Rene tenía una sonrisa que casi le partía la cara a la mitad, mientras Linda seguía revolviendo su café, con los ojos brillosos y su mente trabajando a mil por segundo. — Por favor di algo. — rogo la rubia, estaba sorprendida que su amiga aun no pronunciara palabra alguna. — Debo desaparecer Rene, lo antes posible. — dijo al fin mirando los celestes ojos de su amiga. — ¿Que? Pero… —Williams se hizo la vasectomía porque no quiere tener hijos, nunca los deseo, no lo obligare a pasar por esto, y nunca voy a desarme de mi hijo. — Rene podía ver el conflicto y dolor en los ojos de su amiga. — Creo que es un poco drástica tu decisión. — se atrevió a decir. — Las decisiones difíciles requieren voluntades fuertes, ya lo decidí Rene, solo necesito una semana, organizare todo, le hare ver a Deivid que realmente está enamorado de ti, él te cuidara… — Espera, ¿acaso piensas abandonarme? — pregunto con cara de espanto. — Quiero que seas feliz, tus amas a Deivid y él a ti solo que es dema
Williams veía el reloj que colgaba en la pared, una y otra vez, marcaba las diez de la noche, había intentado comunicarse con Linda varias veces, pero no conseguía que la llamada entrara, el buzón de voz le informaba que se encontraba apagado o fuera de servicio, aunque Deivid le repetía una y otra vez que lo más probable era que estuviera consolando a Rene. — ¿Cómo quieres que te lo diga amigo?, ese para debe estar tomando un café hablando de lo que sea que hablen las mujeres, deja de comportarte como un psicótico. — dijo el castaño mientras se servía una copa más. — Y tu ¿cómo quieres que te explique qué Linda siempre atiende mis llamadas?, aparte por si no lo sabes las mujeres hablan de hombres cundo se reúnen, lo más probable es que estén divirtiéndose en algún lugar buscado un hombre para Rene y eso no me hace ilusión, mi reina se podría ver tentada.— esas palabras quemaban su boca con solo pronunciarlas, trataba de pensar que Linda no le haría eso, trataba, pero conseguirlo e
Linda caminaba al lado de su amiga, sin poder contener su emoción, acababan de realizarle el control de su quinto mes de embarazo, sus hijos crecían fuertes y sanos, todavía recordaba su sorpresa cuando se le informo que su anterior medico había cometido un error o que al tener un ecógrafo obsoleto no había podido ver que la mujer esperaba mellizos, aun no podía saber el sexo, pero deseaba tener dos varones, dos niño que tuvieran los ojos de su padre, y su rostro, para poder respirar cada vez que los viera, y es que Linda se sentía incompleta sin tener a su rey, sentía que no podía respirar, pero no podía hacer nada más, le había costado toda su fuerza de voluntad no llamar a Williams, por lo menos tenia a Rene, la cual comenzaba a sanar, su ánimo crecía, día a día, gracias a que Dante Ricci había descubierto que la rubia era tan hermosa como las pinturas que hacía, por lo que se propuso enamorarla, si bien Rene al igual que Linda mantenían un luto sexual, por llamarlo de alguna maner
Ninguna de las dos mujeres pronuncio palabra alguna, por lo que los hombres optaron por tomar asiento frente a ellas, por un momento las hormonas ganaron la batalla y de los ojos color chocolate de Linda un par de lágrimas cayeron al ver al hombre que tanto amaba frente a ella después de tanto tiempo, mientras Rene detallaba a Deivid y notaba los cambios en él, estaba ojeroso, demacrado, pero aun así tan hermoso como ella lo recordaba. Sin decir nada y solo mirándola Williams deslizo por la mesa la carta que Linda le había dejado a modo de despedida. —Creo que me debes una explicación, porque llevo dos meses sin entender ¿Por qué te alejas de mí? — el dolor en su voz era palpable, Linda limpio rápidamente sus lágrimas y respondió. — Es lo mejor Will, tú tienes un plan de vida y en el no hay lugar para mí. — mientras respondía Rene opto por darle privacidad a la pareja. — Linda, yo iré a ver porque tarda Dante, disculpen. — dijo mientras se levantaba y acto seguido Deivid fue tras
Dos horas habían pasado desde que el infierno se había desatado para estos cuatro hombres, mientras Williams esperaba ansioso que Dante llegara al hospital para que le pudieran dar información de lo que le sucedía a Linda, ya que para los médicos no le era de importancia que el rubio asegurara que era el novio de la joven o el padre de sus hijos, ellos solo veían la información que tenían cargada en su computador, donde figuraba como único contacto y autorizado para tomar cualquier decisión Rene y Dante, hasta el momento lo único que le habían informado era que Linda estaba ingresada por una perdida debido a problemas ya existente en su embarazo y que estaba sedada pero estable, era lo único que sabía y eso lo desesperaba, no saber qué tipos de complicaciones había afrontado su reina todo este tiempo por estar embarazada. Para Deivid la situación era la misma, la única diferencia era que él sabía que Rene se estaba debatiendo entre la vida y la muerte y que gracias a un llamado telef
Dante se retiró tan rápido como llego, dándole así la privacidad que las parejas necesitaban, antes de despedirse le aseguró a Rene que no debería preocuparse más por Terry, y la rubia solo asintió con la cabeza, negándose a sí misma sentir cualquier tipo de remordimiento por el final que su exnovio tuvo, ya que cosecho lo que sembró. —Linda quiero que regreses conmigo, sé que soy un idiota y tienes razón en todo lo que dijiste, pero cuando te vi, cuando te marchabas del restaurante, vi tu vientre, comprendí que son reales, mis hijos son reales y los quiero a mi lado, al igual que tú. — el rubio casi se quedó sin aire de lo rápido que estaba hablando, él estaba nervioso, mientras Linda solo lo observo como se atropellaba con cada palabra. — No es justo Williams, sé que tú nunca quisiste...— comenzó a decir con la mayor calma, pero pronto Will la interrumpió. — Se lo que dije y también sé que estaba equivocado, debes creerme, yo quiero a mis hijos. — dijo casi llorando de la misma d
El viaje de regreso a Nueva York pareció ser tranquilo, por lo menos para las jóvenes, quienes a pesar de no entender bien cuáles eran las motivaciones de Sam Bach para cuidar de ellas, decidieron solo dejarse alcanzar por la buena suerte, para Williams y Deivid las cosas eran diferentes, que las jóvenes estuvieran bajo las alas de Sam era suficiente para alertarlos, necesitaban saber que era lo que ese hombre quería con ellas, por lo que en un momento cuando ellas se durmieron decidieron increparlo, y que mejor manera para hacerlo que enfrente de su esposa Samanta, después de todo si el hombre tuviera algún interés poco honesto con ellas, esperaban que su esposa supiera ver las señales.— Sam ahora que estamos solos los cuatro, quiero que me digas que pretendes de Linda y Rene, a mí no vengas con que le debes a Dante, porque eso solo te lo creen ellas e incluso tengo dudas de que te crean. – Williams fue el primero en hablar, mientras Deivid solo asintió, estaban sentados unos frente
— Linda, hay algo que mi esposa y yo queremos decirte. – Sam Bach jamás se había sentido tan nervioso. — De acuerdo, los escucho. — respondió de forma seria la morena. — Esto es muy difícil de contar, pero tratare de ser lo más claro posible para que puedas comprender nuestra preocupación por ti y Rene. — la castaña se acomodó en la cama, para prestar la mayor atención posible. — Hace un poco más de 24 años Samanta y yo nos casamos, no solo porque nos amábamos, lo que adelanto nuestra boda fue el hecho de que mi bella novia estaba esperando a nuestra hija. – la mente de Linda divago por un momento, ella jamás escucho de que Sam Bach tuviera hijos, y es que lo que le había sucedido al mayor de los Bach, solo pocos lo sabían. —El parto se adelantó, yo me encontraba en Paris en ese momento, Samanta aun trabajaba en su clínica, por lo que decidieron en aquel lugar a recibir a nuestra hija, mientras yo trataba de llegar lo antes posible, era lógico saber que no lo lograría, pensaba que