—Elisa, no. ¿Qué haces? —andar con ese vestido largo y hermoso no parecía una tarea fácil cuando se estaba en la playa—. Tu vestido…Ella rió y volteó su rostro mientras pasaba los hombros del vestido por sus brazos, deslizándolo pronto por todo su cuerpo, dejándola sólo en su ropa interior de color rojo oscuro. Sintió que su nariz se desangraba al mirarla, pero a ella parecía no importarle. Ni siquiera alcanzó a tener tiempo para procesarlo todo, porque cuando volvió a ser consciente, Elisa ya estaba dentro del mar sumergiéndose de manera casi profesional bajo una ola inofensiva. Cuando volvió a aparecer apenas un metro más allá, ella se volteó y lo miró extrañada.—¿No te vas a meter? ¡Entra!Igor sonrió y se sentó en la arena, estaba fría.—Te esperaré. ¡Deja de mojar tu cabello! Lo estás arruinando —ella rió, ya se lo había mojado y no se podía hacer nada. Al menos su maquillaje no se iba a correr, sólo iba a desaparecer la perfección de su cabello y su olor se reemplazaría por
Igor deseaba descubrir si eran como los veía con su propia boca, o si incluso se sentían aún mejor de lo que los había pensado.Sin miramientos, entonces bajó su rostro para acercarse al de ella que yacía en su cuello, ella no se movía, así que entendió que tenía licencia para seguir. Elisa estaba relajada, había leído los movimientos del chico rubio y también su intención, pero no quería rechazarlo, quería que la besara así que permitió que llegara a sus labios. Ella sintió su corazón acelerarse en cuanto sintió el aliento de Igor y el calor de sus labios sobre los suyos, así que comenzó a responderle ese beso inocente que no pretendía llegar más allá; solamente deseaban sentirse de esa forma por primera vez, quizá la única vez. Se agitó en cuanto sintió su lengua entrar, y él abandonó su tarea en ese momento arrepentido y perturbado por haberse acelerado.—Elisa, yo…Ello lo miró desde su posición, sonriéndolo suavemente para no hacerle sentir mal.—Está bien, Igor… Fue un beso t
—Y perdiste un detalle.Él ladeó una sonrisa llegando hasta ella, quedándose de pie a su lado pidiéndole su mano.—¿Cuál? —preguntó él, una vez obtuvo su mirada y la aceptación de su mano.—Tú —terminó ella con una pequeña sonrisa, mientras quedaba en frente de un Andrei que la miraba de esa manera intensa—. ¿Por qué tardaste?—Tenía una cita en el cementerio… —le dijo sin problemas mirándola. Incluso con ese look libremente arruinado le fascinaba—. ¿Te gustó la fiesta? —la tomó por la cintura y le acariciaba la frente sacando de ella unos cabellos locos que entorpecían su panorama.—Sí… —lo abrazó sintiendo su olor. Estaba fallando en su tarea de ser ella quien lo cobijara, y es que era difícil poder llevarlo a cabo porque él era Andrei—. ¿Estás bien? —lo miró desde su lugar y él arrugó el entrecejo.Aquella pregunta era atípica, el si estaba bien o mal jamás era tema para él ni para nadie porque él siempre estaba bien. Que sus hombres se lo preguntaran con anterioridad era extraño,
Serguei caminaba a paso seguro hacia la calle cercana a la playa, en donde Stefan lo esperaba en su lujoso Lamborghini Veneno.Estaba tan seguro de lo que haría, que sus labios se mantenían en una línea perfectamente tranquila. Su corazón no le decía nada con el ritmo que adoptaba, pero su cabeza lo empujaba a avanzar mucho más rápido de lo que sus pies le permitían. Sólo quedaban unos cuantos pasos, aquellos pasos que lo separaban de librarse de la estúpida ingenua que le molestaba.El líder estaba sentado en el asiento de copiloto, pues el automóvil sólo poseía los dos primeros asientos, y le hizo una seña con la mano a su hombre para que se bajara y le diera la privacidad que deseaba tener con ese sujeto que quería hablar con él.No dejaba de fascinarle la idea de que un hombre de Andrei estuviera pidiendo hablar con él. Nunca, ni en sus más conciliadores sueños pensó que eso podía llegar a suceder, pero debía ser cauteloso puesto que todo podía ser una trampa. No podía permitirs
A diferencia de Kirill y del mismo Andrei, Arnold siempre había sido el más comprensivo con un alma llena de nobleza; quizá su punto débil.—Sucedió algo, y es importante.—¿Qué cosa? —arqueó una ceja y entonces los ojos de Arnold se lo dijeron, porque se alternaban indecisos y ansiosos en él y en ella, con un deje de tristeza que le molestaba—. Ya veo…—Debes largarte de aquí. Steve y Tom están esperando arriba.Sí, no había dudas. Algo malo estaba pasando y tenía que ver con Elisa, lo único malo que podía pasar con ella era que una amenaza peor que él la atacara, y sólo había una en el mundo o eso él pensaba. El líder mafioso regresó su rostro al de la bailarina y le acarició una mejilla.—Yo no huyo, no soy un cobarde… —seguía con su caricia pausaba sobre el rostro durmiente de la bailarina.Arnold frunció sus labios y luego miró a su camarada ponerse de pie junto a ella.—¿Por qué no me dijiste la verdad? —preguntó, aún con su mirada sobre la pareja.—¿Cuál verdad? —se volteaba c
Elisa perdió sus ojos en la imagen de ese hombre, y sólo sus palabras hacían eco en sus oídos y creaban imágenes en su cabeza.—Harás que me maten —sentenció ella, con un extraño sentimiento parecido a la ansiedad apoderándose de su pecho. Su labio comenzó a temblar. —Por eso, disfruta el paisaje. Stefan vendrá por ti cuando caiga la noche, y espero que la noche anterior hayas visto suficientes estrellas —dijo él como última cosa. No le importaba si Andrei se enteraba de boca de ella que él había sido el culpable, porque él estaba dispuesto a pagar si su líder lo consideraba como traición, pues sabía que se enfurecería con él y lo mataría sin piedad, pero estaba seguro que se lo agradecería después, al igual que Igor.Ella se quedó en su lugar, mirándolo desaparecer con los labios formando una línea. Había deseado tantas veces morir, y había estado en escenarios mucho peores viendo a la muerte cara a cara, que no sabía cómo sentirse. Stefan tenía derecho de hacer lo que quisiera
—Kirill se fue a tu clan sólo porque te consideraba más que a mí, siendo su primo —comenzó a argumentar Stefan—. Y eres incapaz de respetar eso, porque por primera vez en tu insensible vida, estás sintiendo algo que no sea tu grandeza —suspiró, para luego darle paso a su sonrisa típica—. Puedes sacar a la prostituta del país, puedes llevarla a donde quieras, pero la encontraré y la mataré disfrutándolo hasta el último instante.... Mantuvo una sonrisa diabólica al imaginar ese momento y Andrei tensó su mandíbula, porque odiaba que alguien hablara tan deliberadamente de ella. —Y luego —lo miró entretenido—, mataré a todos tus colegas, tu fiel clan de perros falderos y consecuentemente, te quedarás solo.Andrei ladeó una sonrisa tras oír eso último, pues sabía que Stefan ni siquiera naciendo de nuevo, tendría la astucia de hacer tal cosa.—Habladurías —sentenció.Stefan hizo una mueca de desagrado tras escucharlo, odiaba que ahora estuviera haciéndose el fuerte frente a él, y que lo me
No hacía falta buscarla demasiado, porque él ya sabía en dónde estaba. Estar en la pileta del dragón era algo que Elisa acostumbraba hacer desde que conoció dicho lugar, luego de llorar ríos por estar cautiva, herida, hambrienta y sola. Aquel fue su primer logro en esa mafia, luego vino él y Andrei. Igor se quedó por unos segundos mirándola perdida en el agua jugando con una de sus manos, e inmediatamente olvidó el porqué había llegado casi corriendo hasta ese patio. Elisa no parecía sentir nada, sólo parecía que ella existía y no había una razón del porqué. Comenzó a dar los muchos pasos que lo separaban de ella entonces y se sentó a su lado y ella alternaba sus ojos en su mano que jugaba con el agua y en el rostro de Igor formando de a poco una sonrisa en sus labios, que le hizo sonreír también.—Sé que no suelo estar despierta antes del mediodía —una pequeña pizca de vergüenza se apoderó de su sonrisa—, pero hoy es diferente.“No le digas nada”, Igor escuchó de pronto la voz d