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Levy.

En cuanto veo que Casius pretende acercarse a Ana, me muevo por instinto, algo que él nota y me sonríe de una manera ladina.

―Ni siquiera intentes moverte―me dice, al tiempo que mira hacia atrás y uno de sus hombres se mueve a un lado, para mostrar a un niño, lo cual me deja mudo, pero es cuando veo a Ana llorar, aunque pareciera más por alivio que por angustia.

Y entonces me fijo bien en este nuevo niño, quien parece tener la misma edad que el primero, pero, mientras el otro que está bajo la protección de Ezra se parece mucho a mí, el segundo niño es la viva imagen de Ana, con su cabello de un rojo encendido.

Es cuando lo entiendo, porque este segundo niño debe ser gemelo del primero, algo que me toma por sorpresa, y me río de la ironía, porque no podía tener hijos al no poder estar una noche completa con una mujer, en cambio, Ana ha estado conmigo todas las noches que he querido, hasta que desapareció hace tres años.

Y ella me ha podido dar no solo un hijo, sino dos en un