Dos meses después, Liam y Rebecca están preparándose para asistir a una magnífica gala, un evento de la empresa.—¿Por qué no te pones eso que acabo de comprarte? —le pregunta él— Se te ve precioso, te lo aseguro.—Para ti todo me queda precioso —le regala una sonrisa.—Es que es cierto, te ves bien en cualquier cosa. Podrías ponerte una bolsa de plástico como vestido y estarías radiante.—Claro, tú solo quieres que me lo ponga porque te vuelve loco ¿Prometes que te detendrás a quitármelo más tarde una vez lleguemos a casa? —le pregunta ella de la forma más pícara e insinuante posible.—Ese es mi deber, no tienes siquiera que preguntarlo.Unos segundos después, ella deja caer la toalla envuelta en su cuerpo para colocarse la ropa interior mientras Liam se apoya en el marco de la puerta con los brazos cruzados sobre su pecho mirándola de arriba abajo y pasando su lengua sobre sus labios imaginando que siente el sabor de ella.—¿Quieres ayudarme o solo vas a quedarte ahí embobado observ
Después de dos largos meses de interminables preparaciones, finalmente ha llegado el día de la boda. Liam y Rebecca van a casarse.Todo ha sucedido de forma tan apresurada que la pelirroja todavía no puede creer que hayan logrado planear una boda de alta sociedad en tan poco tiempo.Luego de conversaciones con Liam y, a pesar de que ella deseaba tener solamente una pequeña ceremonia, llegaron al acuerdo intermedio de que la boda se celebraría por todo lo alto, él no deseaba nada menos para ella. Su futura esposa merecía una boda por todo lo alto y él haría todo lo que estuviera en sus manos para lograrlo.Gracias a ello, Rebecca se encuentra en su habitación frente al espejo mirándose de arriba abajo con los nervios a flor de piel. Hay varios reporteros, camarógrafos, prensa por doquier, la noticia de su boda saldrá por todos lados.Una voz la saca de sus atormentadores pensamientos:—¡Qué emoción ver tu vestido! Estás hermosa —dice mientras suspira con adoración.—Muchas gracias, Ma
La iglesia está llena a reventar. Tal y como Rebecca lo había previsto, está abarrotada de las personas más glamorosas que había visto. Su padre la lleva al altar con lágrimas en los ojos.La pelirroja observa la decoración, la enorme iglesia, los invitados mientras piensa en lo diferente que era su vida hacía solo unos meses. Era increíble lo mucho que había cambiado en menos de un año.La pequeña y ordinaria Rebecca Martin, la asistente ejecutiva había atrapado al soltero más codiciado, a uno de los hombres más ricos, al inalcanzable Liam Edwards.—Él te ama, cariño —le comenta su padre mientras caminan hacia el altar— No lo conozco mucho, sé que no hemos tenido tiempo para conocerlo ¡Diablos! A veces pienso que nosotros pasamos mucho tiempo sin verte.—Papá es…—El trabajo y la distancia, lo sé. Lo que te quiero decir es que me he dado cuenta como te mira, es como si fueses la mayor maravilla del mundo, o el más preciado de sus tesoros. No me quedan dudas de que está perdidamente e
La recepción es en un hotel de cinco estrellas. Entrar al salón de fiestas es como entrar en un candelabro, todo es tan rico en brillo y glamour.—¿Qué piensas? —le pregunta Liam.—Solo que, la persona que planeó la boda, creo que estaba loca. Las cosas se le fueron de la mano, esto es demasiado.—No te preocupes. Yo mismo me aseguré de ordenar que toda la comida que sobre sea donada a la caridad, así que no tienes que sentirte culpable.—Creo que el embarazado me ha hecho cambiar mi punto de vista sobre muchas cosas. No hay nada que me entusiasme más que comenzar el proyecto junto a las ONG que estuvimos viendo.—Y yo estaré feliz de ayudarte y estar a tu lado a cada paso del proceso.Los novios disfrutan, ríen, se besan, comparten y bailan por todo el salón mientras la música toca. Liam la abraza, sosteniéndola con fuerza y Rebecca se siente como si por primera vez en el día, estuviesen solo ellos dos.—Así que, finalmente lo hiciste —le dice él y ella se le queda mirando con una ce
Cuatro meses después…Un dolor agudo en el bajo vientre despierta a Rebecca en medio de la noche. Abre sus ojos desconcertada y lleva su mano hacia el lugar del dolor.Unos segundos después, otra punzada incómoda la ataca y se sienta en la cama cuando siente algo mojado bajo ella. No tarda mucho en caer en la cuenta de que ha llegado la hora de que el bebé nazca.Los nervios la inundan formando un gran caos en su interior. Mira hacia al lado y observa a Liam durmiendo tranquilamente. Se inclina y toca su hombro.—Liam —lo llama con voz temblorosa— Liam —vuelve al llamarlo al ver que no despierta, pero es en vano, está sumido en un profundo sueño.Rebecca suspira y respira profundamente cuando otra ola de dolor, esta vez más intensa, la atraviesa y vuelve a llamar a su esposo, esta vez, prácticamente gritando por el pánico.—¡Liam!—¿Qué, qué? —despierta él desconcertado mirando hacia todos lados y se mueve en la cama como un pez fuera del agua para luego fijar sus ojos en la mujer de
Las contracciones de Rebecca ya son cada seis minutos de intervalo, ha entrado en trabajo de parto más pronto de lo que ella se imaginaba. Podría tener a su bebé en cualquier momento.—¿Qué tal te sientes? —le pregunta Liam, una vez ella está instalada.—Estoy aterrada ¿Qué tal si hago algo mal? ¿Qué pasa si no puedo con esto? —la voz de Rebecca está más temblorosa que nunca.—Nena, eres la persona más fuerte que conozco, quiero decir, pudiste conmigo en mi peor momento y pudiste manejarme. Si alguien puede hacer esto, eres tú. —Le asegura Liam regalándole una sonrisa tranquilizadora.Una contracción mucho más fuerte que las anteriores atraviesa a Rebecca haciendo que esta apriete la mano de Liam con vigor para pasar el dolor.Unos segundos después, la doctora aparece por la puerta. Revisa sus instrumentos y, luego entre las piernas de Rebecca y sonríe.—Estás lista, traigamos a este bebé al mundo —le dice la doctora.—Puedes hacer esto, nena.—No me dejes, por favor —le suplica ella
Diez meses después…Las olas golpean la orilla de la tierra en Irlanda y mojan a Rebecca con una pequeña brisa en su rostro. Liam y ella decidieron que llevar a los niños a la tierra natal de él era lo mejor.—¡Mira esto, Maya! —Liam llama a su hija desde el otro lado de la playa pequeña y rocosa y ella va corriendo.La niña se agacha junto a la roca a la que su papá está apuntando y la examina con ojo crítico.—Creo que es basalto. Hay muchos de esos aquí en Irlanda.—Vaya, alguien ha estado investigando.—¿Están listos para almorzar? Me estoy muriendo del hambre y creo que vi un pub en el camino.—¡Sí! —responde Maya emocionada y Liam y Rebecca se observan sonrientes.No ha habido una sola cosa que a Maya no le haya gustado en ese viaje hasta el momento y los pubs son una de sus cosas preferidas. Mientras más antiguos sean, mejor para ella.El bebé comienza a llorar y Rebecca voltea a ver la carita arrugada de su bebé amarrado a su pecho.—¿Qué pasa, mi pequeño? ¿También tienes ham
“¡Ya está! Lo he decidido, hoy es el día en el que finalmente voy a renunciar a mi puesto de trabajo”, fueron los primeros pensamientos que le llegaron a la cabeza de Rebecca cuando sus ojos se clavaron en la tanga roja que se encontraban sobre la silla de su oficina. Encolerizada se acercó a ella y la arrojó con desdén al bote de basura. “Estoy cansada de encontrarme las evidencias de un momento lujurioso de él por toda mi oficina, no me importa que sea mi jefe, estoy harta”, volvió a decirse para sus adentros y, de forma decidida comenzó a teclear en su computadora:“Estimado Liam Edwards, a pesar de que hemos estado trabajando juntos por más de cinco años, tengo que informarle que renuncio. Aprecio en demasía el tiempo que he pasado en esta empresa aprendiendo de ella y de usted. Me comprometo a entrenar como es debido a mi reemplazo antes de marcharme…”Justo antes de que pudiera pulsar el botón azul de “enviar”, el picaporte de su puerta giró y Liam apareció ante ella.- Buenos