Las buenas noticias llegaron a oídos de la familia, y con un límite de tiempo, fueron pasando a verlo durante los días siguientes. Prudence y Albert entraron juntos. La mujer no podía creer que su nieto estuviese en esa fría cama, pero, ahora que lo sabía despierto y luchando por recuperarse, su corazón se llenaba de júbilo.Ethan y Tyler siguieron después, y aunque lo encontraron dormido gracias a un relajante muscular que le habían administrado minutos antes, no demoraron en hacer de las suyas, como cuando eran unos críos, y le pintaron la cara como a una gatita con marcador semipermanente.Kira entornó los ojos y negó con la cabeza sin poder evitar una pequeña sonrisa, después los echó a ambos de allí, reprimiéndolos por el acto tan infantil, aunque divertido. De enterarse, Jack iba a querer matarlos.Con muchísimo cariño y paciencia, mientras él permanecía profundamente dormido, tomó una toalla húmeda y le fue limpiando el rostro de a poco, trazando a su paso caricias suaves y tie
Los días pasaron y las mejoras en la recuperación de Jack eran bastante notables, incluso podía ya tomar una ducha, aunque necesitaba de la ayuda de sus escoltas para trasladarse a la tina.— Estoy bien, puedo solo — se quejó, un tanto frustrado por sus limitaciones físicas.Kira estaba bajo el marco de la puerta, cruzada de brazos y sonriendo sin poder evitarlo. Era un terco por naturaleza, y así se quejaba de ella, ja.— De aquí me encargo yo — les dijo a James y a Kiliam, que tampoco se habían movido del hospital esas últimas semanas y se sentía eternamente agradecida, porque para cualquier cosa que necesitara de urgencia, ellos estaban allí, al pie del cañón.Cuando quedaron solos, ella se hincó junto a la tina y vertió un poco de jabón líquido en la esponja. Con muchísimo cariño y cuidado de no lastimarlo, se aseguró de que él se sintiera cómodo y limpio, brindándole la asistencia que necesitaba en ese momento.— Me gustan tus manos sobre mi piel — musitó, ladeando la cabeza. Y a
Los días de terapia física comenzaron y Jack estaba más insoportable que nunca, tanto que tuvieron que cambiar un par de veces de fisioterapeuta.— ¿Cuánto tiempo va a durar esto? — preguntó, hastiado, a la mujer que había tomado el desafío de conseguir su completa rehabilitación física.Esta sonrió.— El tiempo lo decide usted, y el empeño en la recuperación también — le contestó con paciencia.Él volteó los ojos como si fuese un chiquillo de nueve años, capricho y rebelde.— Estoy harto de tener que depender de los demás — volvió a quejarse — ¿Puede ese tiempo concluir ahora?La mujer abrió la boca, pero la cerró tan pronto esa dulce joven llegó a la sesión, ya se le había hecho extraño que no estuviese allí.— Deja a Elena hacer su trabajo en paz — intervino Kira, dulce, inclinándose para darle un cálido beso en la mejilla —. Mientras más te quejes, más durará.— Es lo que intento decirle — añadió Elena, continuando con lo suyo.Jack suspiró largamente, y sus ojos volvieron a brill
La noticia lo tomó como si una avalancha lo hubiese azotado sin darle oportunidad a nada. Llegó al hospital tan rápido como el tráfico de la ciudad pudo permitírselo, e incluso así, Kiliam se saltó varios semáforos consciente de la gravedad del asunto.El resto de la familia los seguía en otra de las camionetas.Jack saltó fuera del auto con la mano de su mujer aferrada a él, y en cuanto la enfermera los vio, les indicó apresurada el camino hasta la habitación a la que habían trasladado a Marene poco después de contactarle.Se detuvo abruptamente en la puerta, pues no sabía con lo que iba a encontrarse. Kira lo miró con ojos preocupados, pues sabía todo lo que estaba pasando por su mente en ese preciso instante y temía que pudiera volver a perderse a sí mismo.— No… — dijo con voz críptica, y retrocedió un paso.No se sentía capaz de entrar allí. No se sentía capaz de perderla luego de haberla recuperado.No.Se negaba.Kira suspiró y acarició su brazo, mirándolo compasiva.— Te neces
La mañana del día siguiente, Kira bajó al salón. Allí aguardaban algunos miembros del equipo de seguridad para recibir órdenes precisas y parte del personal de servicio también. — Yo… no sé qué decidiría Jack en este momento — musitó, pues para ella todo seguía siendo muy nuevo. No estaba acostumbrada a dirigir una casa, mucho menos un equipo entero de escoltas, además que Jack tampoco le había pedido que lo hiciera. James se acercó y le sonrió con calidez. — ¿Qué decides tú? — le preguntó, y todos la miraron con cariño y gesto expectante, esperando a que fuese ella quien diese las órdenes. Kira se quedó pensando por varios segundos con las manos alrededor de su pequeña barriga. Después repartió algunas tareas que el personal aceptó y en seguida se pusieron manos a la obra. En cuanto al equipo de seguridad, pidió que el lugar en donde se llevaría a cabo el funeral se respetara la privacidad de la familia. Su escolta personal asintió por sus decisiones tan acertadas. Cuando volvió
Minutos antes…— Mi hijo también estaría a punto de nacer — escuchó Kira detrás de sí, mientras aguardaba con el corazón cargado de expectación y ansias por encontrarse con Jack.Su expresión de alegría y anticipación se desvaneció casi al instante de girarse, porque aunque no hubiese reconocido esa voz… todo de ella advirtió tal determinación y presencia.— ¿Becca? — musitó consternada.El aspecto de la ex amante de Jack la confundió en un principio, y la hizo dudar realmente si se trataba de ella, pues de la Becca que había conocido con atuendos estilizados y tacón fino, parecía quedar una mujer enfundada en ropa deportiva y facciones muy… muy delgadas. Completamente demacrada, como si no fuesen la misma.— ¡Imaginé que tendrías esa cara de sorpresa! — soltó efusiva, echando un vistazo por donde James se había ido hace nada — ¿Por qué no damos un largo paseo y nos ponemos al día, eh, Kira?Ella pasó un trago, sin comprender del todo que hacía allí… mucho menos cuales eran sus intenc
Cuando el jefe de escoltas le explicó en aquella llamada desde la recepción del grupo Akerman lo que estaba ocurriendo, el corazón de Jack pareció detenerse de súbito, solo para entonces reanudar su marcha como una locomotora y provocar que todo a su alrededor dejase de detener el mínimo sentido.La carcasa del móvil crujió bajo la palma helada de su mano, y después de pasar un trago, saltó dentro del elevador y esperó impaciente hasta encontrarse con Kiliam, que ya lo esperaba con el auto encendido y el resto del equipo detrás.— ¿Dónde está James? — preguntó con la mirada fija en la carretera, mientras el auto derrapaba por la ciudad.— De camino ya.Jack apretó los ojos.La sola idea de que Kira y su hija estuviesen en peligro no era algo con lo que pudiese ser capaz de pensar racionalmente, por eso, cuando llegó al pent-house y las puertas del ascensor se abrieron, se fue a por el cuello de la camisa del hombre encargado de velar por la seguridad de los seres por los que indudable
— ¡No, no, no! ¡No vayas a desmayarte! — le había dicho Becca a Kira tan pronto cruzaron la puerta de una enorme casa que parecía abandonada hacía ya un tiempo.Todo estaba cubierto con sábanas blancas y el piso cubierto por una muy fina capa de polvo.La tomó por el brazo lastimado para ayudarla a que siguiera adelante y la dejó caer en el sillón más cercano. Kira se quejó de dolor.— Ten, hazte lo que tengas que hacerte en el brazo — le lanzó las cosas que habían comprado anteriormente y después arrastró una silla a menos de un metro de ella. La pistola seguía fuertemente sujeta en su mano.— Becca, ya esto no será suficiente — musitó la joven embarazada con voz débil —. Por favor, necesito ir a un hospital. Tengo fiebre y…— ¿Sabes algo, Kira? — la interrumpió a cambio, ignorándola completamente —. Cuando conocí a Jack estaba cruzando el peor momento de mi vida. Había perdido a mi abuela, la única persona que me quiso en este mundo, así que me aferré a la compañía que podía ofrecer