Linda caminaba al lado de su amiga, sin poder contener su emoción, acababan de realizarle el control de su quinto mes de embarazo, sus hijos crecían fuertes y sanos, todavía recordaba su sorpresa cuando se le informo que su anterior medico había cometido un error o que al tener un ecógrafo obsoleto no había podido ver que la mujer esperaba mellizos, aun no podía saber el sexo, pero deseaba tener dos varones, dos niño que tuvieran los ojos de su padre, y su rostro, para poder respirar cada vez que los viera, y es que Linda se sentía incompleta sin tener a su rey, sentía que no podía respirar, pero no podía hacer nada más, le había costado toda su fuerza de voluntad no llamar a Williams, por lo menos tenia a Rene, la cual comenzaba a sanar, su ánimo crecía, día a día, gracias a que Dante Ricci había descubierto que la rubia era tan hermosa como las pinturas que hacía, por lo que se propuso enamorarla, si bien Rene al igual que Linda mantenían un luto sexual, por llamarlo de alguna maner
Ninguna de las dos mujeres pronuncio palabra alguna, por lo que los hombres optaron por tomar asiento frente a ellas, por un momento las hormonas ganaron la batalla y de los ojos color chocolate de Linda un par de lágrimas cayeron al ver al hombre que tanto amaba frente a ella después de tanto tiempo, mientras Rene detallaba a Deivid y notaba los cambios en él, estaba ojeroso, demacrado, pero aun así tan hermoso como ella lo recordaba. Sin decir nada y solo mirándola Williams deslizo por la mesa la carta que Linda le había dejado a modo de despedida. —Creo que me debes una explicación, porque llevo dos meses sin entender ¿Por qué te alejas de mí? — el dolor en su voz era palpable, Linda limpio rápidamente sus lágrimas y respondió. — Es lo mejor Will, tú tienes un plan de vida y en el no hay lugar para mí. — mientras respondía Rene opto por darle privacidad a la pareja. — Linda, yo iré a ver porque tarda Dante, disculpen. — dijo mientras se levantaba y acto seguido Deivid fue tras
Dos horas habían pasado desde que el infierno se había desatado para estos cuatro hombres, mientras Williams esperaba ansioso que Dante llegara al hospital para que le pudieran dar información de lo que le sucedía a Linda, ya que para los médicos no le era de importancia que el rubio asegurara que era el novio de la joven o el padre de sus hijos, ellos solo veían la información que tenían cargada en su computador, donde figuraba como único contacto y autorizado para tomar cualquier decisión Rene y Dante, hasta el momento lo único que le habían informado era que Linda estaba ingresada por una perdida debido a problemas ya existente en su embarazo y que estaba sedada pero estable, era lo único que sabía y eso lo desesperaba, no saber qué tipos de complicaciones había afrontado su reina todo este tiempo por estar embarazada. Para Deivid la situación era la misma, la única diferencia era que él sabía que Rene se estaba debatiendo entre la vida y la muerte y que gracias a un llamado telef
Dante se retiró tan rápido como llego, dándole así la privacidad que las parejas necesitaban, antes de despedirse le aseguró a Rene que no debería preocuparse más por Terry, y la rubia solo asintió con la cabeza, negándose a sí misma sentir cualquier tipo de remordimiento por el final que su exnovio tuvo, ya que cosecho lo que sembró. —Linda quiero que regreses conmigo, sé que soy un idiota y tienes razón en todo lo que dijiste, pero cuando te vi, cuando te marchabas del restaurante, vi tu vientre, comprendí que son reales, mis hijos son reales y los quiero a mi lado, al igual que tú. — el rubio casi se quedó sin aire de lo rápido que estaba hablando, él estaba nervioso, mientras Linda solo lo observo como se atropellaba con cada palabra. — No es justo Williams, sé que tú nunca quisiste...— comenzó a decir con la mayor calma, pero pronto Will la interrumpió. — Se lo que dije y también sé que estaba equivocado, debes creerme, yo quiero a mis hijos. — dijo casi llorando de la misma d
El viaje de regreso a Nueva York pareció ser tranquilo, por lo menos para las jóvenes, quienes a pesar de no entender bien cuáles eran las motivaciones de Sam Bach para cuidar de ellas, decidieron solo dejarse alcanzar por la buena suerte, para Williams y Deivid las cosas eran diferentes, que las jóvenes estuvieran bajo las alas de Sam era suficiente para alertarlos, necesitaban saber que era lo que ese hombre quería con ellas, por lo que en un momento cuando ellas se durmieron decidieron increparlo, y que mejor manera para hacerlo que enfrente de su esposa Samanta, después de todo si el hombre tuviera algún interés poco honesto con ellas, esperaban que su esposa supiera ver las señales.— Sam ahora que estamos solos los cuatro, quiero que me digas que pretendes de Linda y Rene, a mí no vengas con que le debes a Dante, porque eso solo te lo creen ellas e incluso tengo dudas de que te crean. – Williams fue el primero en hablar, mientras Deivid solo asintió, estaban sentados unos frente
— Linda, hay algo que mi esposa y yo queremos decirte. – Sam Bach jamás se había sentido tan nervioso. — De acuerdo, los escucho. — respondió de forma seria la morena. — Esto es muy difícil de contar, pero tratare de ser lo más claro posible para que puedas comprender nuestra preocupación por ti y Rene. — la castaña se acomodó en la cama, para prestar la mayor atención posible. — Hace un poco más de 24 años Samanta y yo nos casamos, no solo porque nos amábamos, lo que adelanto nuestra boda fue el hecho de que mi bella novia estaba esperando a nuestra hija. – la mente de Linda divago por un momento, ella jamás escucho de que Sam Bach tuviera hijos, y es que lo que le había sucedido al mayor de los Bach, solo pocos lo sabían. —El parto se adelantó, yo me encontraba en Paris en ese momento, Samanta aun trabajaba en su clínica, por lo que decidieron en aquel lugar a recibir a nuestra hija, mientras yo trataba de llegar lo antes posible, era lógico saber que no lo lograría, pensaba que
Luego de que la mesa quedara en silencio por unos minutos Linda al fin hablo. —Eso suena, uff peor que cuando Dante amenaza a alguien. — dijo mirando a Rene, quien afirmaba con su cabeza en completo silencio. — Es porque no es una amenaza, es una promesa, veras… hija. — Sam disfruto cada letra de esa palabra, se sentía tan surreal, pero sin embargo era ella, su hija al fin estaba a su lado. — Mañana anunciaremos quién eres realmente, todo el mundo sabrá que eres Dalia Bach. — Linda dejo caer su tenedor de la misma impresión. — ¿Qué? No, no puedes hacer eso. – tenía un cumulo de emociones encontradas y no sabía cómo expresarlas. — ¿Por qué? — El rostro de Sam dejaba ver la molestia, pero trataba de contenerse. — Primero, entiendo que… Dios no sé cómo decir esto sin que suene mal. – Williams tomo su mano, enfundándole confianza, algo que flaqueaba ante la mirada de su padre, pero entonces Linda miro más detenidamente aquellos ojos cafés casi marrones, y descubrió que eran igu
A primera hora de la mañana la casa de los Brown fue invadida por agentes del F.B.I quienes se llevaron a la pareja de reputación intachable ante la vista de todos los vecinos, en calidad de detenidos para compadecer ante la justicia por los delitos de secuestro y robo de identidad de Linda Bach, provocando que los que Linda una vez creyó eran sus hermanos quedaran como los hijos de los mayores maleantes de la comunidad, en aquella ciudad ya no tendrían futuro, si querían llegar a ser alguien en la vida o así se conseguir esposo o esposa, deberían irse de Arkansas.Solo unas horas más tarde la policía tocaría la puerta de la antigua casa de Rene, con el único propósito de llevarse detenido a su padrastro, de quien tenían pruebas suficientes para encerrarlo por un buen tiempo, ya que estaba involucrado en la prostitución de menores, claro que el obeso no se entregaría con tanta facilidad y tratando de resistirse al arresto, lo único que consiguió fue terminar abatido por la policía en