El Ferrari de Mark se detuvo frente al departamento, ese que Erick compro solo para ellos dos. Linda sin decir nada descendió del automóvil he ingreso al lugar, siguiendo los pasos de Erick, su mente era un torbellino de recuerdo, en su mayoría malos, de su familia humillándola, dejándola en casa para que cuide las plantas y mascotas mientras ellos se iban de vacaciones, pero en todos y cada uno de esos dolorosos recuerdos, siempre aparecía Rene para alegrarle el día y para hacerle ver que no estaba sola.Camino y se sentó en su sofá favorito, mientras se despojaba de sus zapatos y sobaba sus pies, no se sentía incomoda en aquel lugar, por un largo tiempo creyó ser feliz allí, no fue consiente en el momento que Erick se arrodillo y tomo uno de sus pies y comenzó a darle un masaje, ella lo miro con los ojos muy abiertos, el señor frio se estaba derritiendo o eso parecía.— ¿Qué haces? — pregunto levantando una ceja perfecta.— Creo que se llama masajes— dijo mostrándole una sonrisa.—
El silencio prevalecía dentro del automóvil, y Linda cada vez estaba más nerviosa, era la primera vez que veía a Williams así de estresado y en silencio, no le gustaba, aun le costaba confiar en algún hombre que no sea capaz de mostrar cómo se sentía. — Will, ¿acaso no piensas decir nada? — pregunto más preocupada, que por curiosidad. — ¿Qué quieres que diga? — se oía enfadado, y ella se relajó un poco, algo es algo, se dijo. — No lo sé, algo… supongo. — levanto los hombros tratando de quitar importancia a su conversación, la cual ella había comenzado. — ¿Quieres saber si me afecta el hecho que, ante una discusión con tu mejor amiga, corrieras a los brazos de Erick? — la ironía y el reproche se hacían evidente con cada palabra al mismo tiempo que ella se arrepentía de a ver comenzado aquella charla. — No corrí a sus brazos, solo llamo en el momento oportuno, Rene, Deivid y tú me mintieron…— trato de defenderse, aunque sabía que ella había actuado mal, buscaba justificar su error.
Linda y Williams al fin llegaron al edificio que compartían, la castaña estaba nerviosa, sabía que Will no le haría daño alguno, pero temía escuchar lo que él tenía para decir, después de todo dicen que las palabras duelen solo si te importa quien las dice y en este momento ella sentía que Will podía destruirla con solo una palabra.Apenas el rubio abrió la puerta, la tomo en brazos y le dio un beso tan apasionado que le quito la respiración a su asistente.— Wou, creí que estaba enojado. — dijo divertida y aliviada a la vez.—Oh lo estoy te lo puedo asegurar, estoy furioso, tenía tantas ganas de romper la cara de ese vejestorio, más cuando se atrevió a apostar contra mí. — los ojos de Will brillaban de una forma casi siniestra de lo alterado que estaba.— Un momento, ¿apostar? ¿Qué? ¿Qué fue lo que apostaron? — una parte de la castaña no quería oír lo que este hombre le estaba a punto de contestar.—Veras, él dijo que tarde o temprano volverías a su lado, y yo obviamente le dije que
Linda no solo respeto la decisión de Williams, sino que también aprovecho el tiempo en el hospital y se realizó un chequeo de rutina, tuvo que elegir un doctor nuevo de cabecera, ya que la doctora que la había atendido en los últimos años era la amiga de Erick Marck y ella estaba decidida a cortar toda relación con aquel hombre, se dispuso a empezar de cero, dejar de ser la mujer fatal para solo ser Linda Brown, aunque ahora sabía que ese no era su verdadero apellido.— Entonces creo que eso sería todo, a no ser que tenga algo que agregar para la historia clínica. — pregunto el hombre canoso.— No, bueno a decir verdad me decidí a realizar mi chequeo anual un poco antes, ya que no me he sentido muy bien, tengo falta de apetito y eso es algo muy raro en mí, siempre fui de buen comer. — respondió con una sonrisa, a ella no le afectaba nada que tenga que ver con su peso.— Pérdida de apetito, ¿algo más? — preguntó mientras escribía el doctor.— Mareos, varias veces al día. — respondió re
Rene tenía una sonrisa que casi le partía la cara a la mitad, mientras Linda seguía revolviendo su café, con los ojos brillosos y su mente trabajando a mil por segundo. — Por favor di algo. — rogo la rubia, estaba sorprendida que su amiga aun no pronunciara palabra alguna. — Debo desaparecer Rene, lo antes posible. — dijo al fin mirando los celestes ojos de su amiga. — ¿Que? Pero… —Williams se hizo la vasectomía porque no quiere tener hijos, nunca los deseo, no lo obligare a pasar por esto, y nunca voy a desarme de mi hijo. — Rene podía ver el conflicto y dolor en los ojos de su amiga. — Creo que es un poco drástica tu decisión. — se atrevió a decir. — Las decisiones difíciles requieren voluntades fuertes, ya lo decidí Rene, solo necesito una semana, organizare todo, le hare ver a Deivid que realmente está enamorado de ti, él te cuidara… — Espera, ¿acaso piensas abandonarme? — pregunto con cara de espanto. — Quiero que seas feliz, tus amas a Deivid y él a ti solo que es dema
Williams veía el reloj que colgaba en la pared, una y otra vez, marcaba las diez de la noche, había intentado comunicarse con Linda varias veces, pero no conseguía que la llamada entrara, el buzón de voz le informaba que se encontraba apagado o fuera de servicio, aunque Deivid le repetía una y otra vez que lo más probable era que estuviera consolando a Rene. — ¿Cómo quieres que te lo diga amigo?, ese para debe estar tomando un café hablando de lo que sea que hablen las mujeres, deja de comportarte como un psicótico. — dijo el castaño mientras se servía una copa más. — Y tu ¿cómo quieres que te explique qué Linda siempre atiende mis llamadas?, aparte por si no lo sabes las mujeres hablan de hombres cundo se reúnen, lo más probable es que estén divirtiéndose en algún lugar buscado un hombre para Rene y eso no me hace ilusión, mi reina se podría ver tentada.— esas palabras quemaban su boca con solo pronunciarlas, trataba de pensar que Linda no le haría eso, trataba, pero conseguirlo e
Linda caminaba al lado de su amiga, sin poder contener su emoción, acababan de realizarle el control de su quinto mes de embarazo, sus hijos crecían fuertes y sanos, todavía recordaba su sorpresa cuando se le informo que su anterior medico había cometido un error o que al tener un ecógrafo obsoleto no había podido ver que la mujer esperaba mellizos, aun no podía saber el sexo, pero deseaba tener dos varones, dos niño que tuvieran los ojos de su padre, y su rostro, para poder respirar cada vez que los viera, y es que Linda se sentía incompleta sin tener a su rey, sentía que no podía respirar, pero no podía hacer nada más, le había costado toda su fuerza de voluntad no llamar a Williams, por lo menos tenia a Rene, la cual comenzaba a sanar, su ánimo crecía, día a día, gracias a que Dante Ricci había descubierto que la rubia era tan hermosa como las pinturas que hacía, por lo que se propuso enamorarla, si bien Rene al igual que Linda mantenían un luto sexual, por llamarlo de alguna maner
Ninguna de las dos mujeres pronuncio palabra alguna, por lo que los hombres optaron por tomar asiento frente a ellas, por un momento las hormonas ganaron la batalla y de los ojos color chocolate de Linda un par de lágrimas cayeron al ver al hombre que tanto amaba frente a ella después de tanto tiempo, mientras Rene detallaba a Deivid y notaba los cambios en él, estaba ojeroso, demacrado, pero aun así tan hermoso como ella lo recordaba. Sin decir nada y solo mirándola Williams deslizo por la mesa la carta que Linda le había dejado a modo de despedida. —Creo que me debes una explicación, porque llevo dos meses sin entender ¿Por qué te alejas de mí? — el dolor en su voz era palpable, Linda limpio rápidamente sus lágrimas y respondió. — Es lo mejor Will, tú tienes un plan de vida y en el no hay lugar para mí. — mientras respondía Rene opto por darle privacidad a la pareja. — Linda, yo iré a ver porque tarda Dante, disculpen. — dijo mientras se levantaba y acto seguido Deivid fue tras