Los ojos de Rebecca se abren de par en par pensando que, si Maya los encuentra, todo se podía arruinar en cuestión de segundos. Habían estado teniendo una excelente mañana después de una exquisita noche y lo menos que desea en esos momentos es que la burbuja en la que estaba viviendo hace apenas unos segundos, se explote.En el poco tiempo que han compartido, Rebecca le ha tomado mucho cariño a la pequeña y le encanta pasar tiempo con ella, pero justo en ese momento, es la última persona a la que quiere ver. El corazón le late desbocado en su pecho porque teme que Liam se eche para atrás después de lo que acaban de hacer, que finalmente se dé cuenta de que todo fue un error y la deje antes de que tengan la oportunidad de comenzar algo.Maya no le da tiempo a ninguno de los dos adultos a pensar en una solución, ni siquiera hay un margen para que Rebecca pueda esconderse entre las sábanas. Para la suerte de todos, Liam finalmente reacciona y le grita a su hija:—Espera un minuto, Maya
Las palabras de Liam salen de su garganta con una voz ronca repleta de placer, un ruego que viaja directo hasta la entrepierna de Rebecca mientras esta piensa que hay algo pecaminosamente erótico en sentir el tacto rudo de la mano de él y verlo provocarla en el espejo.Liam parece saber justo lo que ella está pensando porque ve sus ojos en el reflejo.‒Tú solo tienes que observar. Ve lo que te puedo hacer, nena.Sus dientes se cierran en el lóbulo de su oreja haciendo que un sonido de sorpresa se escape de la garganta de ella. El sonido se transforma en un gemido cuando deja ese punto, cuando la deja deseando más para luego, besarla por todo su cuello.Sus manos no se detienen, tocan sus senos y sus pezones y ella arquea su espalda haciendo que estos se ajusten a la medida de las manos de él, empujándose cada vez más fuerte contra ellas, ansiosa de sentir más roce.‒Ojos al frente ‒le ordena él cuando ella inclina su cabeza hacia un lado y amenazan con cerrarse.Él da la vuelta y se c
Rebecca se toma un momento en el que finge estar pensando qué hacer, luego, con un gesto de su mano le indica a Liam que guíe el camino.ꟷAdelante ꟷle dice.Liam sonríe de forma maliciosa y la toma en brazos, cargándola hasta la regadera.ꟷTuve que dejar que se calentara, no quería que te diera frío.ꟷQue galante por su parte, señor Edwards, quién lo diría, es usted todo un caballero.Ella coloca sus manos alrededor de su cuello. No importa que hace solo cuestión de minutos, él estaba en su interior, no importa lo mucho que haya sentido su piel, Rebecca no se cansa de él, de la sensación que le ofrece su cuerpo contra el de ella.Inclina su cabeza hacia abajo, recorriendo todo su tronco, viendo la forma en la que el agua cae por sus abdominales fabulosos, en una dirección directa hacia donde sus pieles colisionan.La mirada curiosa es todo lo que Liam necesita y, en cuestión de segundos, ya está duro para ella nuevamente, rozando su trasero sugerentemente y acelerando su ritmo cardiac
Esa misma noche, después de todo un día sonriéndose el uno al otro a escondidas y de miradas furtivas, Maya, Liam y Rebecca decidieron ir a por el tour nocturno por el Gran Cañón.Las comisuras de la boca de Rebecca se curvan hacia arriba mientras observa lo feliz que la pequeña Maya está y lo bien que se ve Liam a la luz de la luna.En un momento, Liam se acerca por detrás de Rebecca y suavemente le susurra al oído:ꟷEstás hermosa esta noche. Si fuera un ladrón , te robaría y te llevaría conmigo para nunca devolverte.ꟷOh, no haría falta que me raptaras, a decir verdad, yo iría contigo por mi propia voluntad.ꟷEres demasiado buena conmigo, Martin.ꟷEspero que nunca lo olvides ꟷrepone ella.La suave voz de Maya los saca de su pequeña burbuja. La niña no ha guardado silencio desde que comenzó el tour y ha atormentado al guía con preguntas una seguida de otra.ꟷ¿Hay algunas cornalinas cerca?ꟷ¿Las de color naranja? Pues sí. Aunque, a decir verdad, todo es muy naranja por aquí, por si no
Las palabras de Liam destruyen el poco ápice de cordura que le quedaba a Rebecca dentro. Ya le costaba controlarse teniéndolo tan cerca, escucharlo diciéndole semejantes frases, es demasiado para ella.–Quiero sentir qué tan caliente y húmeda estás –continúa diciéndole él.–Hazlo, por favor –le suplica ella a modo de respuesta y Liam cae de rodillas al suelo.Con sumo cuidado, baja sus pantalones y su ropa interior los sigue. Liam la recarga contra una piedra grande que se encuentra tras ella, y, luego, sin aviso alguno, su lengua se enreda en su sexo.–Sabes endemoniadamente deliciosa ¿Ya te lo había dicho? –Liam da otra lamida– Sabes a sal y a miel a la misma vez. Dulce, salada y deliciosa, la combinación perfecta para volverme loco.Su nariz roza su clítoris y ella coloca sus manos en los hombros de él para sostenerse antes de que sus rodillas pierdan la poca fuerza que les queda.–Estás tan caliente y húmeda, nena. Casi espero que salga humo de ti –dice é
Maya ha desaparecido y el terror recorre todo el cuerpo de Liam y de Rebecca mientras buscan y gritan el nombre de la pequeña a todo pulmón con la esperanza de que los escuche y aparezca de un momento a otro.La mente de Liam no para de hacerle jugarretas sucias haciéndolo sentir culpable por la desaparición de la pequeña. “Tenía que haber estado observándola como todo padre responsable y preocupado, pero no, en lugar de eso tuve que anteponer mi deseo y mis ansias de Rebecca en lugar de mi hija. ¿Cómo pude hacer algo así? ¿Cómo no pensé en las consecuencias que podrían traer no tener a Maya vigilada en medio de la noche? ¿Cómo pude ser tan irresponsable con mi propia hija? Si algo le sucede no me lo voy a perdonar nunca. Necesito más tiempo con ella, no hemos podido disfrutar nada. Tiene que aparecer. Va a aparecer.”–Basta –ordena Rebecca– los pensamientos que sean con los que te estás torturando ahora mismo tienen que parar. Te conozco, Liam, he visto esa e
Mientras Liam y Rebecca se preguntaban para sí mismos cómo diablos había hecho Maya para llegar hasta allá arriba, el temor los comía por dentro paso a paso.La expresión asustadiza en el rostro de la niña no hace más que preocupar a los adultos ya que es más que obvio que es incapaz de bajar de ahí arriba por sí misma y está a una altura considerable y peligrosa, sobre todo para una uña tan pequeña como ella.–Liam ¿crees que si Maya brinca puedas atraparla en tus brazos? –pregunta de pronto Rebecca conmocionada por la escena que tiene ante sus ojos.–La verdad, no lo sé, está a demasiada altura y es muy riesgoso –a pesar de la evidente preocupación en el tono de voz de Liam, este le sonríe a su pequeña en un intento de mantenerla lo más calmada posible– No te muevas, Maya, te vamos a bajar de ahí, solo mantente lo más tranquila que puedas.–Tu papá tiene razón, Maya, entre los dos vamos a encontrar una manera de bajarte de ahí lo más pronto posible.–Tengo miedo –exclama la niña con
Rebecca no puede creer lo que sus oídos acaban de escuchar. El hombre que dijo esas palabras no puede ser el mismo que hace solo unos minutos le estaba prometiendo que siempre estaría ahí para ella, que siempre la atraparía.Los ojos de la pelirroja se abren de par en par porque está convencida de que Liam ha perdido toda su cordura. No puede haber otra explicación para el repentino cambio de humor que lo ha atacado de un momento a otro.Ella se gira hacia él nuevamente, clavando sus ojos en los suyos, buscando alguna respuesta en ellos, algo que le indique que es solo una broma (una de muy mal gusto), pero no, no hay nada en ellos que indique diversión.Su rostro está serio, sus facciones quietas, casi rígidas y sus labios en una fina línea apretados el uno con el otro mientras mira de su hija hacia Rebecca.ꟷ¿Me estás hablando en serio? ꟷpregunta ella todavía esperando una explicación coherente.ꟷSí, por supuesto que estoy hablando en serio. No hay nada divertido en todo esto. Maya