— Te amo… — susurro entre sus labios mientras entrelazo mis piernas con las suyas, lo escucho reír con su característica voz ronca, me acaricia la espalda abrazándome a su pecho.
— Yo te amo más, Sami — murmura besándome con ternura, las sábanas nos tapa la desnudez, hacia minutos que habíamos hecho el amor en su cama y el sentir su aliento y su respiración me llena de calma — Sami… — lo escucho llamarme, abro mis ojos para mirar sus verdes ojos — ¿Qué piensas de casarnos? — pregunta sin dejar de acariciarme la piel.
Sonrío emocionada por su pregunta.
— Sería la mujer más feliz del mundo si me haces tu esposa — ríe, se sienta y abre un cajón, me siento tapándome con la sábana viendo lo que saca, una pequeña caja de terciopelo.
— Entonces, ¿Aceptarías pasar el resto de tu vida a mi lado? — pregunta mostrando el anillo de aro plateado con dos pequeños diamantes, me mira esperando una respuesta y me echo a llorar asintiendo.
— Si, mil veces si — sonrío abrazándolo y sentándome encima de él, saca el anillo y lo pone en mi dedo anular, lo beso en toda la cara — Es hermoso, no tenías que darme un anillo, Will — se encoje de hombros.
— A mi reina no le va a faltar nada, ni amor, ni dinero, ni joyas — miro el anillo de cerca y luego lo miro a los ojos.
— Tus padres… no creo que estén de acuerdo, ¿sabes? — muerde su labio viendo mi mano, la toma y la besa para luego mirarme a los ojos.
— Mis padres no pueden decirme a quien debo amar, Sami, yo no podría vivir sin ti, me importa poco si no provienes de una familia de alta clase con muchos ceros en la cuenta — lo abrazo, realmente lo amo, estoy enamorada de William, siento que mi corazón va a explotar en cualquier momento de felicidad.
La vida por fin no es tan dura.
— Gracias por aparecer en mi camino, Sami…
(…)
Un mes después.
Memo no deja de mirar el anillo de compromiso que no dejo de presumirle, tiene cara de poco amigos, parece menos feliz mientras toma del palillo de su café helado.
— ¿No estas feliz por mí? — pregunto algo triste, se sienta bien en la silla y pone su café en la mesa.
— Claro que lo estoy, Sam, pero ese tipo no me convence, sé que estas muy enamorada de él y que todo lo que te dice se lo crees pero como ya dije no me convence del todo — suspiro, me cruzo de brazos a punto de llorar — No me pongas esa cara, pequeña morena, sabes que siempre te he protegido de cualquier idiota que quiera contigo — asiento a su comentario.
Memo tiene 23 años y apenas cumpliré 20 este viernes, ambos nos conocimos en una clase en común en la universidad hace dos años hasta que fue transferido a Francia en donde le va muy bien pero eso no nos ha separado para nada.
— Quiero que seas mi padrino de boda — digo con emoción pero su cara no dice lo mismo — Oh vamos, Guillermo, no seas así conmigo, eres mi único amigo — mira a otro lado ignorándome — Memo… anda, di que sí — me mira y suspira asintiendo.
— Sigo en contra — chillo emocionada — Como sea, tengo que asistir a una boda este viernes — los ánimos se me bajaron.
— Cumplo este viernes, Memo — me mira y sonríe por fin después de casi una hora hablando.
— Bueno, podemos ir a la boda y luego a un club o bar para celebrar tu cumple, ¿Te parece? Así el domingo regreso a Francia — asiento a su plan.
— Me parece bien, lástima que no te puedas quedar más… pero vendrás a mi boda, ¿Cierto? — asiente vencido.
— Si, pequeña, no me perderé tu boda, como sea, vamos a comprarte un buen vestido — niego — Samantha, no empieces — se levantó y me levanto por igual para salir de la cafetería.
Memo viene de una familia adinerada como la de William pero ambos no se han caído bien ni antes ni ahora.
— ¿Quién se casa? — pregunto curiosa.
— Maddi Johnson, amiga de la secundaria, se casa con un riquillo ahí que ni conozco, no me dio nombre ni invitación — me detengo y me mira.
— ¿Y cómo piensas entrar? — pregunto.
— Solo tengo que decir mi nombre, tranquila — niego poco convencida.
(…)
Llevaba días sin hablar con Will, no me respondía ni los mensajes ni las llamadas pero ya no tenía que preocuparme más por eso, por lo estaba viendo con mis propios ojos bailando con su ahora esposa, yo debí estar ahí, yo debí ser la novia vestida de blanco.
— ¿Estás bien? — pregunta Memo confundido, niego y salgo corriendo de ahí.
Narra Samantha.Marsella, Francia; Martes, 29, marzo, 2022.Camino a paso apresurado, miro mi reloj de pulsera y noto que llego 10 minutos tardes a mi trabajo, entro al edificio de la constructora, al entrar al elevador me miro en el espejo de este y suspiro echando mi corto cabello hacia atrás saliendo del elevador, todos los empleados me saludan, camino hacia la oficina de la vicepresidenta de la compañía y abro la puerta después de leer las letras que decían:Vicepresidenta Samantha Abreu.Sí, yo soy la vicepresidenta de la constructora Russo, me siento en mi silla y la puerta se abre mostrando a un semental de ojos avellanas, rubio y bronceado con su traje a la medida.— Pensé que te darías el día libre, Sam — río un poco cruzándome de brazos.— No tengo tiempo para tomarme unas vacaciones, Se&nti
Narra WilliamCiudad de New York, Estados Unidos; 30, marzo, 2022Me había dispuesto a continuar con mi trabajo, estaba muy atareado y ocupado. Recordé en eso, mientras continuaba organizando los papeles de boda, desde que mi padre enfermó; él nunca permitió que me casara con Samantha. Tuve entonces que comprometerme con Maddie y dejar a un lado a Sami, me sentía culpable por aquello. Pero por supuesto, ya no podía hacer nada, todo quedaba ahora en un nuevo comienzo. Uno de tantos, que seguro tanto ella como yo no estábamos dispuestos a aceptar todavía.Revisé los papeles de boda y encontré la firma de mi padre, había estado autorizando todo para que fuera la mejor unión. Si, tiene sentido. Pero, ¿Por qué mi padre no aprobaba mi unión con Sam? Supongo que era por las diferencias de clases que nos hacían sentir s
Narra Sam.Ciudad de New York, Estados Unidos; Jueves, 31, marzo, 2022Miro por la ventana del hotel en donde llegue hace un día la ciudad, escucho a Lorena caminar de un lado a otro mientras hablaba en francés sobre que una maleta suya se perdió, lleva desde ayer así, suspiro, y la miro, maldice en varios idioma y yo solo puedo negar riéndome en silencio, busco que ponerme, por suerte estamos en primavera.Tomo lo que me pondré y me meto a bañar, lleno la bañera, pongo esencia y me meto luego de quitarme la ropa esperando que se llene la bañera, pongo música pero veo que aparece un letrero avisando que la otra semana es mi cumple, 6 días exactos faltan pero no he celebrado mi cumple en los últimos 10 años porque fue el día en que él se casó, el día que lo deje, el día que deje américa.Quit
Narra WilliamCiudad de New York, Estados Unidos; Viernes, 01, abril, 2022Caminé hasta mi habitación cuando escuché a Maddie gritar, no era común que ella hiciera ese tipo de cosas. Hasta podría decir que fue algo alarmante escucharla gritar de esa forma, como si algo o alguien la hubieran asustado a propósito.Maddie corrió hacia mí cuando observé que entre sus manos tenía un objeto extraño, que parecía ser como los que las mujeres siempre llevaban consigo. No lo pude distinguir bien, ya que, al ella estar tan emocionada, no lograba tampoco entender el porqué de su emoción.— ¡Will! —exclamó emocionada. — ¡Cariño, te tengo una gran noticia! —se sentó a mi lado y me extendió el objeto que no había visto bien producto a su emoción.— &i
Narra Sam.Sábado, 2, abril, 2022.Siento una mano en mi cintura y suspiro quitándola de mi cuerpo, me levanto y miro a Memo, niego sin creer que me he vuelto a acostar con él estando ebria, tomo me ropa, una vez que me pongo el vestido tomo mis tacones, volteo y miro al rubio sentando en la cama, toma una carpeta de la mesita de noche y la extiende a mí.Me acerco y la tomo, no dice nada ni yo, salgo de su habitación y entro a elevador aun descalza, llego a mi piso ya que Memo también se hospeda en el mismo hotel, entro a mi cuarto y veo a Lorena acostada, me alivio un poco de que no metió a nadie a la habitación.Me siento en la cama y comienzo a revisar el documento, esto ya lo tenía y niego sin creerlo.Me acuesto para seguir durmiendo, no podría soportar más el dolor de cabeza que me estaba dando, siento que alguien se sienta en mi ca
Narra WilliamCiudad de Nueva York, Estados Unidos; Lunes, 4 de abril, 2022.Hoy iba a ser un día ajetreado, tedioso y hasta lleno de mucho movimiento. Honestamente estaba preparado para todo, y sobre todo para la junta que hoy tenía. Así que, tenía que lucir lo más elegante y formal posible con todos.Tuve a Markus todo el fin de semana recordándome que teníamos una reunión importante junto a una cena, no paraba de repetirme lo mismo cada que tenía tiempo. Niego levantándome de la silla para salir de mi oficina e ir a la reunión después del llamado de Andrea, mi secretaria, avisándome que ya estaban casi todos en la sala.Al llegar me detuve en la puerta al ver una mujer que a cualquier lugar que vaya puedo reconocerla, su cabello atado justo a su hermosa figura vestida de traje hizo que me paralizara en el momento, mis ojos
Narra Sam.Miro las calles hasta que el carro se detiene, nos bajamos y entramos en el hotel, apenas estuvimos en el elevador, me quito los tacones, Lorena se mantiene callada, al llegar a nuestro piso, entramos a la habitación en donde tiro los tacones lejos haciendo que el tacón de aguja se rompiera.— ¿Estas…?— Molesta y enojada, o sea como se le ocurren a esos viejos a decir que nos veremos un club de golf para hablar más sobre la propuesta, o sea, en qué demonios piensan y claro, el ceo no dijo casi nada en toda la noche, solo mirándome y eso no es todo, trajo a su “Esposita” a una cena de negocios, o sea, no tengo problema con eso pero no aportaba nada, parecía un adorno más, Lorena, Dios…La pelirroja se sienta en su cama mirándome caminar de un lado a otro, me detengo y la miro.— ¿Viste como la trató? E
Narra William.Llegué a mi casa después de haber quedado a tener una amena plática con Markus en el bar, la situación sobre el contrato con Sam se salió de control. Mi amigo y yo teníamos algo que nos hacía dudar de ella, pero por más que lo negaba, él siempre me decía aquello con una insistencia que me provocaba pensar las cosas de la mejor manera.Al ser el CEO tenía una misión, la cual siempre lograba persuadir, pero era difícil. Me era difícil no sacarme a Samantha de la cabeza.Ella cambió después de todos estos diez años, al ser unos jóvenes tan dedicados a nuestros estudios pero atrevidos en gran parte, de verdad no podía aguantar el hecho de dejarla ir. ¡Me seguía doliendo, malvada sea!Al quitarme el traje, sonreí como un idiota, fingiendo que el dolor que sentía no estaba