Muy para su pesar, Rebecca se vio obligada a hacer el viaje de regreso hacia la cabaña en el mismo coche de Liam, al estar tan alejada no pudo conseguir ningún taxi, así que se embarcó en el más incómodo viaje de vuelta.No se escuchó ni una sola voz en el trayecto, ni siquiera una suave melodía de alguna canción en el auto, solo el rugido del motor acelerando.Al llegar, ella no esperó a nada, se bajó y fue directamente hacia su habitación, dispuesta a darse un baño de agua caliente que la relajara un poco. Mientras el agua se escurría por su cuerpo, escuchó el llamado a su puerta, unos nudillos tocando bajo pero de forma firme en la madera. —Rebecca, necesitamos hablar, acabo de acostar a Maya, ábreme por favor, no podemos dejar las cosas así —el sonido de los nudillos se escuchó par de veces más, pero se rindieron ante el silencio de ella.“No pienso caer en sus mentiras pantanosas ni una sola vez más. Dejó su posición bien clara, no fui más que una pequeña distracción para él.
Los ojos de Rebecca se abrieron de par en par al sentir los suaves labios de Liam en contraposición con lo picosa de su barba reciente. A pesar de que su cabeza le decía todo lo contrario, su cuerpo no deseaba poner distancia con el de él.Sin tener control sobre sus propios movimientos, los brazos de ella se enrollaron alrededor del cuello de él, dando espacio a sus dedos a marcar surcos a través de su cabello rubio.Él la mira, la mira a sus ojos. Nunca antes había pensado en cuál era su color favorito, nunca pareció importante, sobre todo para uno de los millonarios cretinos más conocidos del país.Nunca le dio importancia a los colores hasta que miró un par de ojos azul océano y se dio cuenta de que tal vez ahogarse era algo hermoso. No hasta que miró un par de ardientes ojos azules y se dio cuenta de que tal vez quemarse era algo indoloro.No hasta que miró un par de ojos azul cielo y se dio cuenta de que tal vez caer al vacío podía ser algo pacífico.Nunca antes había pensado e
Ambos están mirándose atentamente mientras intentan recuperar el ritmo pasivo de sus respiraciones. No han transcurrido ni cinco minutos cuando Liam habla:—Sé que, según lo planeado todavía nos quedan algunos días aquí, pero creo que ya hemos tenido suficiente Gran Cañón, lo mejor es que regresemos mañana mismo.—¿Estás hablando en serio? No estoy convencida de que a Maya le guste mucho la idea, además, prácticamente acabamos de llegar.—Sí, y ahora nos vamos, es lo mejor —dice él mientras no le quita los ojos de encima y, todo atisbo del Liam dulce ha desaparecido, ahora hay frialdad en su mirada, es el jefe el que está hablando ahora.—No puedes estar hablando en serio, Liam, eso va a destrozar a Maya, piénsalo bien.—Llevo toda la noche pensándolo.Justo en ese momento, algo dentro de Rebecca se prendió, si él había decidido marcharse ¿para qué había hecho todo ese número de intentar convencerla para perdonarlo? ¿La había utilizado?—¿En verdad? Pensé que llevabas pensando toda la
Liam está mirando muy seriamente a los ojos de Rebecca y, muy a su pesar, ella siente cómo su enojo se va disipando poco a poco.“¿Por qué, por qué demonios no puedes mantenerte fuerte? ¿Por qué no puedes mantener las defensas alzadas? ¿Por qué no puedes seguir molesta y ponerle las cosas lo más difícil posible? Eso te ayudaría mucho a no llorar, pero eres una tonta, Rebecca Martin”. Se reprende ella para sus adentros.—La verdad es que no, no es bueno para Maya, ella disimula, pero es muy lista y se da cuenta de todo. No estamos creando un ambiente sano para ella y más toxicidad de la que le brinda su madre con la comida es lo que menos necesita en estos momentos.—Fuimos unos estúpidos anoche —comienza diciendo él.—Perdón, ¿fuimos?—No me refiero a la discusión de anoche, me refiero a nuestra falta de control cuando se supone debíamos cuidar de Maya.—Bueno, ahí tienes un buen punto, si algo le hubiese sucedido, me habría sentido muy culpable. No tuvimos c
Las palabras de Rebecca son como una invitación para él, carta abierta para ofrecerle placer, para hacerla suya como solo él sabe hacerlo.Liam mete la mano por debajo de la camiseta de ella y le acaricia con suavidad la parte inferior del pecho. Ella cierra los ojos y nota el ritmo lento y enérgico de sus latidos en cada centímetro de la piel.Liam pone las manos entre sus muslos. Su pulgar pasa por su entrada, deteniéndose y presionando contra su clítoris pulsante. Un golpe de electricidad viaja directo hasta el centro de ella.Todo su cuerpo se estremece durante un momento. Él gime. Ella suspira de placer y alivio.—¿Estás segura de que esto es lo que quieres? —le pregunta él para asegurarse de que no sea una decisión apresurada, para saber que tiene su pleno consentimiento.—De… de verdad que tengo muchas ganas.—Joder —exhala él y cambia de postura. Se coloca detrás de ella y le apoya una mano en la pared justo al lado del espejo.De un momento a otro, la agarra del hueso de la c
Después de pasar un par de días aterrada, finalmente llega el día en el que Rebecca tiene su cita con el doctor. Era consciente de que podía comprar un test de embarazo para salir de dudas, pero necesitaba estar completamente convencida del resultado y esa seguridad, solo un médico podía ofrecérsela.La pelirroja necesitaba saber si estaba embarazada nada más y nada menos que de Liam Edwards. Si alguien le hubiera dicho en el pasado que él podría ser el padre de su hijo, ella se hubiese reído en su cara. pero, ahora, ahí estaba con sus manos temblando y sudorosas temiendo que llegara una confirmación de sus sospechas.Para empeorarlo todo, primero tendría que sobrevivir a todo un día en la empresa. Otro día más incómodo. Desde que regresaron del viaje, Liam prácticamente no le había dirigido la palabra.Antes de esas vacaciones, él no paraba de molestarla hasta para lo más mínimo. Siempre la llamaba y le pedía un café, o el almuerzo, o porque no encontraba algún documento, o para ped
—No, Liam, eso no es todo y lo sabes. No soy capaz de dejar de pensar en lo que sucedió entre nosotros. No estoy lista para despedirme de Maya y, definitivamente, no estoy lista para despedirme de ti. En ese avión me dijiste que me querías y sé que es cierto.—Y lo es, pero tú misma lo dijiste, no es el momento para nosotros y quedamos en que íbamos a continuar con nuestras vidas, eso es lo que estoy intentando hacer. Lo que pasó aquella noche en EL Gran Cañón solo me demostró lo que sucedería entre nosotros. Yo soy un empresario, tú me distraes demasiado y no puedo permitir que eso suceda de nuevo, no con Maya y no con el trabajo.—¿En serio me estás culpando por eso de nuevo? Pensé que era un tema que ya había quedado cerrado. Maya se hubiese subido a ese árbol estando nosotros ahí o no, es una niña y los niños hacen travesuras, además, yo los ayudé a comunicarse a ustedes dos, te ayudé a establecer una relación con ella y, en cuanto al trabajo, creo que he demostrado cien
El corazón de Rebecca comenzó a palpitar como si fuese un caballo desbocado. No podía creer que eso estaba sucediendo nuevamente, no después de todo lo que ambos habían atravesado en los últimos días.A pesar de que el contacto de sus pieles, labios y saliva le resultaba extremadamente excitante y, de alguna manera retorcida, la calmaba, no pudo evitar pensar en lo tóxica que su relación se estaba convirtiendo.Un segundo era sí, al otro era no y, al siguiente, era sí de nuevo. Sabía que ambos tenían muchas cosas con las que lidiar, pero los constantes cambios de ánimo de Liam, las repetidas discusiones y luego las reconciliaciones estaban pasándole factura a su salud mental y eso era un lujo que no podía permitirse.Lo quería y ¡Dios! Como necesitaba sentirlo, fundirse en él, en sus caricias, en sus besos. Anhelaba sentirlo junto a ella todo el tiempo, pero de forma sana y eso solo sucedería si él aceptara a estar con ella sin importarle nada más.Rebecca era muy consciente de que es