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FLATLINE - Blind Channel

Me habían obligado a usar un vestido horrible y enorme que me quedaba suelto de todos lados y aunque me cubrieron los moretones con un maquillaje, fue difícil no notar que me había dado una golpiza. Las enormes mangas del vestido ocultaban los grilletes que inútilmente quise quitarme pero por alguna razón eran demasiado difíciles.

“Son de plata, eso dicen los demás”, fueron las palabras de Delia.

Fuera de la habitación note que estábamos en el fondo de la casa, en la zona donde dormían los empleados. Delia y Melinda me ayudaron a caminar derecha hasta la sala; estaba Marcus, la mujer pastosa sentada sobre las piernas de un hombre calvo con tatuajes. 

-¡Ahí está mi hermosa esposa!. - gritó Marcus mientras se ponía en pie. -¿Lista para la ponerle fecha a la ceremonia de nombramiento?.- 

El maldito todavía me tomó de la mano y me las beso como si lo que hubiera pasado fuera un invento. Pude sentir como me apretó las manos con fuerza para recordarme mi situación.

-Quiero que sepas que te va a gustar mucho aquí, es tranquilo y nadie va a meterse contigo, mientras tu te portes bien. -

Sentí que iba a morir cuando el hombre calvo pasó su mano por mi trasero hasta meter la mano entre mis piernas; apreté los dientes intentando no mostrar lo humillada que me sentía.

-Deberías aprender de ella Celia, te falta carne en el hueso. - apretó mi vulva dándole un fuerte jalón y gruñó con ira; lanzando un golpe.

Le dio justo en el rostro derribandolo de su asiento, dejó caer a la esquelética mujer al piso que chillo; quería matarla también. 

-¡Maldita perra obesa!, ¡Matala Marcus, matala!. -

Delia y Melisa retrocedieron dejándome sin apoyo, se escondieron en un rincón cerca de las columnas de la entrada al comedor. 

Marcus como buen macho me asestó un puñetazo en el rostro, derribandome, sentí el sabor de la sangre en la boca y la nariz; intenté ponerme de pie pero mi cabeza daba vueltas. 

“¿Porque me afecta?, ¿Porque tienen más fuerza que yo?”, era todo lo que repetía una y otra vez sin entender.

-Creo que no aprendiste la lección la última vez. - sentí como me jalo del cabello para levantar mi rostro y volvió a golpearme con fuerza.

Cuando todo se oscureció, vi a Lena parada en la oscuridad dándome la espalda.

“Lena” dije quedamente.

“Debes irte, rápido”

“No puedo, no tengo fuerza; ayúdame Lena”

“No se donde estoy Abigail, debes irte sin mi”

“¡No me iré sin ti jamás!”

“Debes irte o nuestro compañero nos matara a ambas; dejame y vete rápido”, la voz de Lena salió quedamente antes de caer de rodillas al suelo.

Abrí los ojos cuando el dolor llegó nuevamente y lo único que pude ver fue las paredes mugrientas de un cuarto; olía a moho y orina. Sentí otro golpe certero en las costillas y perdí el aire.

Colgaba de los arneses de las muñecas, habían colocado un gancho en el techo para facilitar el trabajo, “no soy la única”, fue mi pensamiento más lúgubre.

“¿Cuántas mujeres como yo habían terminado aquí?”

Pude sentir la vida apagarse lentamente con cada golpe, hasta que finalmente ya no hubo más luz. El dolor dejó de existir.

Cuando abrí los ojos, la neblina que veía solo empeoro el dolor; vi a Delia mirándome con los ojos llorosos.

-¡Estás viva, gracias a la diosa!.- se dejó caer de rodillas a mi lado y me apretó la mano. Estaba tirada de lado en la cama, sentía el cuerpo destrozado y parecía que habían roto huesos. -Tranquila, vas a estar bien. Descansa, ellos no vendrán por unos días. -

Trague saliva con dificultad.

Todo parecía muy irreal y hasta un mal chiste. “¿Porque mi compañero me haría esto?”

Alguien abrió la puerta y los pasos de ratón llegaron hasta Delia.

-Ya salieron; dice Noah que fueron a buscar a SusyLu. Apresurate Delia. - reconocí la tímida voz de Melisa.

-Niña, mírame. - Delia me apretó la mano. -Descansa y resiste, terminará pronto. -

Cerré los ojos y cuando los volví a abrir solo pude ver a la pastosa y mugrienta mujer moviendo la boca al lado de Marcus, pero caí inconsciente otra vez; podía sentir mi cuerpo ardiendo.

-Si se muere,no la podremos usar. Haz algo, rápido. - reconocí esa voz nasal.

Y abrí los ojos, la mugrosa mujer llamada Celia jaloneaba a un médico y él apenas podía mantenerse en pie, estaba muy golpeado.

Me miró fijamente. Sentí lástima por él.

-¿Pero que te han hecho?.- me susurró cuando se hincó al lado de mi cama.

-Sálvate. - le susurre.

Los ojos del hombre se llenaron de lágrimas.

-Eres la Luna, ¿cierto?. - se acercó lo más posible para susurrarme, fingiendo tomar los signos.

No le respondí, lo miré esperando que todo fuera una pesadilla.

-Te daré algo para la infección, resiste. -

-Salva a Lena. - le dije quedamente antes de comenzar a perder las fuerzas. Pero él no supo de lo que hablaba, mi mundo se oscureció.

-Resiste. - la voz se escuchaba distante. 

En la oscuridad a mi alrededor intenté encontrar a Lena, pero la llamé a gritos y solo escuchaba lamentó, gritos de dolor y llanto.

Me aprete los oídos con fuerza intentando mitigar los gritos y el sufrimiento. Me iba a volver loca si seguía escuchándolo. 

Y de pronto una luz llegó a mi; me cubrí los ojos con los brazos y el aroma café recién hecho me llegó, tenía un rastro de chocolate amargo.

“Mi favorito”, pensé extasiada. Parecía que la pesadilla había desaparecido.

-Hola preciosa. - todo se derrumbó cuando el rostro de Marcus apareció frente a mi. - Pensé que no despertarias jamás.-

Me pasó la mano por el cabello y se acercó a besarme, desvié el rostro pero apretó mi mentón forzandome a aceptarlo; las lágrimas me escocían en los ojos cuando recordé cómo me engañó para bajar la guardia en mi propia casa, frente a mis padres.

Cuando me soltó me obligo a mirarlo.

-No seas malagradecida, pude dejarte tirada en cualquier lado pero preferí que regresaras a tu cuarto. Levántate, tendremos visitas. -

Me jalo de la mano sacándome de la cama y caí sin fuerza al piso sobre mis rodillas; me soltó las manos dejándome ahí. Cuando no me moví, sentí que me jalaba del cabello para levantar la mirada.

-Escuchame bien maldito cerdo; necesito que te esfuerces mas o te arrojaré al sótano; tengo un gancho en el techo con tu nombre. - sentí su aliento fétido y desvié la cara asqueada. - Me gustas para más de una noche, así que no lo arruines. -

Eso fue suficiente para mi, es un motivo para luchar y matarlo. Tomé todas mis fuerzas para ponerme en pie, las costillas me causaban dolor al respirar.

-Asi me gusta preciosa, ahora mueve ese delicioso culo; quiero que mis invitados te vean. - fue al closet y sacó un enorme vestido azul cielo con mangas largas. - Apresúrate. - me lo arrojó a la cara.

Salió del cuarto y me tomó un instante tomar la fuerza necesaria para caminar; abrí una puerta junto al closet y vi un modesto baño, con un espejo en el tocador con maquillaje y perfumes. 

“Este hijo de perra quiere ocultar todo lo que me hace, necesito salir de aquí rápido”.

Me vi frente al espejo, tenía el rostro morado y un ojo cerrado. No había maquillaje suficiente para cubrir ese ojo dañado. Me quité la ropa con mucho esfuerzo, vi mi costado morado y azul; supe que  me habían roto costillas por la deformidad en los costados. 

“Si me dieron drogas, eso explicaría por qué tarda tanto en sanar”.

Después de lavarme lo mejor posible, salí de la regadera hacia un mueble cerca del espejo en búsqueda de una toalla y solo encontré ropa interior muy básica; en tallas grandes, algunas parecían excesivamente grandes.

“Hijo de puta, no sabia lo que encontraria asi que compro lo que creyo que necesitaria. ¡Que estupida!, tenían planeado esto”. 

Me vestí con mucho dificultad cuando mi cuerpo comenzó a quejarse por el esfuerzo extra, me puse maquillaje para cubrir el morado de la cara pero el ojo cerrado no lo pude ocultar.

El maldito vestido me colgaba de todos lados y las mangas me estorbaban, pero cubrían los grilletes.

Cuando salí del baño vi a Melinda en el cuarto, tenía también la cara golpeada.

-¡Diosa!, ¿que te hicieron?. - la vi desviar la mirada avergonzada.

-A veces el señor Vince pierde el control. - le tomé la mano. 

-Voy a matarlos, solo déjame recobrar las fuerzas. - la pequeña joven sonrió tristemente. 

-Tengo tiempo aquí y sé que eso va a ser muy difícil, la mataran primero; como lo han hecho con las últimas 2 Lunas. - 

“Maldición, por eso les urgía educarme; necesitan cubrir las apariencias. Pero si soy su compañera destinada no podrá tratarme mal por mucho tiempo antes de que el vínculo se rompa. No se arriesgara, debo rechazarlo rápido antes de que  me maté”.

-No si yo los mato primero, a todos. - la abracé con mucho dolor por el esfuerzo. - ¿Cuánto tiempo tienes aquí?. - le pregunté tímidamente.

-Soy esclava hace 5 años, pero empeoro cuando mataron a la Luna hace 1 año. - la aparté y vi en su rostro el terror.

“Esto no podría ser peor, es mi vida o la de ellos”.

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