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MUCHO GUSTO, SOY SAMANTHA

MUCHO GUSTO, SOY SAMANTHA

Después del espectáculo en la universidad de mi hija, mi esposo sigue actuando como el mejor de los esposos, aunque ni siquiera se esfuerza un poco, me trae detalles baratos que encuentra pen cualquier lado, no me besa con amor, se le nota el fastidio con el que me da los besos. ¡Es un hipócrita!

Yo lo tengo convencido que caí en sus redes, como todas las veces que me engaña, esta noche me invitó a una reunión con los socios de la empresa, así que decidí ir a la peluquería y arreglarme, me hice un hermoso corte, me maquillé y me hice la manicure.

Me compré un hermoso vestido blanco ceñido al cuerpo, a pesar de haber tenido dos hijos, me había conservado, y aunque para el tener mi edad ya me consideraba “vieja”, yo me sentía en la flor de mi juventud.  Me sentía hermosa, y sí que lo estaba. Solo quería ver la cara de mi marido.

Él me recoge como lo acordamos, estaba muy elegante y realmente guapo, era un señor, era mayor que yo, pero el centro de atención de cualquier mujer joven era demasiado vanidoso, conservaba su cuerpo, iba al gimnasio, su rostro era lampiño, pero no se veía el paso de los años, y sus ojos azules hacían suspirar.

En esos instantes era donde me daba cuenta lo enamorada que estaba de ese hombre, había sido mi esposo por más de catorce años, y lo desconocía. ¿Cómo ese hombre era capaz de querer hacerme daño? A mí que le he entregado todo. ¡Maldito!

-Wow mi amor, pero que hermosa estás, ¡querida! ¡Te tenías bien escondido todo eso! – Me dice Cristopher al verme, está vez sonaba real, sus ojos se abrieron y sus pupilas dilatas mientras me veía.

-Gracias querido, tú también estás muy guapo- le respondí mientras le extiendo la mano para que me la bese

Cristopher me toma la mano, me la besa, y poco a poco va subiendo por mi brazo hasta llegar a mi cuello, cuando está allí de respete siento un corrientazo, en realidad me estaba gustando, pero no, debía recordar que todo era una mentira, y que tenía que aguantar las ganas de estar con él, no lo merecía.

-Querido, vamos a llegar tarde. Le doy un beso en la mejilla y lo aparto de mi cuerpo- su semblante ahora era diferente, se sintió despreciado y bajo su pantalón su hombría quedó al descubierto.

Pasamos una velada espectacular, no gracias a él, sino a sus amigos, quienes me hicieron sentir el centro de atención, me daban halagos y me trataban como si fuera una jovencita.

Mi esposo se mostró como si sintiera celos. No podía creer que dentro del existiera un tipo de sentimientos como ese hacia mí.

Regresando a casa su celular no dejaba de sonar, ya teníamos unas copas encima y le solté sin más

¡Contéstale a tu amante ¡Debe estar desesperada sin saber de ti! – lo miro y le sonrió en un tono burlón.

Mira no estoy de genio para aguantar tus estupideces, no me gustó como te portaste en la fiesta, hablaste con todos los hombres, Amanda ya no eres una jovencita.

¡Ay, cariño! ¿Y quién dijo que me estaban tratando como tal?

Los ojos de Cristopher ahora están más oscuros y llenos de mucha más irá, cualquiera pensaría que estaba ardiendo porque me quería, pero bueno está vez si se había esforzado por actuar natural.

Esa noche apagó su teléfono, se acostó a mi lado e intento buscar intimidad, pero mi dignidad era más grande que el deseo, así que me hice la dormida, por segunda vez en el día el pobre se había quedado como yo muchas veces. ¡Con ganas!

Los siguientes días todo seguía en total normalidad, mi esposo seguía con sus falsas atenciones y con su hipócrita y fingido amor, mientras tanto mi hija se encargó de volverse amiga de la chica con la que él estaba saliendo y por la cual me iba a dejar en la ruina.

Camille a pesar de ser tan joven era bastante madura, y logro conseguir la información que tanto necesitaba en este momento, así que yo fui a recogerla a la universidad y para mi sorpresa, en ese instante compartía con mi hija.

-Hola mamá, pero que alegría verte, que bueno que vienes a recogerme- Me dice mi hija entusiasmada por poder presentarme a su nueva amiga.

-Hola mi amor, veo que tienes una nueva amiga, mucho gusto me llamo Amanda, le tiendo mi mano

- ¡Hola, señora Amanda!, ¡mucho gusto! Soy Samantha Avile

-Ay que lindo nombre, bueno chicas que les parece si vamos a comer algo delicioso. - necesitaba interactuar con esa chica, su rostro era de una mujercita muy joven, aun reflejaba inocencia, pero por sus actitudes, parecía el mismísimo diablo.

Su ropa era bastante llamativa, esa mañana llevaba una minifalda tipo cuero, una blusa que solamente tapaba sus senos, su cabello suelto, y unas lindas zapatillas, tenía todo el derecho de vestirse así, era joven y hermosa.

- ¡Uy, no señora Amanda! Creo que rechazare su invitación, es que mi novio viene por mi casi todos los días, y hoy iremos de compras, ya sabe no puedo negarme- Su sonrisa la invade de oreja a oreja, da un pequeño chillido tomando el brazo de mi hija, quien le sonríe falsamente

-Claro te entiendo, y uff cuando se trata de ir de compras, jamás podemos negarnos- le digo con antipatía

- ¡No, por supuesto que no!, el me da todo lo que yo quiero, así que debo aprovechar

- ¡¿Ah si, todo?!, mi mirada ahora se llena de ira, y quisiera estrellarla contra el mundo, no me importa que fuera una jovencita, mi deseo por golpearla se hacía más latente

- ¡Mamá, vamos muero de hambre! - Como si mi hija presintiera que algo iba a pasar, me interrumpe y me hala del brazo

El teléfono de Samantha suena, saca un celular de última tecnología, era evidente quien se lo había regalado, sus uñas estaban perfectamente bien arregladas.

-Ay hola mi vida, ¿en dónde estás mi muñequito precioso? - Samantha responde la llamada en un tono bastante empalagoso

Sale de nuestra vista sin ni siquiera despedirse, tomo a mi hija del brazo, quiero simplemente gritar, salir corriendo detrás de ella, ¡la quería matar!, mi esposo le daba costosos regalos, mientras que a mí me daba cualquier flor marchita que encontraba en el jardín del vecino, no podía describir lo que sentía en ese momento, solo sé que ¡la quería asesinar!

-Mamá, conserva la calma, Cristopher no merece que estes así, vamos salimos a comer algo, siento que debes empezar por quererte a ti misma, cuidarte y dedicarte a ti, mi hermano esta independiente no te necesita de tiempo completo, quiero que estudies algo, vayas al gimnasio, no lo sé, pero no más, no te quiero ver sufrir más.- Mi hija me abraza fuertemente, ella sabía que en mi interior me estaba quebrando, y aunque no era mucho lo que ella podía hacer por mí, tenía toda la razón con lo que me decía-

Me hundo en su hombro perdida en llanto, no me puedo contener, trate de ser fuerte todo este tiempo, pero ya era inevitable, mi esposo me había cambiado por una chica básica y mucho menor que yo, le estaba sacando todo su dinero, lo peor se querían quedar hasta con el mío, y yo simplemente estaba siendo engañada y manipulada por mi esposo.

¡Pero esto no se iba a quedar así, me las va a pagar!

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