ISABELLAHoy con Alexander habíamos ido a almorzar a un lindo restaurante y luego nos habíamos venido a la suite donde él se hospedaba.Estando aquí en su cama, nuestros besos se volvieron rápidamente apasionados, el calor entre mis piernas empezó a emerger y ya podía ver su gran y dura erección.Aun no podía creer que estuvo en mi interior.El deseo nos estaba consumiendo de nuevo y Alexander me besaba cada vez más dominante y hambriento, mordiendo mis labios y esa acción en vez de disgustarme me excitaba, los dos estábamos perdidos en este fuego y él empezó dejar besos y pequeños mordiscos por mi cuello para ir bajando hasta mi abdomen ya desnudo, se sentía tan bien cuando empezó a pasar su lengua y a succionar suavemente allí.Ya estaba perdiendo un poco la cabeza y empecé a dar pequeños gemidos mientras él se tomaba su tiempo en esa parte.— Quiero lamerte. — Pronunció Alexander con voz ronca mientras se acomodaba entre mis piernas y empezaba a bajar mi pantalón junto con mis bra
ALEXANDERLuego de dejar a Isabella poco después recibí un mensaje con la foto y me hizo sonreír a lo tonto, esta chica causa tantas emociones en mí que no me puedo explicar y al mismo tiempo no se si pueda alejarme de ella por lo feliz que soy a su lado, no creo volver a conseguir algo así de nuevo, después de todo los grandes acontecimientos solo suceden una vez y ella es eso, algo único, especial, jodidamente impresionante y hermosa.Una de las personas que si pierdes, por más que busques nunca volverás a encontrar a nadie que te haga sentir de nuevo así.A veces quisiera olvidarme de quienes son nuestros padres, de su pasado y el mío, solo así poder hacerla feliz cada día de mí vida sin sentirme culpable y ser aun más feliz por estar a su lado compartiendo su felicidad.Pero nada están perfecto en este mundo, nada de eso sucederá, aun me quedan cuentas pendientes por cobrar y definitivamente de eso no me puedo olvidar ni siquiera por ella....Estaba en el ordenador revisando algu
ISABELLAAl llegar a casa estaba muy contenta, por otro día con Alexander, estar con él era lo mejor que me había pasado y me hacia tan feliz.— Hola niña. — me saludó Mirtha con una sonrisa.— Hola. — respondí con una sonrisa y voy hacia ella para darle un abrazo.— Que feliz has estado estos días mi niña, eso me alegra mucho. — dijo ella devolviéndome el abrazo.— Gracias por ser tan linda conmigo. — le dije soltándola.— De nada niña, deberías ir a cambiarte. — hizo una pausa acompañada de una mueca antes de añadir. — Tu papá me acaba de llamar para decirme que llegara en unas horas.Asentí mientras asimilaba esta noticia, papá volvería y toda la alegría y relajación de estos días se irían con su llegada, se que no todo puede ser perfecto siempre, pero me hubiese encantado tener más tiempo para seguir disfrutando de la vida junto a Alexander. Ahora tengo que volver a crear excusas por no poder verlo y no me gusta para nada tener que mentirle, pero en momentos así, no tengo otra
ALEXANDERDisfrutaba de mi vaso de whisky frente a mi balcón, sintiendo el viento chocar contra mi rostro y mirando hacia el mar saboreando mi victoria, que estaba muy cerca.Todo estaba saliendo tal cual había planeado, el padre de Isabella ya no tenia salida y lo sabia, debe estar totalmente desesperado esperando un milagro y que alguien lo ayudara, pero nadie medianamente inteligente lo ayudaría en un momento así. Ayudarlo implicaría solo perder dinero que no se recuperara nunca e incluso tener problemas con la ley, solo para intentar salvar a un bastardo que no se lo merece.Por fin pagaría por lo que ha hecho, no solo a mi papá si no a tantas personas más, al fin estaría donde pertenece, encerrado tras las rejas viviendo un infierno, en el cual podrá expiar cada uno de sus pecados.Este era el final de todo, de mi venganza, de su libertad, de mi relación con Isabella y mi estadía aquí, todo esto acabara muy pronto.Y solo me quedare con los recuerdos de ella, de cada momento vivi
ISABELLA — Feliz cumpleaños Isa. — dijo Caroline abrazándome con una sonrisa.— Gracias. — respondí devolviéndole la sonrisa.— Toma. — Extendió una bolsa de regalo hacia mí y cuando la tomé ella comenzó a buscar algo más en su bolso y cuando lo encontró me lo entrega. — Este te lo mando Andrew.Era una hermosa cajita de terciopelo negro con una cinta plateada envolviéndola, que claramente debe tener una joya, le había dicho que no me tenia que regalar nada este año porque estaba lejos, pero típico de Andrew siempre va contra la corriente.— Gracias de nuevo y a él le agradezco más tarde.— Abre el de Andrew y el mío lo abres en tu casa. — Dijo un poco ansiosa.— Los dos los abriré en mi casa.— Por favor Isa, me muero por verlo y Andrew no me dejo abrirlo. — Insistió tomándome del brazo y haciendo puchero.— Esta bien. — Accedí y cuando abrí la cajita quede impactada con la vista, era un collar de oro con un colgante de girasol, mi flor favorita, con pequeños diamantes incrustados e
ISABELLAMediante mi camino a casa recibí muchas llamadas de Andrew, no se si Caroline o Mike le hablaron de lo que paso o si simplemente esta llamando para felicitarme y ver si me gusto su regalo, pero en este momento no quería hablar con nadie, ni siquiera con él, me sentía demasiado rota, solo quería encerrarme en mi habitación para intentar curar mis heridas sola y tratar de asimilar todo esto, así que apague mi teléfono antes de llegar a casa.Cuando llegue me sorprendí al encontrar a mi papá sentado en el sofá, viéndose realmente furioso, como si estuviera a punto de explotar, su cara estaba roja y tenia una botella de whisky en su mano de la que estaba bebiendo directamente, esta vista me atemorizo, nunca lo había visto tan enojado, así que quise solo subir directamente a mi habitación intentando pasar desapercibida hasta que escuche su voz. — No vayas a ningún lado. — gritó levantándose del sofá y yo me quede estática, incluso teniendo miedo de respirar.— Hoy me llego la
ALEXANDERDe regreso al hotel, me sorprendí al encontrar a Caroline en la recepción y cuando se dio cuenta de mi presencia caminó hacia mí furiosa y me dio una bofetada, que no esquive, yo sabia que me la merecía.— ¿Cómo te atreviste a hacerle eso? – preguntó con sus ojos nublándose por las lagrimas que quieren salir.— No quiero hablar de eso, permiso — dije intentando pasar a su lado, pero ella me toma del brazo.— No te vas a ir así, no despues de lo que le hiciste — Masculló y sin poderlo evitar más sus lagrimas empezaron a caer por su rostro — Ella no se merecía eso, confío en ti y te entrego todo de ella.Sus palabras se clavaban profundamente en mi corazón desgarrándolo aun más, quería gritarle que yo no quería que las cosas terminaran así y menos en su cumpleaños, pero a ella no es a quien le tendría que explicar las cosas.— Por favor suéltame. — Pedí lo más calmado que pude, no quiero seguir escuchando cuanto lastime a la mujer que amo y lo idiota que fui al hacerlo.—
Tiempo actual.ALEXANDERLuego de que Isabella salió de emergencias me quede con ella todo el día haciéndole compañía y había pasado la noche en el hospital, pero en la tarde del día siguiente la deje al cuidado de Caroline para ir a mi hotel a darme una ducha y luego arreglar algunas cuentas pendientes.Eso es lo que vine a hacer en el momento que llegue a la casa donde vive mi hermana, yo creía en todo lo que me había contado Caroline pero necesitaba una explicación de Emma o que al menos me rindiera cuenta por sus acciones.— Buenas tardes joven — Saludó Carmina dejándome pasar.— ¿Dónde esta mi hermana? — pregunté directamente, en este momento no tenia tiempo para cordialidades, necesitaba volver cuanto antes al hospital.— En su habitación.— al escuchar su respuesta subí directamente y abrí la puerta de su habitación sin tocar.Ella estaba acostada en la cama al parecer viendo algo en su teléfono y al verme entrar me miro desconcertada.— ¿Qué haces aquí? — preguntó sin preámbulos