve que ir con ella dos veces por
La rutina que seguí para ese primer mes de tratamiento consistió en ir a mi trabajo desde la mañana hasta la tarde y los lunes y miércoles verme con la doctora Alicia. Recuerdo esos días como si escarbara profundamente en mi pasado, removiendo todo mi suelo firme, haciendo un hoyo.No hablaba con mis padres, llegaba a casa y no decía nada, al principio mi madre me discutía, me gritaba que era una grosera, pero yo no le decía nada y dejé de pasar tiempo en mi casa —bueno, menos del que antes lograba estar—. Sólo llegaba a dormir y lo hacía muy tarde, cuando todos ya estaban en los brazos de Morfeo.Se preguntarán qué hacía con todo ese tiempo que tenía por fuera. Bueno, eso fue gracias al segundo ejercicio que me ordenó la doctora a hacer: ejercitarme diariamente.Sólo fue cuestión de que le contara a Alejandro sobre el que deb
Había escuchado las versiones de la primera vez de una mujer teniendo sexo y me aterraba, porque siempre lo relataban como algo doloroso y espantoso, donde había sangre e hinchazón, algunas hasta llegaron a llorar. Miedo, vergüenza y sangre. Todas me habían dicho que lo habían hecho por amor, algunas fueron convencidas por el novio para que les demostrara el amor que sentían por ellos.Yo me había dicho que —si es que llegaba a hacerlo algún día porque realmente no creía que fuera capaz de hacerlo—, no lo haría por amor y yo escogería al hombre. Además, quería que pasara en una edad donde me sintiera preparada.Y sí, técnicamente todo eso pasó, sólo que no lo planee y mucho menos pensé que fuera a ser con ese hombre. Pero, si me preguntaran cómo fue mi primera vez teniendo sexo, les diría que una locura dond
Era la verdadera Rousse quien se mostraba. La que quería salir adelante, superar sus miedos internos y quien comenzaba a mostrar su belleza interior. Me sorprendió muchísimo, porque, por un momento creí que no lograría dar el primer paso.Pero ahí estaba, yendo a todas las citas con la psicóloga; a veces lloraba al terminar las terapias, se desahogaba conmigo cuando ya nos rodeaba las paredes de mi apartamento. Yo sólo podía consolarla trayendo gelatina de fresa o helado de sandía (era su favorito) y la abrazaba para calmar sus temblores.Amaba el que Rousse fuera tan trasparente conmigo, que me buscara cuando se sentía mal porque sabía que ella no era así con todas las personas. De alguna manera la atención que recibía de Rousse me hacía sentir especial, …como si fuera la única persona importante en su vida. Sé que es egoísta el p
Fui a entrenar con Rousse y mis ojos se saciaron viendo sus lindas piernas ejercitarse, fantaseé con poder tocarlas, llenarlas de besos y con eso me bastó, siempre me sentía satisfecho con mis pensamientos y nunca dar un paso más allá.—¿Qué te parece si mañana hacemos noche de películas? —sugirió mientras cenábamos.Dejé de masticar mis pastas y alcé la mirada para observarla al otro lado de la mesa. Rousse se veía radiante cuando sonreía —pero esta vez eran sonrisas de verdad, no fingidas—. No quería que dejara de sonreír: no sería quien borraría aquella angelical sonrisa.—Puedo quedarme a dormir aquí, el fin de semana lo tenemos libre —revolvió con el tenedor sus pastas salteadas mientras las observaba con aquella sonrisa emocionada—. Voy a entrar a estudiar y… no q
Dejé salir un jadeo cuando Alejandro comenzó a besarme lentamente por el cuello y bajó paulatinamente hasta mi vientre y… un poco más.Llevé una mano hasta mi boca para ahogar un grito. Era una sensación muy extraña el que paseara su lengua por mi vagina, además, me parecía muy vergonzoso. Pero no podía soportar el jalar su cabello mientras me llevaba al punto más alto de la excitación.Alejandro y yo… estábamos teniendo sexo, ¡sí, estaba pasando! Mis pensamientos se chocaban, se estrellaban, caían al suelo y volvían a levantarse para correr en círculos mientras gritaban eufóricos.Me estaba revolviendo en la cama, jalaba su cabello y jadeaba mientras sentía lo que hacía con su lengua. Yo podía sentirlo, me estaba humedeciendo y estaba muy caliente en aquella parte.No pensaba en nada, s&oac
Por momentos cerraba los ojos al sentir la presión de lo que estaba recibiendo mi cuerpo, pero notaba que a la vez me gustaba.Me di cuenta que a Alejandro le gustaba el sexo duro, ser dominante y mandar cuando de un impulso me puso boca arriba en la cama y subió mis piernas a sus hombros. Yo solté un grito al ver que en aquella pose me incomodaba y daba un poco de dolor, pero para esos momentos él no deseaba controlarse, al contrario, parecía que mi dolor lo excitaba más.Llevó una mano a mi boca y me dijo que lo mordiera, yo así lo hice, lo mordí con fuerza entre el pulgar y el índice. Se notaba que a él le estaba doliendo mi mordida, pero eso lo hizo acelerar sus penetraciones.Me di cuenta que él parecía querer representar con aquella mordida el dolor que yo estaba sintiendo. Fue muy raro, pero… me estaba gustando lo que Alejandro estaba haciendo.Despu&e
Podría decir que tengo una especialización en evadir situaciones o personas, mi alta capacidad para huirle a los problemas es grande, enorme. Así que, al recordar ese momento justo en que me bajé del auto de Alejandro para adentrarme en mi casa, fue el momento que decidí hacer como si él no existiera.Pero es imposible, porque una vez creas lazos con alguien y comienzas a cambiar tu vida, ya no puedes hacer como si nada hubiera pasado. Además, al día siguiente, mientras me bañaba, mi entrepierna me recordaba lo que había pasado.Se siente extraño. Sabes que ya tu vida no podrá ser como antes, pero una parte de mí quería seguir haciéndolo.Pasar por el lado de Alejandro, ignorarlo por completo, cambiar mi horario de ejercicios con la excusa de la universidad… Todo eso me seguía impulsando a la idea de que no podía seguir acercá