Astrid suspiró y dejó el móvil sobre la mesa, miró con discreción la hora en su reloj de pulsera, todo para no pensar en la reciente foto publicada por uno de los diarios más importantes de Nueva York. Era Patrick besando a otra chica, no había tenido oportunidad de verle el rostro, pero podía imaginar de quien se trataba.—¿Estás bien?Astrid levantó la mirada para encontrarse con los ojos claros de Fabio, él se sentó a su lado y le dio un ligero apretón de mano.—¿Lo has visto? —preguntó para no responder. En ese momento, no sabía cómo se sentía en realidad.—Sí.Fabio apartó la mano cuando el mesero se acercó y preguntó si estaban listos para ordenar. Lo hicieron de manera rápida y unos minutos después, volvieron a quedar solos.—Astrid…—Estoy bien, Fabio. Me alegro saber que Patrick ha podido continuar con su vida, siendo sincera.—Pero tú estás enamorada de él.Ella sonrió.—Patrick fue muy importante en mi vida, Fabio, me dio una nueva oportunidad de volver a ser yo. Me hizo co
«¡¿Voy a ser papá?!»El grito de Harrison hizo eco en toda la iglesia y más de una exclamación de sorpresa se hizo escuchar mientras los medios de comunicación aprovechaban para tener la nota exclusiva de la noticia.Entretanto, Ricardo se puso de pie como una flecha, miró a su esposa y tuvo intención de ir hasta su yerno e hija, pero la negación de Kate lo detuvo.—¿Lo sabías? —le preguntó, cuando ella se puso de pie y se paró a su lado.Kate asintió.—Nos hemos enterado poco antes de la ceremonia, ¿no es una gran noticia? —le preguntó con una sonrisa tatuada en el rostro.Ricardo miró a su hija y su sonrisa le decía lo inmensamente feliz que era.—¿Qué es lo que pretende Kiara? —preguntó—. Va a matarme de un infarto —añadió.Kate colocó la cabeza sobre el hombro de Ricardo.—Soy tan feliz, Ricardo. Una vez pensé que no podría darte hijos y tuvimos cuatro. Ahora nuestra hija llega al altar con bebé incluido, ¿no es eso un motivo de fiesta? —le cuestionó.—Se está casando hoy, Kate.—
El ambiente de la habitación era embriagador, la luz de las velas le daban un toque romántico y el calor invitaba a dejarse llevar. Meghan tembló cuando Patrick abrió el cierre del vestido, sintió como la seda acariciaba su piel desnuda, hasta caer al piso, la sensación fue lenta y dolorosamente placentera.Meghan se humedeció los labios con la lengua haciendo que Patrick fijara la mirada en su boca.—Te necesito tanto como respirar —murmuró, cerrando la distancia entre los dos. Él enterró los dedos en los cabellos sueltos de Meghan y buscó su boca.El placer corrió como lengüetas de fuego cuando sus lenguas se encontraron. La dura erección de Patrick golpeó la pelvis de Meghan, estremeciéndola con anticipación. Ella se separó lo suficiente, sus manos fueron a los botones de la camisa de Patrick y con rapidez desabotonó la prenda dejándola caer, sin apartar la mirada, ella volvió a acercarse y le devoró los labios con pasión.Un gemido erótico abandonó sus labios, el cuerpo de Me
«Ray fue asesinado en su celda esta mañana.»El cuerpo de Meghan se estremeció ante la noticia, la mano de Patrick evitó que se levantara, su corazón estaba latiendo fuerte dentro de su pecho, tan fuerte, que parecía tener el corazón en las orejas. Ella no se alegraba por la muerte de ninguna persona, eso sería demasiado cruel; sin embargo, Ray no era cualquier persona y estando vivo, sería un peligro constante para Paul y para ella.—Meghan…—¿Estás seguro de que ha muerto? —su voz fue apenas audible para Patrick.—Mi padre y el abogado lo han confirmado, han estado toda la mañana averiguando que fue lo que pasó.—Crees que… ¿se trate de un asesinato?—Es lo que las autoridades tendrán que esclarecer. Ray no estaba solo en este negocio, y, posiblemente, temieron que hablara más de lo debido. Realmente, no lo sé… —respondió Patrick abrazándola.—Tengo miedo de que esto no termine aquí, Pat, y que nos convirtamos en un objetivo de…El dedo de Patrick la silenció.—Nada va a sucederte,
Meghan jamás imaginó que estaría en dos bodas en menos de tres meses, pero ahí estaba, sentada viendo cómo su hermano y su mejor amiga se casaban. Al principio, le había parecido demasiado apresurado y hasta le había preguntado a Daisy si sería tía en pocos meses, pero la respuesta de su amiga, la había sorprendido.No había bebé a bordo, pero sí una propuesta que ella no había podido rechazar. Los padres de Daisy los esperaban en España y ella no quería marcharse siendo la novia de Paul, pero sí lo haría, siendo su esposa.Meghan seguía pensando que todo era muy abrupto, pero ¿quién era ella para juzgarlos?—Con el poder que la ley me otorga, los declaro, marido y mujer —dijo el juez de paz.A diferencia de Kiara y Harrison, la boda de Paul y Daisy fue discreta, acompañados únicamente por la familia Ferreira.—Esto de las bodas parece una epidemia, solo espero que no vaya a contagiarte —musitó Mía, moviendo los pies con aburrimiento.Meghan le dedicó una mirada.—¿Crees que es una en
Meghan medio suspiró, medió gimió al sentir la suave caricia recorrer la piel de su espalda desnuda. Se movió inquieta y el vello de la nuca se le erizó cuando las sábanas fueron deslizándose del resto de su cuerpo.Era un nuevo día, un nuevo despertar y tenía la sensación de que no sería cualquier día, podía adivinarlo por el aroma impregnado en la habitación.—Feliz cumpleaños, mi amor —susurró Patrick, pegando los labios a la oreja de Meghan, enviando un escalofrío por todo su cuerpo.Meghan se estiró sobre la cama, se giró para quedar frente a Patrick, él gimió al ver su pecho desnudo, se inclinó sobre ella y le dio un corto beso.—Buenos días, cariño —la saludó, sin apartarse, acariciándole los labios.Ella tembló nuevamente, su cuerpo se tensó cuando la rosa se resbaló de su pecho a su vientre plano.—Buenos días, amor —jadeó ella con cierta dificultad, mirándolo con ojos brillantes y seductores.Patrick quería decirle tantas cosas, pero no encontraba las palabras precisas para
El enorme letrero con el nombre del casino brillaba en lo más alto del edificio. Paul miró el rótulo y dudó en entrar. Era la primera vez que tenía miedo de hacerlo. Había acumulado una deuda muy elevada con el Casino Spencer-Imperial, y era muy probable que no volvieran a dejarle jugar. Sin embargo, era una necesidad que quemaba dentro de él, había estado los últimos tres días luchando para no sucumbir ante su adicción.Sí, Paul sabía que era un adicto al juego y como cualquier otro tipo de adicciones le era imposible de controlar. Había perdido la fortuna que heredó de sus padres y lo hizo en menos de seis meses. Había vendido las acciones, había hipotecado su casa, perdido el auto… había terminado con todo.Con frustración, Paul se mesó el cabello, su garganta estaba seca y pasar un poco de saliva fue una agonía. No debía estar allí, no tenía nada más que cincuenta dólares en el bolsillo; sin embargo, la necesidad que sentía por el juego era más de lo que podía soportar.—Debería m
Meghan miró la hora en su reloj, había perdido la cuenta de la cantidad de veces que lo estuvo haciendo. Paul no había vuelto a casa, la ansiedad y el miedo de no volver a verlo le rompió el corazón como todas las noches. Era algo que no podía evitar.Sin embargo, Paul no era el mejor hermano, su vicio por el juego los había llevado a la ruina. Su hermano despilfarró en seis meses la herencia que sus padres les dejaron. En tan solo seis meses, había terminado con un patrimonio millonario. Vendió las acciones, perdió la casa y el auto. ¿Qué más le faltaba perder?Meghan no tenía la menor idea de la última trastada que Paul le había hecho.—Deja de preocuparte por tu hermano, está ya bastante grande para saber lo que hace.—Eso no quita que me preocupe por él, Daisy. Es mi hermano.—Paul no merece un solo minuto de tu preocupación. ¡Casi no duermes! ¡No vives pensando en lo siguiente que hará! —expresó con cierto enojo la joven pelirroja.Meghan suspiró.—Quizá tengas razón.—¿Quizá?Me