Igor bajó sus ojos hacia sus rodillas de nuevo y sonrió.Una esposa y un hijo, claro que había sido un sueño porque una familia no se le había pasado jamás por la cabeza. Él era de otro mundo, no del común y corriente como el resto de la gente. Pero desde que había conocido el otro lado de la vida, deseaba en sus sueños poder tener la libertad de sentir como el resto del mundo.—Aprovecharé que Andrei no está para usar su laptop —habló como una niña queriendo hacer una travesura, entusiasmada y sacando al rubio de sus pensamientos—. ¿Sabías que alguien podía llegar a extrañar Facebook y Youtube? Al fin y al cabo, me levanté temprano y tengo mucho tiempo —rió, poniéndose de pie para acercarse, inclinando su torso para besarle la mejilla como un “hasta luego”—. No has dormido nada, tal vez a ti hoy te sirva despertar después de medio día.Y fue su sonrisa la que quedó en sus ojos, mientras caminaba al interior de la casa.…—¿Qué mierda hiciste?Fue la voz de Igor la que retumbó en sus
Era demasiado impulsivo, y rió negando con su cabeza. Sin embargo, sus sentidos se volvieron a encender en cuanto más allá pudo ver a un sujeto cercano a la tercera edad esconderse. Sabía quién era, era el padre de Kirill y tío de Stefan.—Sorokov —subió el volumen de su voz entonces, para que lo escuchara, y el hombre quedó resguardado tras una muralla, escuchando y temiendo a que fuera a por él. Se había encargado de decirle a su sobrino que olvidara a Andrei, pero él no lo escuchó ya que su infinito goce por provocarlo vio en la información que se le diría una excelente oportunidad.—Dile al idiota que tienes por sobrino que no debió meterse conmigo —sonrió, si no salía era porque estaba desarmado y era un cobarde igual que toda esa familia. Si Kirill se había ido a su lado, era porque deseaba ser un hombre como él y no un sarnoso como los de su familia—. Él cree ser malvado, pero yo soy despiadado. Si quiere verme destruido, será cuestión de un día. En cambio yo, tendré todo lo
La bailarina miraba por la ventana a un lado del ventanal en la silla que le encantaba, aquella que estaba a un lado de la guitarra de Andrei y que jamás era tocada. Desde que se había ido a la habitación de Andrei, Elisa hizo su día ordinario como cualquier otro día fuera de esa casa. Aprovechó de hablar con algunas personas en Facebook y de ver algunos videos que hace tiempo no veía por Youtube. Se reía de ella misma al verse haciendo ese tipo de cosas en un momento como en el que estaba, disfrutaba de la cotidianidad que ya no tenía, aquella que se le había arrebatado y que había aprendido a suplantar. Cuando ya era demasiado tarde, comenzó a preocuparse porque la ansiedad comenzaba a carcomerla desde adentro. Necesitaba saber qué sucedería, así que al verlo por fin parado en la entrada como si estuviera viendo a una aparición celestial, ella rió y él reaccionó, saliendo abruptamente de la pequeña paz que le había nacido. Le sonrió suavemente para acercársele, a ver si así log
Lo amaba, y lamentaba no poder seguir con su tarea de hacerlo sentir como un niño, aunque con ese maravilloso rol que él le había dado, podía saber quién era ella para él.Siguieron besándose tranquilamente por un tiempo más. Andrei había decidido que no iba a pensar, luego tendría una vida completa para seguir usando su cabeza, pero en ese momento quería darse el lujo de permitirse sentir y de sentirse débil frente a alguien, porque ella era igual de débil que él. Esa preciosa y adorada debilidad que le presentaba a la sensibilidad, que le aceleraba el corazón y le hacía adorar besar y abrazar a alguien, a su alguien. Elisa, por su parte, sentía que se deshacía de a poco entre sus brazos y labios, aquellos labios que le habían dado placer por primera vez, y aquellos brazos que la torturaron y ahora la amaban.—¡Andrei Borisov!La voz furiosa y grave de Stefan se hacía presente en esa habitación a lo lejos, a esas alturas ya no sólo deseaba fastidiarlo, sino que también vengarse po
Andrei dejó caer sus ojos hacia quien yacía más allá de rodillas, tembloroso. Igor lloraba como un niño, ocultando sus ojos tras sus manos, sollozaba entre lágrimas porque una luz en su mundo se había apagado, la del sol. Entonces Andrei tragó saliva, porque sabía que iba a ser difícil explicarle a él y a todos que no había sido capaz de acabar con la vida de Elisa, porque aunque había creído firmemente que no pertenecía a su mundo, sabía que se pertenecían el uno al otro… y eso fue suficiente para errar el disparo por primera vez desde que aprendió a disparar un arma.Sólo el costado de Elisa había sido afectado y el mismo Steve se había quedado a su lado para encargarse de la herida, con Andrei haciendo el mejor papel dramático que pudo interpretar en su vida.Stefan había salido huyendo al ver sus manos manchadas de sangre y los pocos hombres que les quedaban se habían puesto pálidos y de seguro tenían la certeza de que la extranjera estaba muerta. A Andrei sólo le importaba cui
Tiempo despuésLa recuperación de Elisa era lenta, pero segura.Había necesitado de mucho cuidado y Andrei estaba más que dispuesto a dárselo, es más, estaba dispuesto a decirle lo que su corazón le había gritado antes de apretar el gatillo, pero necesitaba a su mujer completamente recuperada y con una sonrisa en su rostro, para que su confesión quedara perfecta a su parecer.La chica se había sorprendido enormemente al despertar unos días después y ver a Andrei dormido en una silla a su lado, en una posición que de seguro le daría tortícolis. Había mirado a su alrededor y hasta pellizcado su brazo para sentir que no estaba en un sueño y que era su realidad. No sabía cómo se las había arreglado Andrei para ocultarla en la mansión después que Stefan pidiera su cabeza, pero era obvio que el líder sabía hacer sus cosas, aunque a Elisa le extrañó un poco que él la hubiera elegido, a pesar del "peligro" que suponía para su clan y para él mismo.Lo cierto es que no se sentía triste, ni si
—¿Me amas? —La voz quebrada de Elisa estaba llena de incredulidad.La mirada de Andrei se volvió suave. Daría todo el oro del mundo por siempre ver esos ojos brillantes mirándolo.—Te amo, pequeña bailarina —afirmó y ella comenzó a sollozar en voz baja, sintiéndose plena y feliz—. Hey, no llores…A Andrei no le gustaba verla llorar y ella lo sabía, pero no podía retener la sensación que le embargaba en ese momento. No se lo esperaba y sentía que su vida se volvía un cuento de hadas hermoso solo por el hecho de que él la amara y se lo dijera.—Igor… —dijo él y ella alzó la mirada—. Me ha pedido que te dé su mensaje de despedida.Sus palabras dejaron heladas a Elisa, porque no quería tener que alejarse del chico rubio, aunque sabía que sería imposible que ellos tres pudieran coexistir después de lo que había pasado. —Andrei… ¿tú sabías lo mío con Igor…? —Elisa se detuvo con un enorme nudo en la garganta, y Andrei alzó una mano para detenerla.Elisa pensaba que él no confiaría en ella,
Los días pasaron con total tranquilidad en la mansión Borisov, mientras Elisa se recuperaba cada vez más de su herida.Estaba cansada de estar encerrada en esa habitación, así que le pidió Andrei con tono de súplica que la dejara ir por lo menos hasta la pileta del dragón. El líder mafioso no estaba seguro y le dijo claramente que esperar al menos unos días, no quería arriesgarse a que los puntos se soltaran.—Estoy bien —insistió Elisa, cruzándose de brazos—. No soy una muñeca frágil tampoco, así que no me trates como tal. Su mal humor parecía estar de manifiesto cada vez más lo que hacía que Andrei se divirtiera mucho por la forma en que hacía puchero con la boca y así a berrinche como una pequeña niña. Andrei se quedó pensativo mirándola fijamente, haciendo que Elisa se encoja en su lugar por la mirada hambrienta que le dirigió.—Si puedes salir… entonces puedes darme cariño —su tono de voz ronco le provocó una contracción en su estómago—. Tengo días queriendo poseerte de nuevo,