Lo amaba, y lamentaba no poder seguir con su tarea de hacerlo sentir como un niño, aunque con ese maravilloso rol que él le había dado, podía saber quién era ella para él.Siguieron besándose tranquilamente por un tiempo más. Andrei había decidido que no iba a pensar, luego tendría una vida completa para seguir usando su cabeza, pero en ese momento quería darse el lujo de permitirse sentir y de sentirse débil frente a alguien, porque ella era igual de débil que él. Esa preciosa y adorada debilidad que le presentaba a la sensibilidad, que le aceleraba el corazón y le hacía adorar besar y abrazar a alguien, a su alguien. Elisa, por su parte, sentía que se deshacía de a poco entre sus brazos y labios, aquellos labios que le habían dado placer por primera vez, y aquellos brazos que la torturaron y ahora la amaban.—¡Andrei Borisov!La voz furiosa y grave de Stefan se hacía presente en esa habitación a lo lejos, a esas alturas ya no sólo deseaba fastidiarlo, sino que también vengarse po
Andrei dejó caer sus ojos hacia quien yacía más allá de rodillas, tembloroso. Igor lloraba como un niño, ocultando sus ojos tras sus manos, sollozaba entre lágrimas porque una luz en su mundo se había apagado, la del sol. Entonces Andrei tragó saliva, porque sabía que iba a ser difícil explicarle a él y a todos que no había sido capaz de acabar con la vida de Elisa, porque aunque había creído firmemente que no pertenecía a su mundo, sabía que se pertenecían el uno al otro… y eso fue suficiente para errar el disparo por primera vez desde que aprendió a disparar un arma.Sólo el costado de Elisa había sido afectado y el mismo Steve se había quedado a su lado para encargarse de la herida, con Andrei haciendo el mejor papel dramático que pudo interpretar en su vida.Stefan había salido huyendo al ver sus manos manchadas de sangre y los pocos hombres que les quedaban se habían puesto pálidos y de seguro tenían la certeza de que la extranjera estaba muerta. A Andrei sólo le importaba cui
Tiempo despuésLa recuperación de Elisa era lenta, pero segura.Había necesitado de mucho cuidado y Andrei estaba más que dispuesto a dárselo, es más, estaba dispuesto a decirle lo que su corazón le había gritado antes de apretar el gatillo, pero necesitaba a su mujer completamente recuperada y con una sonrisa en su rostro, para que su confesión quedara perfecta a su parecer.La chica se había sorprendido enormemente al despertar unos días después y ver a Andrei dormido en una silla a su lado, en una posición que de seguro le daría tortícolis. Había mirado a su alrededor y hasta pellizcado su brazo para sentir que no estaba en un sueño y que era su realidad. No sabía cómo se las había arreglado Andrei para ocultarla en la mansión después que Stefan pidiera su cabeza, pero era obvio que el líder sabía hacer sus cosas, aunque a Elisa le extrañó un poco que él la hubiera elegido, a pesar del "peligro" que suponía para su clan y para él mismo.Lo cierto es que no se sentía triste, ni si
—¿Me amas? —La voz quebrada de Elisa estaba llena de incredulidad.La mirada de Andrei se volvió suave. Daría todo el oro del mundo por siempre ver esos ojos brillantes mirándolo.—Te amo, pequeña bailarina —afirmó y ella comenzó a sollozar en voz baja, sintiéndose plena y feliz—. Hey, no llores…A Andrei no le gustaba verla llorar y ella lo sabía, pero no podía retener la sensación que le embargaba en ese momento. No se lo esperaba y sentía que su vida se volvía un cuento de hadas hermoso solo por el hecho de que él la amara y se lo dijera.—Igor… —dijo él y ella alzó la mirada—. Me ha pedido que te dé su mensaje de despedida.Sus palabras dejaron heladas a Elisa, porque no quería tener que alejarse del chico rubio, aunque sabía que sería imposible que ellos tres pudieran coexistir después de lo que había pasado. —Andrei… ¿tú sabías lo mío con Igor…? —Elisa se detuvo con un enorme nudo en la garganta, y Andrei alzó una mano para detenerla.Elisa pensaba que él no confiaría en ella,
Los días pasaron con total tranquilidad en la mansión Borisov, mientras Elisa se recuperaba cada vez más de su herida.Estaba cansada de estar encerrada en esa habitación, así que le pidió Andrei con tono de súplica que la dejara ir por lo menos hasta la pileta del dragón. El líder mafioso no estaba seguro y le dijo claramente que esperar al menos unos días, no quería arriesgarse a que los puntos se soltaran.—Estoy bien —insistió Elisa, cruzándose de brazos—. No soy una muñeca frágil tampoco, así que no me trates como tal. Su mal humor parecía estar de manifiesto cada vez más lo que hacía que Andrei se divirtiera mucho por la forma en que hacía puchero con la boca y así a berrinche como una pequeña niña. Andrei se quedó pensativo mirándola fijamente, haciendo que Elisa se encoja en su lugar por la mirada hambrienta que le dirigió.—Si puedes salir… entonces puedes darme cariño —su tono de voz ronco le provocó una contracción en su estómago—. Tengo días queriendo poseerte de nuevo,
Con cada segundo que pasaba, el beso se volvía caliente y humeante. Sus lenguas chocaron con desesperación y lucharon por el dominio. Andrei dejó escapar un gemido cuando ella le chupó la lengua con más fuerza. Sus manos dejaron lentamente la nuca de Elisa y bajaron, acariciando su espalda. Ella gimió fuertemente cuando Andrei agarró su trasero y comenzó a masajearlo con ambas manos. Elisa apretó su agarre alrededor de su cuello y lo acercó mientras también lo besaba apasionadamente. Los oídos de Andrei se animaron al escuchar un sonido desgarrador. Elisa inmediatamente rompió el beso, lo que provocó que él soltara un gruñido de molestia. —¿QUÉ DEMONIOS ESTÁS HACIENDO? —gritó ella, mientras lo.miraba en estado de shock. Andrei abrió los ojos y la miró. Elisa lo miraba con incredulidad y al trozo de tela en su cuerpo. ¡Le rompió la falda! Estaba a punto de retroceder, pero Andrei agarró bruscamente el dobladillo de su falda y la rasgó de una manera grosera dejándola en p
Al recibir la noticia de que Steven había sido atacado, Andrei supo al instante que no se trataba de un incidente aislado. Las detonaciones de los disparos se escuchaban cada vez más frecuentes y más cerca, resonando a través de las paredes de la mansión. La guerra había llegado a su hogar.—¡Elisa, quédate aquí! —ordenó Andrei, girándose hacia ella con los ojos llenos de determinación—. Estarás a salvo en el refugio. Elisa lo miró con ojos muy abiertos, con el miedo brillando en su mirada. El eco de los disparos la había dejado paralizada, y la idea de quedarse sola la llenaba de pavor.—No... no me dejes sola, Andrei, por favor —suplicó, su voz era apenas un susurro tembloroso. Él se inclinó rápidamente y la besó con intensidad, tratando de calmar sus temores con el calor de sus labios. —Volveré pronto. Todo estará bien, te lo prometo —le aseguró, su voz era firme a pesar del caos que los rodeaba.Elisa le agarró el brazo, negando con la cabeza, sus ojos estaban llenos de súpli
Andrei llevaba a Elisa en brazos hacia su habitación, caminando con determinación a pesar del peso de la preocupación que se cernía sobre él. La mansión estaba en completo caos, el ataque había dejado a varios heridos, y aunque su prioridad era Elisa, no podía ignorar la gravedad de la situación. Al llegar a la habitación, la dejó con cuidado sobre la cama y sacó su teléfono.—Iván, encárgate de los heridos más graves —ordenó con tono firme—. Que todos los demás se reúnan en la sala de reuniones. Llamaré al médico para que venga a ver a Elisa.El rostro de la chica estaba pálido, la herida en su costado aún sangraba a pesar de los intentos de detenerla. A los pocos minutos, el médico llegó y tras una rápida evaluación, le dio la indicación que Andrei temía escuchar.—Debe reposar, sin movimientos bruscos —dijo con tono profesional—. Cualquier esfuerzo podría empeorar la herida.Elisa, aún adolorida, miró a Andrei. Sus ojos reflejaban una mezcla de dolor físico y confusión.—Andrei…