100. Juntos

La mirada de rabia cambia a la suavidad cuando Rafael observa a Matías, quien duerme boca arriba con su chupete, como si nada en el mundo ocurriera, y es la principal causa de la calma de Rafael.

El pequeño Matías se ha apoderado del rincón más profundo de Rafael, y amándolo como su propio hijo desde que lo vio, la idea de verlo lejos de él lo pone mal.

Las palabras de Altagracia resuenan en su mente de muy mala manera. Le juro a éste niño que si llegaba a conseguir a quienes los abandonaron les haría pagar. Y no será la excepción de ahora en adelante. Acaricia la mejilla de Matías con cuidado. No puede ser cierto. Se niega a creerlo. La lucha por Matías acabará para bien. Lo sabe. Ni siquiera Altagracia con sus amenazas podrá amedrentar la furia que nace y la sed de proteger lo que tanto le costó.

Tener un hijo.

Matías es su hijo. Él es su padre. Cualquier que diga lo contrario sufrirá las consecuencias.

Buscará la manera de desaparecer de éste lugar con Soledad y comenzar una nueva
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