Harrison lo miró y negó.—¿No estarás haciendo lo mismo que Ray? —preguntó.—No es lo mismo, Harrison. Le he dado a Astrid completa libertad.—Sin embargo, no puedes evitar sentirte relegado, Patrick. Le has dado la libertad que no tuvo con Ray para demostrarle que no eres un hombre como él, pero el precio ha sido muy alto. Tu relación no es lo que te habías imaginado, eres un hombre criado en el seno de una familia unida. Tus padres nunca se han separado más de un par de horas. En el fondo, deseas tener ese tipo de amor.Patrick apartó los ojos de Harrison, se llevó la taza de café a sus labios y bebió mientras la verdad se abría paso en su corazón; desde siempre soñó tener una relación tan idílica como la de sus padres. Una esposa, hijos y hasta un perro.—Te dejo, tengo cosas pendientes que hacer en el casino; piénsalo, Patrick. Quizá no sea mala idea ir a Brasil, pero no lo hagas de manera precipitada y por las razones equivocadas —le recomendó.Patrick asintió.—Por cierto —dijo
«Es urgente»Meghan dejó de escuchar a la mujer al otro lado de la línea; su corazón latía tan fuerte que podía escuchar cada latido en sus oídos, mientras un nudo se le formaba en la garganta. Las piernas de Meghan cedieron y terminó en el césped porque los fuertes brazos de Patrick la sostuvieron.—¡Meghan! —gritó, cayendo de rodillas con ella sobre su cuerpo.Un sollozo salió de los labios de ella, que hicieron a Patrick estremecerse.—¡Por Dios, Meghan! ¿Qué te sucede? —preguntó asustado, y no fue el único. Mía corrió hacia ellos al ver a Meghan caer sobre Patrick.—¡Meghan! ¡Meghan! —gritó la niña, aterrizando junto a ella.Meghan tragó el nuevo sollozo que le subió por la garganta; ver la cara asustada de la niña y escuchar la preocupación en su voz le hizo serenarse.—Es Paul —dijo.Patrick apretó los dientes al imaginarse una nueva trastada del hermano de Meghan.—¿Qué ha hecho esta vez? —preguntó, su tono era condenatorio.Meghan negó.—No lo sé, me han llamado del hospital.
Ray se detuvo en seco al ver a Patrick y Meghan. No se había olvidado de la hermana de Paul, pero cuando decidió venir a ver cómo estaba él, no esperó encontrarse con aquella escena. Jamás se hubiera imaginado que Patrick Ferreira estuviera allí, por lo que, dio un paso atrás y luego otro hasta quedar escondido detrás de la columna. Por un momento estuvo tentado a sacar su móvil y tomarles fotos, pero no era de su interés por el momento. Además, si aparecían publicadas fotos de ellos en el hospital, todo apuntaría a él y lo que menos quería era que se dieran cuenta de que estuvo en el lugar.—¿Busca a alguien, señor? —preguntó una enfermera detrás de él, provocando que diera un ligero brinco de susto.—Eh, yo… quiero saber el estado de un paciente —dijo, al no saber exactamente qué decir.—¿Es su familiar?Ray negó.—Es un amigo mío.—Lo siento, si usted no es familiar, no puedo darle información de ningún paciente, pero puede comunicarse con la familia, tal vez ellos puedan ayudarle
Marcelo no apartó la mirada de los ojos de Patrick y elevó una ceja antes de hablar.—Meghan es una chica especial —murmuró.—No fue eso lo que te pregunté, Marcelo —refutó él mientras esperaba que su hermano le respondiera.—Y a ti, Patrick, ¿te gusta Meghan? —le cuestionó.Él apartó la mirada y Marcelo negó.—¿Te gusta, no es así? —insistió.Patrick se levantó del sillón.—Estoy enamorado de Astrid, no digas ni preguntes tonterías —vociferó, metiendo las manos en los bolsillos.—Estás tan enamorado de Astrid que te has quedado al lado de Meghan. ¿No te dice algo eso? —cuestionó, levantándose del sillón y yendo detrás de Patrick.—Me he quedado porque le prometí a Meghan hacerlo.—¿Y Astrid?—No le dije que iría con ella a Brasil, así que puedo cambiar de planes.Marcelo colocó una mano sobre el hombro de Patrick.—Me temo que Meghan te interesa más de lo que quieres admitir.Patrick se giró y lo miró.—¿Y tú? No respondiste mi pregunta. ¿Te gusta Meghan?Marcelo suspiró, sus pulmone
Patrick dejó a Meghan en casa y se dirigió a la oficina del hotel. Se sentía cansado luego de pasar su tercera noche en el hospital, esperando a que Paul despertara, cosa que no había sucedido.—Te ves fatal —murmuró Harrison cuando se encontraron en el estacionamiento del hotel.—Me siento fatal, Harrison, pero no puedo dejarte con todas las responsabilidades del trabajo.—¿Cómo sigue Paul? —preguntó.Patrick se detuvo.—¿Lo sabes?Harrison asintió.—Kiara me comentó lo sucedido. Mencionó que no has parado en casa desde hacía tres noches, está preocupada y creo que también sospecha que le hemos mentido.—¿De qué hablas?—Bueno, amigo mío. Se supone que Meghan es mi amiga y ni siquiera estaba enterado de lo que le ocurrió a Paul, tampoco me he pasado por el hospital para saludarle y mostrarle mi apoyo. Kiara no es tonta, se dará cuenta de que no conozco a Meghan y que tampoco soy su amigo.—¿Y desde cuándo Kiara y tú conversan como si fueran viejos amigos? No sabía que tuvieran una co
«Me iré a Brasil».Meghan cerró la puerta con un clic definitivo y se giró para mirar a Patrick, pero él no devolvía la mirada. Sus ojos estaban fijos al frente.—¿Te irás? —susurró con voz ahogada.—Sí.—¿Astrid?—Sí, Meghan. Le prometí a Astrid estar presente en el último día del desfile y no quiero fallarle —mintió.Patrick apretó las manos sobre el volante hasta que sus nudillos se volvieron blancos. Era un mentiroso, por dondequiera que se le viera.«Solo quieres huir».Su rostro se crispó ante el susurro de su conciencia.—Por supuesto, no puedes quedarle mal. Yo… te agradezco que te quedaras todos estos días a mi lado y que me apoyaras tan incondicionalmente. No tengo, ni tendré manera de pagarte lo que has hecho. Te deseo un buen viaje a Brasil —musitó.Meghan no comprendía por qué le dolía la decisión de Patrick. Tal vez porque no imaginó que fuera a irse de su lado. ¡Una estupidez total de su parte! Patrick no era suyo, él solo le estaba ayudando con lo de Paul. Él tenía una
Patrick entró a su habitación hecho una furia, estaba descontento consigo mismo y con su proceder. No tenía ningún derecho de hacerle eso a Meghan. Su conciencia lo castigó duro y le fue imposible calmarse. Se sentó al borde de la cama e ignoró el ardor de su piel y se pasó la mano por el cabello con frustración.—¿Qué estoy haciendo? —se preguntó, dejándose caer de espaldas sobre la cama—. ¿Cómo podré mirar a Meghan a la cara después de lo que hice?Patrick no tenía respuestas, sabía que no solo debía verla, sino también disculparse adecuadamente por su atrevimiento; sin embargo, tenía que admitir que no encontraba el valor para hacerlo. Ella lucía confundida y asustada.—No soy ese tipo de hombre que juega con los sentimientos de las mujeres. No es la educación que me dieron mis padres, ni es el comportamiento que deseo tener. Sin embargo, debo admitir que algo me sucede con Meghan, es algo que no puedo explicar y que me atormenta. Astrid no se merece que la traicione y Meghan merec
Daisy recargó la espalda contra la pared, su corazón estaba agitado y su garganta seca. Se lo había dicho, de alguna manera le había insinuado a Paul su interés por él… Se suponía que lo que sentía por Paul no era más que resentimiento y molestia por lo que hacía con Meghan, pero saberlo y verlo herido le había dolido tanto, que los sentimientos enterrados habían salido a flote.Ella cerró los ojos y se mordió el labio para contener el gemido que amenazó con salir de su garganta. ¿Qué se supone que debía hacer ahora? ¿Cómo iba a volver a entrar a la habitación y enfrentarlo?Fingiendo.Podía hacerlo, podía decirle que no quiso decir lo que dijo; sin embargo, no creía que una vez destapada la caja de Pandora, tuviera el valor para negarlo. Aunque sus sentimientos ya no eran tan fuertes como antes debido al cambio abrupto de Paul, su corazón seguía sintiendo algo especial, así estuviera dividido entre el amor y el odio.Daisy suspiró y se alejó de la habitación, buscaría algo decente pa