Ambos deciden esperar a llegar a su destino, una casa en las afueras de Niza, cortesía de su tío Steven. Es que es hombre es un romántico, así que le pareció lindo que su sobrino y su nueva sobrina pasaran su luna de miel en la misma ciudad en la que se conocieron.

Por supuesto que a los dos les parece una maravilla, por eso cuando el auto los lleva en el trayecto al lugar, los dos no dejan de mirarse, robarse besos y seguir aumentando esa tensión sexual que está a punto de reventar.

Cuando entran a la propiedad, los dos se dan cuenta que está fuertemente custodiada, en la entrada los esperan dos hombres, cuando Daryan se baja lo saludan con cortesía y entiende de inmediato que son hombres de su padre. Rodea el auto para ayudar a su esposa a bajar y con una sonrisa le extiende la mano.

—¿Cómo estás esposa? ¡Dios, se siente tan lindo decirte así! —ella se ríe y se deja mimar por su esposo—. Ven, que debo llevarte al cuarto.

—Supongo que no me vas a cargar… —pero se calla en cuanto Dary