110. Proteger a su familia

Las caricias son hechas con una suavidad que Altagracia no ha podido olvidar. ¿Podría responder a otras caricias? Intentó olvidarlo tantas veces…pero su cuerpo unido al de Gerardo, de ésta manera en la que es difícil de comprender simplemente no es algo a lo que se pueda desistir.

Es suave y a la vez rudo. Mientras le hace el amor hasta entrada el amanecer cualquier oscuridad se marcha, y las cadenas de su pasado oscuro manchado por las mentiras, por la desconfianza y el miedo se alejan cada vez más y más. No tiene la necesidad de pedir en dónde quiere que la toque, cómo quiere que la toque: Gerardo sabe exactamente cómo tocar su cuerpo porque lo conoce mejor que nadie.

La deja extasiada, tanto, que el tiempo se distorsiona para ella. Más y más. Sin parar. Gerardo la hace suya de la forma más necesitada y suave posible. Dos combinaciones que la hacen llegar al clímax más de una vez.

Cuando se da cuenta que ha amanecido por ese color naranja entrando en las cortinas una vez Gerardo la
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