Las palabras de Liam destruyen el poco ápice de cordura que le quedaba a Rebecca dentro. Ya le costaba controlarse teniéndolo tan cerca, escucharlo diciéndole semejantes frases, es demasiado para ella.–Quiero sentir qué tan caliente y húmeda estás –continúa diciéndole él.–Hazlo, por favor –le suplica ella a modo de respuesta y Liam cae de rodillas al suelo.Con sumo cuidado, baja sus pantalones y su ropa interior los sigue. Liam la recarga contra una piedra grande que se encuentra tras ella, y, luego, sin aviso alguno, su lengua se enreda en su sexo.–Sabes endemoniadamente deliciosa ¿Ya te lo había dicho? –Liam da otra lamida– Sabes a sal y a miel a la misma vez. Dulce, salada y deliciosa, la combinación perfecta para volverme loco.Su nariz roza su clítoris y ella coloca sus manos en los hombros de él para sostenerse antes de que sus rodillas pierdan la poca fuerza que les queda.–Estás tan caliente y húmeda, nena. Casi espero que salga humo de ti –dice é
Maya ha desaparecido y el terror recorre todo el cuerpo de Liam y de Rebecca mientras buscan y gritan el nombre de la pequeña a todo pulmón con la esperanza de que los escuche y aparezca de un momento a otro.La mente de Liam no para de hacerle jugarretas sucias haciéndolo sentir culpable por la desaparición de la pequeña. “Tenía que haber estado observándola como todo padre responsable y preocupado, pero no, en lugar de eso tuve que anteponer mi deseo y mis ansias de Rebecca en lugar de mi hija. ¿Cómo pude hacer algo así? ¿Cómo no pensé en las consecuencias que podrían traer no tener a Maya vigilada en medio de la noche? ¿Cómo pude ser tan irresponsable con mi propia hija? Si algo le sucede no me lo voy a perdonar nunca. Necesito más tiempo con ella, no hemos podido disfrutar nada. Tiene que aparecer. Va a aparecer.”–Basta –ordena Rebecca– los pensamientos que sean con los que te estás torturando ahora mismo tienen que parar. Te conozco, Liam, he visto esa e
Mientras Liam y Rebecca se preguntaban para sí mismos cómo diablos había hecho Maya para llegar hasta allá arriba, el temor los comía por dentro paso a paso.La expresión asustadiza en el rostro de la niña no hace más que preocupar a los adultos ya que es más que obvio que es incapaz de bajar de ahí arriba por sí misma y está a una altura considerable y peligrosa, sobre todo para una uña tan pequeña como ella.–Liam ¿crees que si Maya brinca puedas atraparla en tus brazos? –pregunta de pronto Rebecca conmocionada por la escena que tiene ante sus ojos.–La verdad, no lo sé, está a demasiada altura y es muy riesgoso –a pesar de la evidente preocupación en el tono de voz de Liam, este le sonríe a su pequeña en un intento de mantenerla lo más calmada posible– No te muevas, Maya, te vamos a bajar de ahí, solo mantente lo más tranquila que puedas.–Tu papá tiene razón, Maya, entre los dos vamos a encontrar una manera de bajarte de ahí lo más pronto posible.–Tengo miedo –exclama la niña con
Rebecca no puede creer lo que sus oídos acaban de escuchar. El hombre que dijo esas palabras no puede ser el mismo que hace solo unos minutos le estaba prometiendo que siempre estaría ahí para ella, que siempre la atraparía.Los ojos de la pelirroja se abren de par en par porque está convencida de que Liam ha perdido toda su cordura. No puede haber otra explicación para el repentino cambio de humor que lo ha atacado de un momento a otro.Ella se gira hacia él nuevamente, clavando sus ojos en los suyos, buscando alguna respuesta en ellos, algo que le indique que es solo una broma (una de muy mal gusto), pero no, no hay nada en ellos que indique diversión.Su rostro está serio, sus facciones quietas, casi rígidas y sus labios en una fina línea apretados el uno con el otro mientras mira de su hija hacia Rebecca.ꟷ¿Me estás hablando en serio? ꟷpregunta ella todavía esperando una explicación coherente.ꟷSí, por supuesto que estoy hablando en serio. No hay nada divertido en todo esto. Maya
Muy para su pesar, Rebecca se vio obligada a hacer el viaje de regreso hacia la cabaña en el mismo coche de Liam, al estar tan alejada no pudo conseguir ningún taxi, así que se embarcó en el más incómodo viaje de vuelta.No se escuchó ni una sola voz en el trayecto, ni siquiera una suave melodía de alguna canción en el auto, solo el rugido del motor acelerando.Al llegar, ella no esperó a nada, se bajó y fue directamente hacia su habitación, dispuesta a darse un baño de agua caliente que la relajara un poco. Mientras el agua se escurría por su cuerpo, escuchó el llamado a su puerta, unos nudillos tocando bajo pero de forma firme en la madera. —Rebecca, necesitamos hablar, acabo de acostar a Maya, ábreme por favor, no podemos dejar las cosas así —el sonido de los nudillos se escuchó par de veces más, pero se rindieron ante el silencio de ella.“No pienso caer en sus mentiras pantanosas ni una sola vez más. Dejó su posición bien clara, no fui más que una pequeña distracción para él.
Los ojos de Rebecca se abrieron de par en par al sentir los suaves labios de Liam en contraposición con lo picosa de su barba reciente. A pesar de que su cabeza le decía todo lo contrario, su cuerpo no deseaba poner distancia con el de él.Sin tener control sobre sus propios movimientos, los brazos de ella se enrollaron alrededor del cuello de él, dando espacio a sus dedos a marcar surcos a través de su cabello rubio.Él la mira, la mira a sus ojos. Nunca antes había pensado en cuál era su color favorito, nunca pareció importante, sobre todo para uno de los millonarios cretinos más conocidos del país.Nunca le dio importancia a los colores hasta que miró un par de ojos azul océano y se dio cuenta de que tal vez ahogarse era algo hermoso. No hasta que miró un par de ardientes ojos azules y se dio cuenta de que tal vez quemarse era algo indoloro.No hasta que miró un par de ojos azul cielo y se dio cuenta de que tal vez caer al vacío podía ser algo pacífico.Nunca antes había pensado e
Ambos están mirándose atentamente mientras intentan recuperar el ritmo pasivo de sus respiraciones. No han transcurrido ni cinco minutos cuando Liam habla:—Sé que, según lo planeado todavía nos quedan algunos días aquí, pero creo que ya hemos tenido suficiente Gran Cañón, lo mejor es que regresemos mañana mismo.—¿Estás hablando en serio? No estoy convencida de que a Maya le guste mucho la idea, además, prácticamente acabamos de llegar.—Sí, y ahora nos vamos, es lo mejor —dice él mientras no le quita los ojos de encima y, todo atisbo del Liam dulce ha desaparecido, ahora hay frialdad en su mirada, es el jefe el que está hablando ahora.—No puedes estar hablando en serio, Liam, eso va a destrozar a Maya, piénsalo bien.—Llevo toda la noche pensándolo.Justo en ese momento, algo dentro de Rebecca se prendió, si él había decidido marcharse ¿para qué había hecho todo ese número de intentar convencerla para perdonarlo? ¿La había utilizado?—¿En verdad? Pensé que llevabas pensando toda la
Liam está mirando muy seriamente a los ojos de Rebecca y, muy a su pesar, ella siente cómo su enojo se va disipando poco a poco.“¿Por qué, por qué demonios no puedes mantenerte fuerte? ¿Por qué no puedes mantener las defensas alzadas? ¿Por qué no puedes seguir molesta y ponerle las cosas lo más difícil posible? Eso te ayudaría mucho a no llorar, pero eres una tonta, Rebecca Martin”. Se reprende ella para sus adentros.—La verdad es que no, no es bueno para Maya, ella disimula, pero es muy lista y se da cuenta de todo. No estamos creando un ambiente sano para ella y más toxicidad de la que le brinda su madre con la comida es lo que menos necesita en estos momentos.—Fuimos unos estúpidos anoche —comienza diciendo él.—Perdón, ¿fuimos?—No me refiero a la discusión de anoche, me refiero a nuestra falta de control cuando se supone debíamos cuidar de Maya.—Bueno, ahí tienes un buen punto, si algo le hubiese sucedido, me habría sentido muy culpable. No tuvimos c