Un silencio sepulcral se adueñó de la sala. Astrid parpadeó un par de veces, tratando de asimilar la noticia y todo lo que eso implicaba para ella y para Patrick. No era nada sencillo de comprender. ¡Se trataba de una mujer! Y Meghan no era cualquier mujer, había visto sus fotos; era joven y hermosa. Una tentación para cualquier hombre, y aun, cuando confiaba en Patrick, sentirse insegura era inevitable, tanto como los celos que estaba sintiendo en ese momento.—No me malentiendas, Astrid. Solo quiero ayudarla —dijo Patrick, atrapando la mano de Astrid que de manera inconsciente estaba retirando—. Me da mucho pesar su situación.—¡Es una mujer! —explotó ella. Astrid se odiaba por perder el control, desde que había visto las primeras fotos de él con Meghan, sentía un dolor que no podía describir y un miedo atroz de perder el amor de Patrick.—Lo sé, siempre he estado consciente de eso, Astrid. Yo estoy enamorado de ti —le dijo, acariciando su piel, limpiando las rebeldes lágrimas qu
Meghan se sintió nerviosa por aquella mirada, pero no apartó los ojos de Astrid. Ella no tenía nada que esconder y nada de lo que avergonzarse. Estaba allí por Patrick, pero estaba trabajando.—Hola, Cariño, ¿cómo estás? ¿Cómo va todo? Patrick ha dicho que tienes una niñera —dijo, levantando los ojos para ver a Meghan de nuevo.Ella sonrió cuando Mía también la vio.—¡Oh! Sí, sí. Mis padres se han ido de viaje y han contratado a Meghan para hacerme compañía mientras mis hermanos están en el trabajo —confirmó, separándose de Astrid—. Ven, ven, Meghan —la llamó con entusiasmo.Meghan asintió y caminó hasta llegar a ellas, Mía la tomó de la mano y la haló para cerrar la distancia que ella había considerado necesaria.—Ella es Meghan, mi niñera —la presentó sonriente, ajena a la tensión que se apoderó del cuerpo de Astrid.Ella no pudo evitar estudiar el rostro de Meghan. Era guapa, tenía unos bonitos ojos color caoba y su cabello era tan oscuro como una noche sin luna.—Hola, soy Astrid,
«Cuéntanos, Meghan, ¿cómo conociste a Harrison y cómo te hiciste amiga de él?» Meghan dejó el vaso con agua que se había llevado a los labios para humedecerse la garganta, que repentinamente se había secado mientras buscaba una historia convincente que no comprometiera a Patrick.—Bueno, Harrison y yo…—¡Oh, por Dios, Kiara! No puedes estar haciendo esas preguntas durante la cena —la regañó Marcelo, colocando una mano sobre el dorso de Meghan—. No le respondas; cómo y cuándo conociste a Harrison no es asunto nuestro —señaló Marcelo, mirando con desaprobación a su hermana.—Solo sentí curiosidad y quise saber. Además, no tiene nada de malo que me interese en conocer un poco más a Meghan —se defendió Kiara.—Bueno, entonces puedes preguntarle al mismísimo Harrison y tener la oportunidad de hablar con él —le sugirió Marcelo sin dudar—. Yo que tú, lo haría —añadió.Patrick escuchó el intercambio entre sus hermanos, también miró a Meghan cuando ella dejó escapar un suspiro de alivio.—Harr
Harrison lo miró y negó.—¿No estarás haciendo lo mismo que Ray? —preguntó.—No es lo mismo, Harrison. Le he dado a Astrid completa libertad.—Sin embargo, no puedes evitar sentirte relegado, Patrick. Le has dado la libertad que no tuvo con Ray para demostrarle que no eres un hombre como él, pero el precio ha sido muy alto. Tu relación no es lo que te habías imaginado, eres un hombre criado en el seno de una familia unida. Tus padres nunca se han separado más de un par de horas. En el fondo, deseas tener ese tipo de amor.Patrick apartó los ojos de Harrison, se llevó la taza de café a sus labios y bebió mientras la verdad se abría paso en su corazón; desde siempre soñó tener una relación tan idílica como la de sus padres. Una esposa, hijos y hasta un perro.—Te dejo, tengo cosas pendientes que hacer en el casino; piénsalo, Patrick. Quizá no sea mala idea ir a Brasil, pero no lo hagas de manera precipitada y por las razones equivocadas —le recomendó.Patrick asintió.—Por cierto —dijo
«Es urgente»Meghan dejó de escuchar a la mujer al otro lado de la línea; su corazón latía tan fuerte que podía escuchar cada latido en sus oídos, mientras un nudo se le formaba en la garganta. Las piernas de Meghan cedieron y terminó en el césped porque los fuertes brazos de Patrick la sostuvieron.—¡Meghan! —gritó, cayendo de rodillas con ella sobre su cuerpo.Un sollozo salió de los labios de ella, que hicieron a Patrick estremecerse.—¡Por Dios, Meghan! ¿Qué te sucede? —preguntó asustado, y no fue el único. Mía corrió hacia ellos al ver a Meghan caer sobre Patrick.—¡Meghan! ¡Meghan! —gritó la niña, aterrizando junto a ella.Meghan tragó el nuevo sollozo que le subió por la garganta; ver la cara asustada de la niña y escuchar la preocupación en su voz le hizo serenarse.—Es Paul —dijo.Patrick apretó los dientes al imaginarse una nueva trastada del hermano de Meghan.—¿Qué ha hecho esta vez? —preguntó, su tono era condenatorio.Meghan negó.—No lo sé, me han llamado del hospital.
Ray se detuvo en seco al ver a Patrick y Meghan. No se había olvidado de la hermana de Paul, pero cuando decidió venir a ver cómo estaba él, no esperó encontrarse con aquella escena. Jamás se hubiera imaginado que Patrick Ferreira estuviera allí, por lo que, dio un paso atrás y luego otro hasta quedar escondido detrás de la columna. Por un momento estuvo tentado a sacar su móvil y tomarles fotos, pero no era de su interés por el momento. Además, si aparecían publicadas fotos de ellos en el hospital, todo apuntaría a él y lo que menos quería era que se dieran cuenta de que estuvo en el lugar.—¿Busca a alguien, señor? —preguntó una enfermera detrás de él, provocando que diera un ligero brinco de susto.—Eh, yo… quiero saber el estado de un paciente —dijo, al no saber exactamente qué decir.—¿Es su familiar?Ray negó.—Es un amigo mío.—Lo siento, si usted no es familiar, no puedo darle información de ningún paciente, pero puede comunicarse con la familia, tal vez ellos puedan ayudarle
Marcelo no apartó la mirada de los ojos de Patrick y elevó una ceja antes de hablar.—Meghan es una chica especial —murmuró.—No fue eso lo que te pregunté, Marcelo —refutó él mientras esperaba que su hermano le respondiera.—Y a ti, Patrick, ¿te gusta Meghan? —le cuestionó.Él apartó la mirada y Marcelo negó.—¿Te gusta, no es así? —insistió.Patrick se levantó del sillón.—Estoy enamorado de Astrid, no digas ni preguntes tonterías —vociferó, metiendo las manos en los bolsillos.—Estás tan enamorado de Astrid que te has quedado al lado de Meghan. ¿No te dice algo eso? —cuestionó, levantándose del sillón y yendo detrás de Patrick.—Me he quedado porque le prometí a Meghan hacerlo.—¿Y Astrid?—No le dije que iría con ella a Brasil, así que puedo cambiar de planes.Marcelo colocó una mano sobre el hombro de Patrick.—Me temo que Meghan te interesa más de lo que quieres admitir.Patrick se giró y lo miró.—¿Y tú? No respondiste mi pregunta. ¿Te gusta Meghan?Marcelo suspiró, sus pulmone
Patrick dejó a Meghan en casa y se dirigió a la oficina del hotel. Se sentía cansado luego de pasar su tercera noche en el hospital, esperando a que Paul despertara, cosa que no había sucedido.—Te ves fatal —murmuró Harrison cuando se encontraron en el estacionamiento del hotel.—Me siento fatal, Harrison, pero no puedo dejarte con todas las responsabilidades del trabajo.—¿Cómo sigue Paul? —preguntó.Patrick se detuvo.—¿Lo sabes?Harrison asintió.—Kiara me comentó lo sucedido. Mencionó que no has parado en casa desde hacía tres noches, está preocupada y creo que también sospecha que le hemos mentido.—¿De qué hablas?—Bueno, amigo mío. Se supone que Meghan es mi amiga y ni siquiera estaba enterado de lo que le ocurrió a Paul, tampoco me he pasado por el hospital para saludarle y mostrarle mi apoyo. Kiara no es tonta, se dará cuenta de que no conozco a Meghan y que tampoco soy su amigo.—¿Y desde cuándo Kiara y tú conversan como si fueran viejos amigos? No sabía que tuvieran una co