Roy.Rápidamente ella, tras mirarme unos segundos, esquivaba mi mirada, de forma apresurada, algo nerviosa, como si le hubiera sorprendido haciendo algo que no debía.Cuando llegamos a la empresa subimos desde el parking, directamente, con mi ascensor privado, hasta la planta donde estaba mi despacho. Una vez llegamos allí, hice algo que normalmente no s
Hanna. Con todo lo que me quedó hacer esa mañana, prácticamente no tuve tiempo de meditar el paso que había dado, el contrato seguía guardado en mi bolso, en una esquina de mi antigua casa, mientras yo me había reorganizado, para que en poco tiempo me diera opciones, no solo de organizar el viaje de Mia a Berlín, que saldría esa misma tarde a las cuatro la llevaría el médico que la iba a acompañar para llevarla junto a sus colegas y mi tía la acompañaría desde el aeropuerto, sino que también que debía cambiar la dirección, al equipo de mudanza, parte de las cajas que había organizado parte fueran al guardamuebles que ya había alquilado, no creía que el Alfa necesitará que yo le llenará la casa de muebles como los míos, principalmente porque seguro que desentonarían con la lujosa decoración que tendría en la mansión, la otra parte , que eran mis libros, ropa, y demás objetos personales, irían a la casa. También tuve que avisar a Beatriz, comunicándole que había conseguido una casa en
Hanna. Cuando llegamos a mi habitación, no podía estar más sorprendida, no solo era bella, simplemente era la habitación que hubiera utilizado alguien de la nobleza, o cualquier alma romántica. Ni me podía creer que durante un año iba a dormir allí, en esa enorme cama dosel, columnas de madera, y telas de seda y gasa que cubrían el techo de la cama, y a su alrededor, haciendo que te aislaras del exterior si la mantenías cerrada, intente que mi imaginación no volara, pero por un segundo, me vi a mí, en brazos del Alfa, aislados del mundo, dando rienda suelta a nuestro deseo. Tuve que agitar la cabeza con fuerza, incluso marearme un poco, para borra esa imagen. Miré a mi alrededor, evitando mirar a la cama. Se podía decir que tenía de todo, un vestidor enorme, que solo servía para cubrir una mínima parte con la ropa que había traído, además de varios tocadores, y una isla que servía para guardar joyas y demás complementos que ni tenía, si hablamos del baño, era el sueño de cualquier m
Roy.- “Señor, la señorita Müller acaba de llamar, según parece ya se ha mudado a Old Winston House, y me ha dejado un recado para usted.”- me dijo Gordon acercándose a mí, en el oído, mientras se desarrolla la reunión de los ejecutivos que se encargaban de los diferentes futuros proyectos del grupo Miller- “¿Y bien?”- le dije para que continuara, con el mensaje que me dejó Scarlet, mientras el responsable del área económica exponía los presupuestos de los que disponía, cada proyecto, para llevarlo a cabo, a futuro, en cada departamento.- “Al parecer la señorita Müller leyó, al fin, todo el contrato… y…”- Gordón volvió a interrumpirse mientras me hablaba, susurrando algo nervioso, cosa que era totalmente extraño en él.- “¿Quieres acabar de contarme?”- lo miré serio, odiaba que la gente fuera tan indecisa, para una persona como yo que, siempre iba al grano, o la yugular, según quieras verlo, eso era una total ineptitud.- “Le comunico el mensaje palabras textuales, como ella me dijo
Hanna. - “Y eso es en resumen de todo lo que ha pasado entre el acosador e intenso de Finlay Alacintye y yo, eso, y que insiste en que pase las navidades, dentro de tres días, con su familia en Escocia.”- me dijo la insistente Ailan cuando le cogí el teléfono, ante mi insistencia, para evitar otros temas más peligrosos, de que me contara todo lo que había hecho con su guapo acosador. - “¡Casi nada!, te ligas a uno de los hombres más rico y guapos del planeta, incluso es más rico que toda tu familia entera, y no sólo lo rechazas, sino que encima lo utilizas, para llevarlo a la cama cada vez que…”- la heredera me interrumpió. - “He que a mí me ha seducido también… yo estaba muy tranquila sin tener nada que ver con un hombre, después del desgraciado de mi ex…”- no pude evitar reírme a carcajadas, ante esa pobre excusa. - “Si seguro, el problema, heredera, es que los hechos no se sostienen, sobre todo en tu versión de pobre mujer seducida y desvalida, y menos con un hombre como ese, u
Roy. - “Me alegro de que los arranques estúpidos de testosterona les haya servido para algo, Alfa, pero ahora, quítate la camisa.”- me dijo Hanna, si tan siquiera darse cuenta de los que estaba insinuando con ese todo de voz, sabía que quería revisar si tenía otro golpe en el cuerpo, pero no puede evitar picarla para ver si estalla. - “¿Pero lo quieres hacer ahora?, ¿aquí, con el personal de serv…?”- le dije intentando parecer sorprendido. La cara que puso cuando yo le dije estas palabras, y su clara interrupción, me dejaban claro que había conseguido mi objetivo. La verdad es que en estos momentos y tal como se sentía mi cuerpo, no estaba para hacer justica a cualquiera pretensión de carácter sexual que tuviera la bruja en mente, sin acabar como mínimo en urgencias. - “Voy a revisarte, idiota, que tú seas un puto inconsciente que se dedica a hacer el gilipollas, en plan Williams Wallace, no quiere decir que deba dejarte hecho un cuadro, además por si no recuerdas estudio medicin
Hanna. Al menos sobrevivimos a la primera noche, increíblemente. Eso no quiere decir que no desee estar con el Alfa, con ese cuerpo que parece tallado por el mejor de los escultores del renacimiento, cuyo tacto se asemeja al mármol templado. Más bien es una cuestión de reivindicarme a mí misma, hacia él, con lo único que me daba fuerza de lucha en esta relación, el contrato que habíamos firmado. Parece ridículo, que un contrato que podría invalidarse en cualquier corte de justicia, por haber cierta ilegalidad, fuera mi mayor baza, pero sólo por una cláusula, la de que sólo tendríamos relaciones sexuales o acercamientos íntimos, si yo lo deseaba y permitía. Aunque después de lo que había pasado anoche sentía que esa baza, me iba a durar poco, pero muy poco, un accidente insignificante, y mi mayor control sobre el Alfa, se escaparía de mis manos como arena del desierto, y muy probablemente provocado por mí. Mientras bajaba a desayunar, tras una noche dando vueltas en esa cómoda y en
Hanna. - "Desde luego Ailan estas poseída, ¿Podríamos parar para tomar un café o algo?, llevamos dos horas entrando a tiendas, tus escoltas parecen porteadores en plena sabana."- le pregunté mientras intentaba apoyarme en algún escaparate para que mis pies descansaran un poco. - "Ok de acuerdo, vamos al restaurante cafetería del ático, el del mirador trescientos sesenta."- me dijo, mientras se acercaba a uno de los ascensores de cristal que había en cada esquina del patio central del centro comercial de lujo. Yo no había podido comprar nada en ese centro comercial, tenía que encontrar un regalo para Roy, pero mi economía no podía comprar ni una simple bolsa de papel en aquel lugar. Había oído hablar de este tipo de sitios que sólo se accede con una tarjeta negra, la misma que enseñó Ailan al entrar. La decoración era similar a la que hubiera en un hotel de seis estrellas, no le faltaba de nada, y si hablamos de las tiendas, todas eran de diseñadores o de marcas de alto lujo, desde