Mientras Benjamín peleaba con Vivian y su madre por lo que pasó ese dia con Catalina, Taylor, quien seguía en el parqueadero estupefacto por la forma en la que Benjamín se habia ido, decidió entrar a ver a la mujer, en primer lugar para saber como estaba ella y en segundo porque tenia curiosidad respecto a los motivos por los que su jefe estaba tan cabreado. Seguramente tenia que ver con ella, Taylor lo conocía demasiado bien como para saber que había muy pocas cosas en el mundo capaz de desequilibrarlo de esa forma, una de esas era Catalina. El hombre entró directo hasta la habitación de ella y dio un par de golpecitos a la puerta de la habitación, enseguida abrió ligeramente.–Catalina ¿Estás bien? – ella estaba hecha un mar de lágrimas, sus ojos se estaban comenzando a hinchar y su nariz se puso roja – ¿Qué sucede?–Nada Taylor – ella negó con la cabeza, avergonzada por lo estúpida que fue.–No tienes que ocultarme nada, no a mi – él se acercó, le agarró la mano e intentó consol
–¡Tienes que estar bromeando, Taylor! – ella abrió los ojos con sorpresa, las mentiras de Ben seguían saliendo a la luz y ella peor se sentia al respecto.-Señorita Alcott, tengo aquí los resultados de sus análisis – el medico entró en la habitación interrumpiéndolos – todo se ve normal en su organismo, sus costillas están un poco magulladas, asi que deberá tener mucho cuidado y utilizar una venda que se asegure de que nada se salga de su lugar, pero de resto está perfecta, puede irse hoy mismo si lo desea – el medico sonrió – usted y el señor Mascherano tiene mucha suerte.–Me iré hoy mismo, gracias – ella se puso en pie con la ayuda de Taylor y se preparó para salir del hospital. Debía ir con Benjamín para pedirle explicaciones sobre la maldita clausula y más que eso, debía encontrar la forma de deshacerse de ella para poder recuperar su libertad.–Creo que es más prudente si te quedas aquí por un par de días más – le advirtió Taylor – no creo que el ambiente de la casa te haga bien
Benjamín arrinconó a Catalina contra una de las esquinas de la oficina, la apretó contra su cuerpo y la besó con desesperación, no solo porque necesitaba desahogarse, si no porque la adoraba, estaba loco por ella y la necesitaba más que nunca, porque la habia echado de menos, porque por un momento pensó que jamas la volvería a ver y no estaba dispuesto a sufrir lo mismo que padeció cuando Elena murió.Benjamín no pudo salvar a Catalina, pero no pensaba equivocarse dos veces.–¡No podemos llevar esto más lejos! – ella se alejó con dificultad y le habló con la voz entrecortada.–Si podemos, porque tú y yo lo queremos – Benjamín agarró sus mejillas y volvió a besarla – he querido hacer esto desde la primera vez en que te vi, Catalina – negó con la cabeza porque ni siquiera él mismo podia comprender que era lo que ella le habia hecho – me tienes a tus pies.A pesar de que estaba cabreada, Catalina sintió que el pecho comenzaba a dolerle, antes de darse cuenta sus ojos comenzaron a derrama
–¿Te gusta como se ve? – pregunto Catalina a Alise mientras le mostraba el vestido que usaría al dia siguiente en su matrimonio. Era viernes en la mañana y se estaban ultimando los detalles de la boda civil que se llevaría a cabo el sábado en cuanto el atardecer hiciera su aparición, los sentimientos estaban a flor de piel y se podía sentir la emoción de todos, excepto del novio.–¡Te ves preciosa, cariño! Me alegra tanto verte vestida así, jamas pensé que este dia llegaría – Alise se limpió las lagrimas de los ojos. Después de la muerte de Elena pensó que Benjamín ya no se casaría jamas y saber que faltaba tan poco tiempo para que él uniera su vida a la de Vivian la hacia sumamente feliz.–Creo que ya está perfecto, no hace falta nada más – Vivian sonrió a la diseñadora que Alise contrató para que se encargara de los atuendos – mañana todo será perfecto – la chica sonrío.Ambas estuvieron hablando a cerca de sus expectativas para el dia de la gran boda, hasta que Catalina entró en
Benjamín no pudo pegar el ojo en toda la noche, se sentia miserable y hastiado por lo que iba a suceder ese sábado, tenia que levantarse, vestirse y arreglarse para un matrimonio que él en realidad no queria aceptar. Vivian era una buena mujer, sin embargo, él no era capaz de sentir nada por ella, mucho menos después de haber estado comprometido con su hermana.–¡Ya llegó el gran dia! – escuchó a Alise gritar mientras caminaba por los pasillos de la mansión.La reina estaba mas dichosa que nunca, por fin su hijo se casaría con alguien apropiado, asegurarían el linaje del trono y ella podría descansar.–¡Linda, soy yo, debes abrirme! – tocó a la puerta de Vivian, que se levantó muy temprano para comenzar con el ritual – ¡Por Dios! Tu piel está brillante como porcelana – la alagó. Vivian sonrió y dejó que la reina entrara en la habitación. Ambas permanecieron juntas hasta que estuvieron completamente listas para el matrimonio.–Eres la novia más bonita del mundo – Alise miró de los pi
–¿Cómo supiste donde estaba? – Benjamín le habló a la mujer que lo veia desde el cielo.–Ya te dije, no podia dejarte solo – ella sonrío y entonces Ben buscó la trampa en todo eso, él más que nadie sabia que la vida nunca era tan buena como parecia. No tenia tanta suerte.Benjamín parpadeó un par de veces más, para ver si de esa forma dejaba de ver a la mujer, probablemente estaba alucinando por todo el alcohol que bebió, sin embargo al hacerlo, ella no se fue, solo se convirtió en alguien muy distinta a Catalina.–Su majestad, el cementerio está a punto de cerrar – una de las guardianas, se dio cuenta de que el príncipe de Bratva estaba allí tirado y se acercó a ayudarle – usted no se encuentra muy bien – frunció el ceño – llamaré a alguien que pueda llevarlo a casa, señor.–Déjame aquí, yo no quiero regresar allá – balbuceó, francamente decepcionado.Por el contrario, a Catalina, esa mujer era casi una anciana, tenía canas regadas por todo el cabello y lunares en la mejilla. No se c
Vivian frunció los ojos y miró con rabia a su esposo.–Recuerda que la mujer a la que debes defender es a mi – siseó, casi como una amenaza – ¿Y tú por qué no has empezado todavía? Te quiero ver refregando el retrete con las uñas – le gritó a Catalina, que se estaba poniendo en pie.–Ese no es mi trabajo – respondió ella, sin necesidad de alzar la voz.Catalina tenia que aprender a hacerse respetar sin necesidad de ser igual de arribista que Vivian, ella no pensaba seguir haciendo espectáculos, mucho menos frente a Benjamín.–Estoy contratada para asistir a Benjamín en lo que necesite, no para limpiar baños – refunfuñó. –¡Es que no has entendido! – gritó Vivian alterada – ¡Aquí haces lo que yo diga! – Vivian movió la mano rápidamente e intentó golpear a Catalina nuevamente, pero ella la esquivó.–No vas a golpearme Vivian Caruso, no me interesa quien seas, me debes respeto – la enfrentó.–A partir de ahora, soy la señora Mascherano, que te quede bien grabado eso en la memoria – gruñ
–¡No me has tocado ni un pelo desde que llegamos a Bali, Benjamín! – le gritó Vivian a su esposo. Habían pasado casi veinte días desde que aterrizaron a la isla paradisiaca, sin embargo la situación entre Vivian y Benjamín no habia cambiado en lo absoluto, por el contrario, Vivian sentía que entre más pasaba el tiempo más distante se comportaba Benjamín.El hombre, por su parte lo estaba intentando, pero no le nacía tener relaciones con Vivian, no deseaba tocarla o besarla, ella no inspiraba nada en él y era momento de que ambos encararan la verdad. El matrimonio no iba a funcionar, sin importar cuantos esfuerzos se hiciera.–No puedo obligar a mi cuerpo – gritó él con rabia – ¿Qué quieres que haga, Vivian?–¿Es que acaso no eres un hombre de verdad? Miles de hombres al rededor del mundo se morirían por tener la oportunidad de estar con una mujer como yo y aun asi tu te atreves a despreciarme – era la cuarta vez que Vivian intentaba seducirlo y a decir verdad ya se estaba hartando d