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CAPÍTULO 5. Después de tanto

Narra Sam.

Sábado, 2, abril, 2022.

Siento una mano en mi cintura y suspiro quitándola de mi cuerpo, me levanto y miro a Memo, niego sin creer que me he vuelto a acostar con él estando ebria, tomo me ropa, una vez que me pongo el vestido tomo mis tacones, volteo y miro al rubio sentando en la cama, toma una carpeta de la mesita de noche y la extiende a mí.

Me acerco y la tomo, no dice nada ni yo, salgo de su habitación y entro a elevador aun descalza, llego a mi piso ya que Memo también se hospeda en el mismo hotel, entro a mi cuarto y veo a Lorena acostada, me alivio un poco de que no metió a nadie a la habitación.

Me siento en la cama y comienzo a revisar el documento, esto ya lo tenía y niego sin creerlo.

Me acuesto para seguir durmiendo, no podría soportar más el dolor de cabeza que me estaba dando, siento que alguien se sienta en mi cama y abro los ojos viendo a la pelirroja quien revisa la carpeta, me mira y me volteo para seguir durmiendo.

— Esto no lo tenemos — me siento y tomo la carpeta, viendo que hay unas información que podríamos usar — Es el presupuesto, encima de que podremos usar nuestro equipo de interiores, no sería como los hoteles de aquí pero no le quita la esencia — asiento a lo que decía mi amiga, la veo bostezar e irse al baño.

La puerta suena y me levanto, veo que entrar un mesero, deja el carrito y noto que lo pidió la pelirroja, le doy propina y se va, me siento en el balcón sin antes poner el carrito ahí, comienzo a comer mirando la vista buena que da el balcón del hotel.

Observo un edificio en específico.

— Empresa Collins, nos veremos — susurro, mi amiga llega y se sienta arrasando todo a su paso.

Lunes, 4, abril, 2022.

Respiro profundo y salgo del carro junto a Lorena, camino con la cabeza en alto, al llegar a la recepción, la recepcionista nos mira, doy mi tarjeta de identidad y se sorprende mirándome de arriba abajo, traga saliva cuando la miro con seriedad.

— Bienvenidas a la corporación hotelera Collins — dice alguien caminando hacia nosotras una castaña de ojos oscuros, Lorena la mira de más y oculto mis ganas de rodar los ojos — Soy Andrea Smith, secretaria del ceo de la empresa — asiento.

— Samantha Abreu y Lorena Vivas de la empresa constructora Russo de Francia — le digo en francés, parece no entender mucho pero asiente — Que tonta tienes por secretaria — susurro en francés haciendo que Lorena se ría un poco.

Entramos al elevador, no pensaba hablar en inglés pero no tenía más opción que hacer la presentación de esta manera, llegamos a un piso y la castaña nos muestra la sala, no hay nadie presente.

— Eh… pueden organizarse — dice con nervios.

— Gracias, linda — agradece Lorena en inglés, la chica se va y ruedo los ojos — Eres malvada — me regaña en francés, me río un poco, pongo mi laptop en la mesa y comienzo a organizar todo, van entrando personas a la sala, la mayoría hombres y algunas 3 mujeres.

No me siento nerviosa ni nada, Lorena da unos informe a cada personas que supongo son los gerentes de cada área de la empresa, algo casi innecesario, termino y me pongo derecha con la mirada en alto, miro a todos que me miran de una manera intimidante pero solo sonrío, volteo a mirar la puerta que aún está abierta y lo veo.

Ahí está él, parado con un traje hecho a su medida el azul le queda bien justo a esos ojos verdes profundo, me volteo de manera elegante sin mostrar mis emociones en la que he trabajado todos estos 10 años por alguna vez me le atravesaba.

— Tome asiento, señor Collins — le digo mirando un poco y luego a Lorena — Apaga las luces — ella asiente, veo que William se va y se sienta parece estar estupefacto de verme ahí. — Primero que nada, debo disculparme en nombre de Guillermo Russo por no presentarse, ya que tenemos agenda apretada…

Le hago la señal a Lorena y ella apaga las luces.

— Me presento, soy la vicepresidenta de construcciones Russo, Samantha Abreu, supongo que nunca han escuchado de mí — sonrío sin dejar de mirar a William — A continuación le presento mi propuesta, como verán en cada informe entregado se puede apreciar la información…

No sé cuánto dure hablando pero ya eran las 2 cuando todos se levantaron y aplaudieron por mi propuesta menos William. Se sientan y esperan que el pelinegro diga algo por lo menos.

— Me parece una buena propuesta a pesar de que el ceo de su empresa no se presentó — camino hasta mi laptop en la mesa, pongo mis manos en la mesa de manera intimidante y lo sé porque los hombres sentando cerca tragaron saliva.

— Lo dice porque soy mujer y no puedo hacer una buena propuesta o lo dice por la falta que hizo el ceo, ¿Ah, señor Collins? — no le quito la mirada pero él lo hace primero, me pongo derecha — Los dejo pensar, solo le digo una cosa, no tienen que preocuparse por encontrar a un diseñador de interiores, se incluye en el contrato que he dejado a su lado, puede leerlo — miro a Lorena y asiente, me siento, empieza a susurrar entre ellos, sobre todo el vicepresidente que apenas lo vi no evite reírme que tenga a Markus Hanson,.

No puedo creer que cayera tanto, sigo sin creer que siga manteniendo en alto esta empresa. Ambos me miran.

— ¿Crees que aceptaran? — pregunta Lorena en susurro y en francés.

— Cálmate, si aún están en duda, esta noche tendremos que convencerlos, son hombres, piensan más por la cabeza de abajo que por la cabeza pegada al cuello — susurro también en francés.

Lo veo levantarse y yo también me levanto.

— Hablemos esta noche y veremos — asiento sin decir más nada.

El primero en salir en William, Markus se acerca a nosotras mientras Lorena empieza recoger todo, lo miro esperando a ver que dice.

— Hiciste una buena propuesta, dudo que mi amigo la niegue — lo miro y me voy cuando la pelirroja se pone a mi lado. Afuera estaba algunos gerentes y directivos, unos dos viejos se acercan.

— Buena presentación, señorita Abreu — dice un señor de más de 50 años en francés.

— Me alegro que le haya gustado, señor Wilson — digo cortes, me mira asombrando y riéndose, veo que se acerca  William.

— Señorita Abreu — los señores se aleja y lo miro.

— Señor Collins — está por decir algo pero llega una castaña — Que tenga un buen día, nos vemos en la cena — me alejo, Lorena me sigue y entramos al elevador en donde volteo y miro que la castaña lo besa pero él la aleja para mirar hacia aquí, le sonrío con sarcasmo.

Se cierran las puertas y dejo sacar todo el aire de mis pulmones.

— El hombre está que arde, se ve más grande, más fuerte, ¿Le viste esa barbita? Uy Dios, ¿ese era tu ex? Tremendo americano — ruedo los ojos saliendo del elevador y luego del edificio.

— Lo veo igual a hace 10 años — entramos al carro, conduzco al hotel, una vez allá en mi habitación, entro al baño y termino sentada en el piso del baño y sin evitarlo más comienzo a llorar, mi corazón comienza a latir demasiado.

Esta tan diferente, sentí que iba a quemarme ahí mismo, encima tengo que verlo esta noche, niego, no puedo seguir llorando, solo vine con un solo objetivo, cerrar este negocio, me miro en el espejo y me lavo la cara.

Al salir veo a Lorena comiendo algo, en mi cama está un vestido rojo de seda con un escote pronunciado en la espalda, tapado por completo en la parte delantera y con una abertura de un lado, el de Lorena era de tirando y lentejuelas.

Miro a la pelirroja.

— Estos… — asiente pero yo niego.

— Este Guillermo… — se ríe y me siento para comer.

— Lo pensó en todo, sabía que iba a pasar algo así — dice tomando jugo, suena mi teléfono y veo que es una videollamada, contesto viendo que es Guillermo el que llama.

— ¿Cómo le fue? — pregunta y se lo doy a Lorena.

— Fue increíble, ella hizo una presentación de lujos, vieras como los hombres la miraban intimidados, Sam daba un aura súper posesiva de alfa  — me río un poco por cómo me define, sigo comiendo.

— Suerte esta noche — la pelirroja asiente y me mira.

— ¿Se acostaron? — pregunta y suspiro sin negarlo — Dios, ya es la tercera en este año — río mirando la vista.

— Me enteré en noviembre que desde siempre le gusté, el sexo con él es bueno o no sé, ya que cada que lo hacemos estamos borrachos — me encojo de hombros, ella niega.

(…)

07:52 p.m.

Entramos al restaurante, la mayoría de los hombres sentados en las mesas del lugar nos miran, por un momento pensé en que debí no hacerme un moño bajo pero ahí estaba, alguien se acerca y es más que el moreno de Markus.

— Que preciosas se ven — lo ignoro, Lorena solo agradece por el halago y nos acercamos a la mesa, bajo la atenta mirada de William me siento frente a él.

— Siento llegar tarde… — digo con fingida pena, habían 4 caballeros más William y Markus, los hombres hablaban y hablaban de que no me tenía que disculpar, la verdad no había llegado tarde ya que la cena era a la 7:30.

William no deja de mirarme como si me comiera con la mirada. Después de tanto sin saber de él, veo la chispa de la que una vez me enamore.

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