Dayana puso música para empezar a bailar, contoneándose de una manera tan sensual como una bailarina exótica. Era su manera de coquetear para atraer a los hombres. Eso le hizo recordar cuando la sorprendió bailando con su mejor amigo. Vicente supo que estaba intentando llamar su atención mediante la provocación sexual y la ignoró deliberadamente. Aquella actitud le resultaba desagradable y obscena. En su opinión, una mujer debía comportarse con decoro y dignidad fuera del dormitorio. Por desgracia, Dayana siempre lo avergonzaba cuando se tomaba algunas copas de más en una fiesta. Otro defecto más de la larga lista. ¿Qué diablos estaba pensando cuando regresó con su ex? Por supuesto que lo sabía perfectamente, por despecho y dolor. Y un gran deseo de molestar a Sofía. **** El primer oficial del yate, Donato, se encontraba hablando con una camarera. —Si no estás dispuesta a presentar una queja oficial, yo no puedo hacer nada. La señorita Torres es la novia del señor Rivas. Me temo que
—Es una lástima que por tu situación tengas que dejar perder la oportunidad de tener una relación con él.—¿Oportunidad de ser usada cómo un condón y luego ser desechada? Aunque no estuviera embarazada, nunca tendría una relación con él. Es un mujeriego y por su actitud parece que se siente orgulloso de eso. Sí, algún día tengo de nuevo una relación, quiero que sea estable.—Bueno, un dulce o una canita al aire con ese bombón no estaría mal. Después de todo tu ex anda revolcándose con su ex. ¡Ay! Me salió en verso —dijo María.—¡Pues tampoco me voy a revolcar por despecho! Aunque las hormonas me estén matando.—¡Cielos! Dicen que a las mujeres se les sube la líbido, ¿Es verdad?—¡No tienes una idea!Luego María bajó la voz y le preguntó.—¿Quieres que te regale un vibrador? O le llamas al gran jefe para decirle que es su obligación que te mantenga feliz en la cama.—¡No gracias! Me seguiré dando duchas de agua fría.—Bueno, deberías aceptar el vibrador, porque si sigues con la líbido
"Lo que pasó entre nosotros es cosa del pasado. Nunca se repetiría. Es agua pasada"—pensó Sofía, angustiada y abrió la puerta de su despacho. En su escritorio le esperaba un gran jarrón con lirios blancos. Era el ramo más bonito que había recibido en su vida. Entró y tomó el pequeño sobre que había entre las flores. "¡Mateo, otra vez!" Para ella sus atenciones, aunque halagadoras, estaban fuera de lugar. Incluso eran peligrosas, porque ponía en riesgo su empleo. Leyó en voz alta. "Para Sofía. Tengo muchas ganas de conocerte mejor. Firmado, Mateo." Sofía se sentó en su escritorio y encendió la computadora. Y buscó en internet noticias de Vicente. Estaba en un puerto en Italia, tomándose tiempo libre, a bordo del "Soraya, acompañado, como captaron los superteleobjetivos de los paparazzi, por Dayana, escasamente vestida. A Sofía se le encogió el corazón al ver las fotos, y no le quedó más remedio que admitir los celos que la carcomían por dentro. **** Mateo salió del ascensor
—¿Qué tal va el trabajo?—preguntó Marta mientras Francisco servía las copas. —Imagino que los dos están al día de quién es Mateo Bustamante. Así que iré al grano. Nunca he conocido a un hombre tan insistente. Debieron haber visto su cara cuando le dije que no iría a cenar con él. Era como si fuera la primera mujer en su vida que lo rechazaba. Marta le dijo. —Probablemente, lo eres… —Bueno, pues alguien tiene que hacerlo —repuso Sofía—No es un dios. No puede salirse con la suya a todas horas. Esa clase de arrogancia me pone furiosa. —He leído su biografía, y lo he visto en entrevistas. Se muestra simpático y agradable. Nunca me ha parecido arrogante—comentó Marta encogiéndose de hombros—. Se ve seguro de sí mismo, muy inteligente. Sabe lo que quiere y cómo conseguirlo. Pero tú estás decidida a no sentir simpatía por él. Aunque se dedicara a salvar cachorros de edificios en llamas, te seguiría cayendo mal. Sofía abrió la boca para negarlo, pero sabía que no tenía sentido. Era l
—Bueno, te duele la cabeza cuando tienes demasiado trabajo —dijo Elba al caminar hacia su escritorio. —Es el café —dije al ponerme de pie—. Traigo el corazón acelerado y… —gruñó y cerró sus ojos, tan fuerte como pudo— ¡Diantres! ¡¿Cómo puede alguien seguir vivo tras tomar café negro sin azúcar todos los días?! —Te sorprendería a lo que la gente se puede acostumbrar —dijo Elba, luego lo miró con el ceño fruncido y le preguntó—. ¿Te ocurre algo Vicente? —Estoy bien. —Voy por tu vaso de agua—y cuando regresó le dijo. —Te pregunté si te ocurre algo, porque pareces cómo drogado... —Sí, por la cafeína... —Ok, entonces vamos a seguir hablando de café. —¡¿Por qué viniste enana?! —¡Vaya! Ahora sí eres tú. Vine por qué... —¿Sabes que existen personas que hacen un excelente café? ¡Más que excelente! Es como si hubieran sido tocados por los dioses y su café es en extremo delicioso... ¡Maldito dolor de cabeza!—dijo masajeándose las sienes. —Muy bien, bébete las aspirinas... ¿Te estás es
Aunque en su última conversación con Vicente y alguna vez con Amelia le habían hecho sentir que ella estaba allí por su físico. Y se sintió subestimada. Pero Rafael le había dicho que tenía talento para el diseño gráfico. Y ese comentario hecho por un hombre que era excelente en su trabajo la halagó. La verdad que Sofía se sorprendió con el entusiasmo con que ella se lanzaba a terminar por las noches cada tarea que le asignaba su jefe. Cuando ella estudió en la universidad, pedagogía lo hizo pensando en que sería más rentable y para poder mantener a Marina y ayudar a Néstor. Y ahora estaba segura de que de habérselo pensado mejor hubiera estudiado diseño gráfico. –¿Has terminado ya los bocetos de la Cacería Salvaje? –Los tendrás mañana –dijo ella. El siguiente juego en el que estaban trabajando comenzaba a tomar forma, y a Sofía que hasta ahora le había parecido sin importancia los videojuegos. Ella estaba en el departamento donde se creaban las imágenes y le encantaba en e
Rafael pareció sorprendido. –La idea es tuya, Sofía, y es genial. No seas boba. Mateo es un hombre exitoso, porque le importan sus empleados y nunca los subestima –dejó caer los esbozos en su escritorio–. El vicepresidente está en el despacho de Mateo, así que puedes pillarlos a los dos al mismo tiempo. Cuanto antes se lo lleves, mejor. Los programadores van a necesitar más tiempo para las capas extra. –Lo sé, pero, que les voy a decir. ¡Hey! Aquí estoy yo, usurpando obligaciones que no me corresponden. ¡Está es mi idea! Rafael se rio entre dientes. –¿Desde cuándo eres tan tímida? Llevo dos semanas de trabajar contigo y eres entusiasta, eficiente, responsable y creativa. He visto la emoción en tus ojos. Lo disfrutas tanto como yo. Créeme cuando te digo que naciste para ser diseñadora gráfica. Vamos, llévales tu idea a los jefes y déjalos impactados. Rafael se fue a hablar con otros artistas sacudiendo la cabeza y Sofía bajó la vista hacia los esbozos de la mujer sabia. Era un
Mateo veía cómo movía los labios, escuchaba su voz, pero no podía centrarse en lo que estaba diciendo mientras Sofía explicaba su idea sobre un nuevo personaje. Su cerebro no paraba de imaginar. ¿Cómo diablos iba a centrarse en el trabajo con aquellos deseos sexuales flotándole por el cerebro y torturándole el cuerpo? –¡Son geniales! –estaba diciendo Armando. Se inclinó casi rozando a Sofía para mirar el esbozo que ella sujetaba y Mateo sintió una punzada de irritación. "¿Por qué tiene Armando que colgarse prácticamente del hombro de Sofía para mirar el dibujo?" –A ver –dijo Mateo bruscamente, rompiendo lo que a él le parecía una escena demasiado cariñosa. Armando fue pasando los dibujos y dijo: –Me gusta la idea de que una mujer poderosa venga en ayuda del héroe atormentado –sonrió–. Puede que así consigamos además más jugadoras. Mateo asintió mientras miraba los dibujos y tuvo que reconocer que Sofía Espinoza tenía mucho talento. No eran dibujos completos, más bien la idea