Luego de que Zoe salga de la oficina, Daryl se queda abrazando a Anabet para calmarla, permanecen en silencio unos minutos hasta que él decide que eso no se terminará como ellos quieren.—Necesito que te calmes, te prometo que nada malo te pasará y que pronto estaremos juntos, pero ahora debo dejarte porque ellos no pueden salirse con la suya.—¡Tengo miedo!—No debes tenerlo, ella ahora no te hará daño, verás que nuestro hijo y tú siempre estarán protegidos.Con un beso en la frente la deja sentada en la oficina. Sale de la oficina justo en el instante en que Zoe y Robert están en el ascensor, verlos irse juntos hace que sus celos comiencen a surgir con más fuerza, aquella rabia por tanto descaro lo invade aún más y hace algo para no quedarse quieto allí.Sin pensarlo mucho, baja por las escaleras corriendo, en parte para tratar de quitarse esas ganas de matarlos con sus propias manos, aunque en realidad eso no sirve de mucho. Al llegar a la calle, le pregunta a uno de los guardias p
Cuando Robert llega al hospital como si estuviese entrando a un combate ya los médicos los están esperando. Él mismo la toma con mucho cuidado y la deja en la camilla que tienen allí para recibirla, en cuanto la ven segura, corren con ella adentro. —¡Paciente de veinticinco años, embazada de diez semanas! —grita el paramédico entrando con ella a la sala de urgencia para llamar la atención del doctor. Una de las asistentes reconoce a Zoe de la vez que tuvo el accidente—. ¡Golpe en la pelvis producto de una caída en el pavimento, sangrado vaginal! —¡Quiero signos vitales de ambos, fuera pantalón y quiero un obstetra ahora mismo! —grita el doctor que la recibe. Eso es lo último que oye Robert antes de que se pierdan tras la puerta, aunque los ojos de la chica loca de la otra vez lo dejan algo más tranquilo, como si un conocido con ella le diera algo de paz en esa turbulencia. Se deja caer en el piso pasándose las manos por el rostro como tratando de quitarse un polvo que no hay, sin po
Las palabras del docto siguen resonando en su cabeza una y otra vez. Trata de respirar, de lograr llevar aire a sus pulmones, pero simplemente no puede. Se pone de pie con dificultad sin saber muy bien qué hacer. —No… —se pasa las manos por el cabello desesperado y mira la puerta—. Yo tengo que hablar con ella, pedirle perdón… yo no quería que esto pasara —se gira para entrar de nuevo, pero se detiene cuando las figuras de Robert y Carlo lo enfrentan. —No vas a entrar a nada —le dice Carlo, pero la voz débil de Zoe los detiene. —Déjenlo, solo será un minuto… Daryl entra pasando por entre aquellas dos figuras que ahora mismo se van mucho más altos e imponentes que él, trata de acercarse más a ella, pero Zoe lo detiene con un gesto de sus manos. Ella cierra los ojos un segundo para inyectarse valor y le dice con voz calmada. —Ya no hay hijo, no hay amor, no hay nada… —escucharlo de su boca es aún más desgarrador, porque tiene una resignación que él nunca podrá sentir—. Deja que me
Tras dejar el hospital, Daryl decide irse directo a la mansión, no quiere ver a nadie y ese lugar es precisamente el mejor lugar esconderse de todo lo malo que había ocurrido, pero no de lo que él había hecho… En especialmente porque todo le recuerda a Zoe. Se resigna a que la perdió, porque hizo todo lo que ella le pidió que no hiciera y mucho más. Desconfió de su palabra a la primera oportunidad, la trató como la peor mujer del mundo y ese beso con Anabet… Se va directo al cuarto que compartía con ella, en donde muchas de sus cosas están allí, su olor y su presencia siguen intactos como si su propia alma se hubiese quedado deambulando para atormentar la suya, aunque eso es lo mínimo que se merece en aquel momento. La ha perdido… La ha perdido definitivamente y nada de lo que haga le ayudará a recuperarla. Una vez más sus arrebatos, ese carácter dominante y violento se había apoderado de todo lo que era con Zoe, más allá de que todo fuera verdad o mentira, Zoe al final de todo e
Carlo no puede evitar sonreír con satisfacción y deja lo que está haciendo, en especial cuando el hombre le señala algo más—Y también encontramos dos álbumes con fotografías, puede que le interesen.—Bien, en una hora estaré allí —tras cortar, llama a Zoe, pero quien le responde es Robert—. ¿Cómo está?—Bien… —le dice con un suspiro Robert—, al menos se está divirtiendo con Garritas.—¿Y ese quién es?—Un gato siamés que adoptamos, son inseparables. ¿Quieres hablar con ella?—Sí —escucha que Robert le pasa el teléfono y no pierde tiempo en decirle lo que quiere que haga con ella, al mal paso mejor darle cara—. Zoe, encontré la caja… ¿qué hago con ella?—¿Cuál caja? —le pregunta ella con el ceño fruncido mientras Garritas se acurruca en su regazo.—Esa… la que te dio Marchetti de niños.—Quémala, rómpela, deshazte de ella, yo no la quiero. No quiero nada que me lo recuerde.—Bien… entiendo —sabe que para ella supone un esfuerzo enorme, pero al fin está desprendiéndose de todo ese dolo
Cuando Daryl al fin abre los ojos con cierta dificultad, está en un hospital, su padre al ver que reacciona sale de la habitación para llamar al doctor, quien entra de inmediato para evaluarlo. —¿Cómo se siente, señor Marchetti? —le pregunta este mientras revisa sus ojos con una linterna pequeña, pero no hay respuesta, de Daryl no sale ni una palabra. El médico insiste—. ¿Alguien le hizo daño? ¿Cómo se siente? Fatal. Su mente, su alma, su corazón y su cuerpo le queman, es un dolor intenso el que siente lo recorre, como si estuviera en su sangre y a su corazón le costara bombearlo. ¿Si alguien le hizo daño? Sus padres, Anabet, él mismo… pero no es eso lo que preocupa al hombre, sino el daño que él había causado a su amor, una mujer inocente. Ya no tenía ninguna duda de que Zoe era la más inocente en todo lo que había pasado. Él pudo negarse aquella noche a sucumbir a la pasión, después de todo, no había tenido intimidad con Anabet, aunque ella se había insinuado varias veces. Ahora
Mientras Daryl se queda en su remolino de tormentos, en Inglaterra Zoe comienza a sonreír un poco más. Garritas es su nuevo consentido y Robert vive para hacerla feliz con los más mínimos detalles. Londres le ha dado a Zoe una nueva oportunidad para iniciar de cero, aunque la llegada a la ciudad estuvo cubierta por una lluvia gris, oscura y persistente en su interior, ahora, con los primeros días de la primavera, al fin siente que el mundo le está dando algo bueno. —Estaba pensando —le dice Robert a Zoe mientras tiene el periódico frente a él—. ¿Qué tal si vamos a dar un paseo por Tower Hill Garden? —Me encantaría —le dice ella con una sonrisa, acariciando al gato sobre su regazo—, pero prefiero ir a buscar una oficina para mi empresa. —¿Ya te sientes preparada para eso? —le dice el hombre algo sorprendido, se sienta a su lado y la abraza. —No… pero en realidad nunca lo estaré a menos que dé el primer paso al frente —ella lo mira a los ojos y puede ver en Robert esas ganas de seg
Tras unos largos cuatro meses en la clínica psiquiátrica, Daryl sale de allí con una vida nueva en el futuro, pero para eso necesita terminar muchas cosas del pasado. Lo primero, va a un lugar en donde trabajan con ciertas cosas especiales y encarga una caja de cristal para guardar allí la pulsera que le dio a Zoe. No quiere que el tiempo ni nada la dañe, tiene pensado un lugar especial para ella dentro de la mansión y para eso, debe estar protegida. Otra decisión es la de hacer algo para no olvidar jamás a su pequeña. La única manera de hacerlo es recordando que él la mató, es una culpa con la que vivirá par siempre, pero no dejará que eso lo detenga, porque simplemente no puede. Y como nombre… el mismo que eligió Zoe para aquella muñeca hace años. Cuando llega a la mansión, se le hace un lugar lúgubre, oscuro y sin vida. Aunque los jardines rebozan de colores, todo le parece gris sin la presencia de ella, porque después de todo, era quien daba la vida en esa casa. Su padre sale