Respiro de alivio

Lo más curioso de aquel cambio de vida fue el ver que Carlos me trataba diferente, estaba más atento de mí y eso hizo que nos acercáramos mucho más. Él sabía sobre mi proceso de recuperación y no me molestó tanto, para ese momento ya aceptaba el que estaba recuperándome.

Con Carlos hablé varias veces, cuando comenzó a acompañarme a la parada de bus sobre mi depresión y cómo el cambio de casa me estaba ayudando mucho a sentirme mejor.

—Te ves más alegre —me dijo—. Y más rellenita, te están alimentando bien.

—Ah… sí, no me quitan el ojo de encima hasta que dejo el plato vacío —respondí entre una risita.

Se volvió una rutina el hablar con él en los pasillos, preguntarnos sobre si habíamos visto esta o aquella serie; de hecho, casi siempre nuestras conversac

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