Vivian frunció los ojos y miró con rabia a su esposo.–Recuerda que la mujer a la que debes defender es a mi – siseó, casi como una amenaza – ¿Y tú por qué no has empezado todavía? Te quiero ver refregando el retrete con las uñas – le gritó a Catalina, que se estaba poniendo en pie.–Ese no es mi trabajo – respondió ella, sin necesidad de alzar la voz.Catalina tenia que aprender a hacerse respetar sin necesidad de ser igual de arribista que Vivian, ella no pensaba seguir haciendo espectáculos, mucho menos frente a Benjamín.–Estoy contratada para asistir a Benjamín en lo que necesite, no para limpiar baños – refunfuñó. –¡Es que no has entendido! – gritó Vivian alterada – ¡Aquí haces lo que yo diga! – Vivian movió la mano rápidamente e intentó golpear a Catalina nuevamente, pero ella la esquivó.–No vas a golpearme Vivian Caruso, no me interesa quien seas, me debes respeto – la enfrentó.–A partir de ahora, soy la señora Mascherano, que te quede bien grabado eso en la memoria – gruñ
–¡No me has tocado ni un pelo desde que llegamos a Bali, Benjamín! – le gritó Vivian a su esposo. Habían pasado casi veinte días desde que aterrizaron a la isla paradisiaca, sin embargo la situación entre Vivian y Benjamín no habia cambiado en lo absoluto, por el contrario, Vivian sentía que entre más pasaba el tiempo más distante se comportaba Benjamín.El hombre, por su parte lo estaba intentando, pero no le nacía tener relaciones con Vivian, no deseaba tocarla o besarla, ella no inspiraba nada en él y era momento de que ambos encararan la verdad. El matrimonio no iba a funcionar, sin importar cuantos esfuerzos se hiciera.–No puedo obligar a mi cuerpo – gritó él con rabia – ¿Qué quieres que haga, Vivian?–¿Es que acaso no eres un hombre de verdad? Miles de hombres al rededor del mundo se morirían por tener la oportunidad de estar con una mujer como yo y aun asi tu te atreves a despreciarme – era la cuarta vez que Vivian intentaba seducirlo y a decir verdad ya se estaba hartando d
La sangre caliente comenzó a correrle por las venas a Benjamín, no podia dejar de mirar a su guardaespaldas durmiendo al lado de la mujer de la que él estaba enamorado. Era cierto que Benjamín consideraba a Taylor como alguien de la familia, pero en ese momento lo único que queria hacer era estrellarlo contra una pared por estarlo traicionando de esa forma.Taylor, que era un hombre con el sueño ligero y que además tenía un oído muy agudo debido a su trabajo, abrió los ojos con pesadez en cuanto se dio cuenta de la sombra que se proyectaba en la puerta de la habitación.–¡Benjamín! – se incorporó rápidamente, su jefe no debía llegar todavía y eso lo confundía.El príncipe notó que Taylor se dio cuenta de su presencia y entonces le dio la espalda y salió del lugar, lo que menos queria era formar un alboroto en medio de la noche, no deseaba darle la oportunidad a su madre de que despertara y entonces comenzara a hacer preguntas a cerca del porque habia regresado tan temprano, o porque l
–¡Suéltame, maldito! – gritó Taylor, mientras intentaba quitarse de encima a un hombre que estaba tratando de hacerle un gancho.Aquellos eran maleantes, sin embargo Taylor tenia entrenamiento militar y era más ágil y fuerte, por desgracia ellos eran aproximadamente veinte y Taylor y Benjamín estaban completamente solos. Ambos salieron sin seguridad y era prácticamente imposibles solicitar refuerzos con toda esa gente encima.–¡Se han metido con los hombres equivocados! – gritó uno de los bandidos, mientras golpeaba a Benjamín en el rostro.El príncipe peleó con todas sus fuerzas durante la mayor parte del tiempo, repartió golpes hasta que se dio cuenta de que no habia sentido de que se defendiera tanto. Durante un mínimo segundo de reflexión el hombre se sintió completamente jodido, pensó en todas las desgracias de su vida y quiso dejarse morir por ellos.Pensó en Elena, su ex prometida, pensó en la forma en que ella murió, sin despedirse, sin decir adiós y dar siquiera alguna señal,
La reina quedó en shock por algunos segundos, miró a la mujer y después desvió sus ojos hacia la barriga de Vivian que seguía siendo tan plana como siempre, sin embargo, le era fácil imaginársela cargando al futuro heredero de Bratva. Vivian sería una madre espectacular, ya sabía Alise que ella era la mujer ideal para su hijo.–¿Estás diciendo la verdad? ¡No juegues con mis sentimientos! – dijo Alise, después de haber salido de la conmoción, aunque la verdad era que aun le costaba digerir la noticia.–Si – ella sorbió por la nariz.La reina soltó un grito de euforia y saltó alrededor de la estancia, estaba emocionada y feliz, por fin uno de sus mas grandes sueños se haría realidad… el de convertirse en abuela.–Pero ¿Por qué lloras, cariño? – preguntó, con una sonrisa, pero preocupada por su nuera.Vivian fue hasta el sillón a un lado de la habitación de Alise y se echó a llorar desconsoladamente, escondió la cara entre sus manos y miró al suelo, fingiendo sentirse avergonzada y sobre
–No puede ser cierto – se repitió entre murmullos una y otra vez Benjamin, mientras iban en el auto que los llevaba a casa.Alise escuchó las lamentaciones de su hijo, sin embargo no pensaba decirle nada para hacerlo sentir mejor, Benjamin se involucró con Vivian y debía asumir las consecuencias, aunque para ella no eran consecuencias negativas, si no un sueño todo lo que estaba pasando.–¿Por qué no vino Taylor con nosotros? – fue lo único que preguntó la mujer.–Lo despedí.La reina hizo un gesto de desagrado con el rostro, a pesar de eso no hizo ningún otro comentario al respecto.–Mañana temprano nos reuniremos con Gregory, debemos dar al mundo la noticia del nuevo integrante de la familia – chilló feliz – el pueblo enloquecerá.Benjamin rodó los ojos con fastidio y se bajó del auto en cuanto estacionó en la mansión, dejó a su madre atrás y se metió en casa, sintiéndose desdichado e infeliz por la realidad a la que debía enfrentarse.El hombre caminó hacia su habitación, donde est
A la mañana siguiente Vivian se despertó mas temprano que Benjamin, con el único propósito de cocinarle ella misma algo que a él le gustase, a partir de ese momento iba a dejar sus caprichos a un lado y se iba a encargar de parecer la esposa perfecta para que Benjamin por fin la amase, después de todo, la noche anterior le sirvió su dulzura y su tranquilidad para sacar a Ben de la habitación de Catalina, ella esperaba que ese truco siguiera funcionándole para hacer que él se enamorara de ella. –¡Hazme la harina para hacer crepas! – le pidió con muy poca amabilidad a una de las cocineras de la mansión.La mujer la miró con recelo, a pesar de eso hizo lo que Vivian le ordenó, todos allí sabían que ella era una arpía a la que no se le podia llevar la contraria.–Quiero que Benjamin tenga un desayuno digno de un príncipe – ella caminó alrededor de la cocina, picando algunas de las frutas que habia por allí.Cuando la cocinera dejó la harina lista y después de haberse dado cuenta de que
–¿Sabes si la señorita Alcott se encuentra en su habitación? – pregunto Ben a la servidumbre, lo que menos queria era volver a entrar en la habitación de ella, eso lo torturaba y lo hacia sentir miserable. Saber que estaba tan cerca de ella pero que aun asi no podia tenerla, lo atormentaba.–Seguramente está durmiendo, los últimos días no se ha sentido bien – respondió la mujer.Benjamin se quedó mirando a la puerta que lo separaba de la habitación de la chica, finalmente y sin otra opción, metió las manos a sus bolsillos, miró al suelo derrotado, suspiró y volvió a su despacho, donde lo estaba esperando Gregory.Su jefe de campaña tenia los dedos en el puente de la nariz tratando de controlarse, estaba harto de tener que limpiar el desastre que siempre hacia el príncipe.–¡Está en todos los periódicos! – gritó Gregory en cuanto Ben entró en la oficina – todos los malditos medios de comunicación de Bratva se han encargado de difundir la noticia de tu pequeña pelea, por si fuera poco l